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José Luis Calvo Albero, coronel Ejército de Tierra: "Las amenazas híbridas pretenden influir en la población"

  • España puede ser objetivo de la “guerra híbrida” de Rusia, pero no es objetivo principal

  • Para el coronel Calvo Albero la doctrina soviética tiene mucha influencia en la actividad híbrida rusa

José Luis Calvo Albero, coronel del Ejército de Tierra
PILAR REQUENA / RED DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN UER
Tiempo de lectura 12 min.

José Luis Calvo Albero es coronel del Ejército de Tierra y un gran experto en guerra y amenazas híbridas. Ha sido profesor de Estrategia y Seguridad Nacional en el US Army War College en Pensilvania (Estados Unidos). Ha estado destinado en el Estado Mayor Militar de la Unión Europea en Bruselas y en el Estado Mayor Conjunto en Madrid, y en operaciones en el exterior, en Bosnia-Herzegovina y Afganistán. Hablamos con él en el marco de la investigación que ha realizado la Red de Periodismo de Investigación de la Unión Europea de Radiodifusión sobre la "guerra híbrida" que el Kremlin libra contra los países europeos tras su invasión de Ucrania en febrero de 2022.

PREGUNTA: ¿Qué se entiende por guerra híbrida?

RESPUESTA: Es un concepto que surge hace unos 25 años. Se refería a la capacidad que tenían algunos grupos, se toma como referencia al Hizbulá libanés, de combinar acciones irregulares con acciones convencionales. El término se hace popular en 2006, durante la guerra del Líbano, la guerra de Israel contra Hizbulá. A partir de ahí, todo el mundo empieza a hablar de guerra híbrida. Nosotros pensamos que guerra híbrida es cuando realmente hay una guerra, que era el caso del Líbano en 2006.

En el Ministerio de Defensa utilizamos más el término amenazas híbridas. Guerra híbrida es cuando hay un conflicto armado y se utiliza esta combinación de diferentes instrumentos, mientras que amenazas híbridas es cuando, sin haber un conflicto armado, se utilizan campañas de desinformación, ciberataques o ataques económicos.

P: En el caso de Rusia, ¿podríamos hablar de guerra híbrida? Hay un conflicto que es el de Ucrania.  

R: Cuando este tipo de acciones se utilizan en lo que es la guerra de Ucrania, sí se puede hablar de guerra híbrida. Para los rusos, la guerra híbrida es aquella en que todas las acciones se dirigen a apoyar una acción principal, que es una operación de información. Entonces, sí se podría hablar de guerra híbrida cuando esas acciones se hacen para apoyar la guerra en Ucrania.

Guerra híbrida, el conflicto europeo que va más allá del enfrentamiento entre Rusia y Ucrania

Ahora bien, las acciones que se realizan contra otros países sería mejor calificarlas de amenazas híbridas porque no se llega a la guerra. También utilizamos el término de zona gris, cuando no hay una guerra, pero tampoco hay paz.

P: ¿Qué tipos de actos son considerados guerra o amenazas híbridas?

R: El concepto se ha ido extendiendo. Normalmente, la guerra híbrida se inicia como una combinación de acciones irregulares, es decir, guerrilla y terrorismo, con acciones convencionales, las que hace un ejército convencional. Eso originalmente se llamaba guerra híbrida. A eso se le añade después la información, campañas de desinformación y propaganda. Luego, los ciberataques, la acción en el ciberespacio. Después, se han añadido otras acciones, como la guerra económica, ataques contra la divisa, contra determinadas empresas estratégicas. Luego se ha unido lo que los soviéticos llamaban durante la Guerra Fría medidas activas, la combinación de espionaje, subversión y sabotaje, que tampoco es una guerra. Es algo complementario a una guerra. Llamamos guerra híbrida cuando realmente derivan en conflicto armado, y amenazas cuando se realizan en ese espacio gris entre la guerra y la paz.

P: ¿Estamos volviendo a métodos o a una doctrina de la Unión Soviética?

R: Si, yo creo que la doctrina soviética tiene mucha influencia, especialmente en la actividad híbrida de la Federación Rusa. Realmente, es su herencia estratégica y estas medidas activas, la combinación de sabotaje, subversión y espionaje —el término híbrido lo utilizan desde hace muy pocos años— junto con desinformación y propaganda. Es curioso que estas acciones se lleven a cabo especialmente a través de las redes. Esto también explica el interés y esfuerzo de Rusia por convertirse en una potencia cibernética, capaz de actuar en el ciberespacio.

P: Esa vuelta a la doctrina soviética ¿tiene que ver con quién es ahora el presidente de Rusia?

R: Es posible, porque él fue miembro de la KGB. Conocía perfectamente esa doctrina de la Guerra Fría, como muchos de su generación que estuvieron en la KGB. Probablemente, han recuperado y modernizado esa doctrina clásica, la han adaptado a los nuevos tiempos y han contribuido bastante a crear lo que hoy llamamos guerra híbrida.

P: Una vez modernizada ¿cómo podríamos resumirla?

R: Quizás esto lo hizo muy bien el que todavía es jefe de Estado Mayor de la Federación Rusa, el general Guerasimov. En 2013, dijo en una conferencia: “Estamos en una situación en la que por medios que no son exclusivamente militares podemos alcanzar objetivos estratégicos, quizá con mayor facilidad que utilizando sólo medios militares”. Esa es la principal modernización.

Hay tres elementos clave en la aparición de las amenazas híbridas. La crisis de 2008, que motivó un cierto descontento, e inquietud; y la aparición de las redes sociales; de los teléfonos inteligentes, entre 2006 y 2009. Hay mucha gente descontenta conectada con su teléfono móvil las 24 horas a un torrente tremendo de información y desinformación a través de las redes sociales. Gente que está enfadada, que no cree en el sistema, que el sistema le ha fallado y que tiene la capacidad de expresar eso y de retroalimentar esa sensación a través de las redes. Esto crea una oportunidad que el general Guerasimov deja muy clara y que, actualmente, se dan las circunstancias para que, utilizando medios no militares, se pueda aprovechar la situación para conseguir objetivos estratégicos.

Eso es lo que probablemente ha modernizado Rusia del sistema soviético. Es la oportunidad, la tecnología, por un lado, la aparición de las redes sociales y el malestar de la sociedad, de muchas sociedades.

P: ¿El espionaje entra dentro de lo que llamamos guerra o amenazas híbridas?  

R: El espionaje, en realidad, existe desde siempre. Últimamente si se incluye como guerra híbrida. El problema es que estamos incluyendo dentro de ese concepto de guerra o amenazas híbridas un montón de cosas. La desinformación también existe desde siempre. Lo que pasa es que ahora hay instrumentos que la favorecen. Bajo el concepto de guerra o amenazas híbridas se ha englobado todo ese tipo de acciones que no son militares exclusivamente y que tienden más a conseguir influencia que efectos físicos. Más que a destruir un ejército enemigo u ocupar un territorio, que es lo que pretende la acción militar, se busca influir en la población para crear confusión, caos, descrédito de los líderes, falta de satisfacción con la manera en que gobiernan. Ese clima de inquietud favorece otro tipo de acciones, incluso militares.

P: De los casos de los que se habla como guerra híbrida rusa ¿realmente podemos considerar que todos están ordenados por el Kremlin? ¿O estamos metiendo muchos casos en el saco que no corresponde?

R: Una de las consecuencias que tiene la guerra híbrida es que crea un clima de sospecha, de miedo, de confusión. Es muy fácil decir que todo lo que ocurre es una amenaza híbrida y que todas esas amenazas vienen de Rusia. Lo cual no es cierto. Las llevan a cabo muchos países.

Es verdad que Rusia siempre le ha dado una importancia preferente a estas acciones, por esa tradición estratégica de la Unión Soviética, pero no son los únicos. En muchos casos no se sabe muy bien quién lo hace. Precisamente una de las características de estas acciones es que es difícil saber de dónde vienen ¿de dónde vienen las campañas de desinformación, de dónde viene un ciberataque? Es muy difícil saberlo y, aunque lo llegues a saber, a localizar el lugar de dónde ha salido, es muy difícil saber qué Estado está detrás. Probablemente hay un cierto alarmismo en este sentido. En algunos casos sí está probado que está Rusia detrás de algunas acciones, pero atribuírselas todas, probablemente es bastante exagerado.

P: ¿Hasta qué punto no puede estar exagerándose también para aumentar la presencia militar en determinados sitios, en el Báltico, en las fronteras con Bielorrusia y Rusia? 

R: Para enfrentarse a las amenazas híbridas, no se utilizan normalmente medios militares. Es decir, los ciberataques, desinformación, ataques económicos, incluso sabotajes, son una cuestión de orden público, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Que las amenazas híbridas justifiquen despliegues militares puede ocurrir en algunos casos. Por ejemplo, la ruptura de cables submarinos puede obligar a un despliegue naval, pero tampoco sería un despliegue naval inmenso porque lo que hace falta son guardacostas que vigilen que no ocurra. Es decir, medios más bien modestos y ligeros.

P: Todo el mundo está preocupado por los cables, pero no se ha podido demostrar que los incidentes que ha habido sean obra de Rusia. Se habla de que podría ser la llamada flota fantasma rusa.

R: Quizás hay algo de exageración. Una flota fantasma rusa suena muy bien en las noticias. Normalmente, cuando se habla de eso no se refiere a buques que se dedican a hacer sabotajes, sino a buques que sortean sanciones transportando petróleo de manera ilegal, o gas o productos sujetos a sanciones. Puede haber buques civiles capaces de llevar a cabo estas acciones. China también los utiliza en el mar del sur de China. No solamente Rusia ha utilizado este tipo de métodos. Muchas veces se exagera y se atribuyen a Rusia cosas que son relativamente habituales, o sus propias capacidades para realizar esas acciones.

P: ¿Algunos casos de amenazas híbridas podrían terminar provocando que se activase el artículo cinco?

R: Es difícil de definir porque, en realidad, el artículo cinco depende de que un país lo solicite y los demás lo acepten. ¿Cuál sería el umbral en el que se aplicaría? Tiene que haber una agresión clara, alguien identificado detrás de esa agresión, pero no tiene por qué ser un ataque militar. La única vez que se activó el artículo cinco fue por el ataque terrorista de las Torres Gemelas y del Pentágono. Un sabotaje especialmente grave que cause la disrupción de servicios básicos y sobre todo si causa víctimas, sí que se podría considerar una agresión. Y si se identifica que hay detrás un actor claro, podría activarse. El Estado que ha sufrido ese ataque podría reclamarlo y si los demás lo aceptan, se podría activar.

P: Muchas de esas amenazas híbridas, más que a causar daños físicos, tienen intención de crear desazón en la sociedad.  

R: Uno de los objetivos es crear ese clima de confusión, de tensión, de terror. También es normal que afecte a países que son vecinos o están muy cerca de Rusia, que, en algunos casos, fueron parte de la Unión Soviética, como los bálticos. Hay un conflicto armado en el que Rusia ha atacado a su vecino. Es comprensible ese clima de alarma. Eso también puede verse incrementado por amenazas híbridas. Lo que buscaría Rusia, probablemente sería intentar romper la cohesión de estas sociedades, desacreditar a sus líderes, crear noticias falsas que, en un momento dado, crean una alarma tremenda, para después, quizás, proceder a una acción militar contra las ya totalmente debilitadas.

P: ¿Siempre está Rusia o grupos relacionados con ella o hackers a sueldo del Kremlin? ¿O también puede haber hackers o grupos prorrusos que actúen por su cuenta?  

R: Aunque consideramos a la Federación Rusa experta en este tipo de acciones, no son los únicos que las llevan a cabo. El espionaje existe desde siempre, la desinformación, también. Hay que ser precavido. Es verdad que Rusia lo utiliza, pero no es en absoluto responsable de todas las acciones de guerra o amenazas híbridas. Cosas como la presión diplomática, la presión económica son normales en la relación entre estados, presiones para defender sus intereses. Eso es normal, no una amenaza híbrida.

P: Tenemos incendios, sabotajes que luego resulta que son accidentes o errores humanos. ¿No estamos al final contribuyendo al objetivo de Rusia?  

R: Sí, tenemos esa tendencia a atribuir a Rusia todo lo que ocurre. Es verdad que, incluso antes de la guerra de Ucrania, hubo accidentes, incendios, explosiones en polvorines que son sospechosos. Ahora bien ¿en todo lo ocurrido está Rusia detrás? Es difícil de decir. Hay grupos prorrusos de hackers que llevan a cabo ciberataques de acuerdo con intereses rusos, pero no necesariamente está el Estado ruso detrás. Son sencillamente grupos, lobos solitarios, o individuos aislados, que en un momento dado hacen acciones que piensan que benefician a Rusia porque quieren. Es un poco atrevido atribuir a Rusia todo.

P: Una de las cosas que se están detectando es el reclutamiento de criminales locales o de prorrusos para que cometan acciones. ¿Rusia ya no tiene capacidad?

R: Es bastante común. Y no lo ha hecho solamente Rusia. Una de las modalidades clásicas de las amenazas híbridas es utilizar lo que se llama proxys, grupos terceros que llevan a cabo acciones en tu nombre. A la hora de saber quién está detrás, es mucho más difícil averiguarlo. Contratan grupos de pequeños criminales, o milicias o compañías de seguridad privadas y tienen un contrato con el gobierno local, pero están trabajando para un estado determinado. Es bastante frecuente y no lo hace solo Rusia. Es una manera de quitarse de en medio, quitarse la atribución, decir: "no, yo no he sido". Y no es una señal de debilidad, de que Rusia realmente no tenga ya elementos del Estado que puedan hacer eso, sino simplemente Rusia o el que lo haga quiere ocultar sus acciones, quiere separar esa acción de los funcionarios del Estado. Así si se descubre al grupo, no se le atribuye automáticamente a Moscú.

P: ¿España es objetivo de las amenazas híbridas rusas o no?

R: Somos miembros de la OTAN, de la Unión Europea, apoyamos a Ucrania. Podemos ser un objetivo, pero probablemente no somos un objetivo prioritario. Hay países más cercanos, más potentes, sobre los que harán un esfuerzo mayor. Siempre decimos que la estrategia rusa hacia España suele ser oportunista. Si ellos ven un momento de debilidad, ven un acontecimiento o un suceso que pueden explotar, sobre todo mediante la desinformación, lo aprovecharán. Si ocurre algo que crea agitación en España, ellos intentarán aumentar esa agitación.

P: Y no tenemos muchas detectadas en ese sentido.

R: La verdad es que aquí en España acciones de desinformación, sí, en algunos momentos. Pero acciones físicas, acciones de sabotaje, acciones de destrucción de infraestructuras, no.