La presión del mandatario estadounidense, Donald Trump, hacia Ucrania —escenificada en ese tenso encontronazo con Volodímir Zelenski en la Casa Blanca hace una semana—y su alianza con la Rusia de Vladímir Putin han abocado a Europa a rearmarse. Es un giro histórico en la política de defensa y seguridad de la Unión Europea (UE), que alumbra además un nuevo tipo de Guerra Fría multilateral con grandes potencias inmersas en una carrera armamentística.
Los líderes de los Veintisiete mantuvieron el jueves en Bruselas una cumbre de seguridad que marca un cambio de rumbo en el futuro de la Unión. De forma unánime decidieron avalar la propuesta de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de invertir 800.000 millones de euros en los próximos cuatro años para aumentar el gasto en defensa. El rearme como política estratégica clave para disuadir la amenaza rusa y con Estados Unidos de perfil ante la vulnerabilidad europea. Un discurso que evoca a la retórica de la Guerra Fría, aunque el contexto es muy diferente en un mundo multilateral, donde China tiene un papel relevante y juega una diplomacia bien calculada.
"Vivimos en un mundo multipolar imperfecto con dinámicas muy diferentes a la Guerra Fría del siglo XX; pero sí es cierto que estamos viviendo métodos asimilables a los que rigieron entonces: dos bloques enfrentados con una capacidad de disuasión militar que actúa para contener al enemigo y con una carrera armamentística en marcha que aumentará en los próximos años", asegura a RTVE.es el politólogo Gustavo Palomares, director del instituto universitario General Gutiérrez Mellado.
"Diría que estamos ante nuevos problemas y nuevos escenarios, pero aplicando métodos ya de sobra conocidos", abunda Palomares, al hilo del plan de rearme acordado en el seno del Consejo Europeo, que califica de "histórico". Según este experto en relaciones internacionales, "la defensa se convierte ahora en uno de los pilares fundamentales de la Unión", un paso que no se había dado hasta ahora, lo que afectará a la configuración de la arquitectura de las instituciones europeas y sus presupuestos.
Un giro urgente ante un peligro real: la amenaza rusa
También los líderes europeos coincidieron en lanzar ese mensaje de urgencia y de punto de inflexión histórico. "Son tiempos graves para Europa", afirmó en Bruselas el mandatario francés, Emmanuel Macron, quien al frente del único país europeo con arsenal nuclear, se ofreció a liderar la defensa de la UE.
"Debemos asumir que nuestra realidad ha cambiado. Estamos en un momento histórico, que nos exige asumir nuestra responsabilidad en seguridad y defensa", decía el español Pedro Sánchez; mientras que el presidente del Consejo Europeo, António Costa, reconocía que la UE tomaba estas medidas para "apuntar más alto, guiada por un nuevo sentido de la urgencia". "La urgencia es real, Europa se enfrenta a un peligro real", incidía Von der Leyen.
Sin embargo, para Carlos López, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Nebrija, la trascendencia histórica de este acuerdo es relativa, a la espera de calibrar su desarrollo. "Es difícil medir las consecuencias inmediatas porque en la Unión Europea las decisiones no se toman en un acto concreto, sino que son procesos dilatados y complejos. (...) El Consejo Europeo no implementa políticas, pero sí las orienta. Sin duda, el anuncio es un impulso a la medida, algo valioso y significativo, pero es solo el primer paso para que el resto de instituciones europeas lo transformen en políticas reales", apunta.
Lo que está claro es que este cambio de rumbo responde a factores externos, más que a una decisión meditada interna: el motor del rearme europeo es la amenaza de Rusia y el nuevo discurso de Estados Unidos. Los líderes europeos volverán a reunirse en dos semanas para matizar los detalles del plan, pero el punto de partida es claro: ha llegado el momento de actuar y no pueden fallar. El riesgo es la propia existencia del club comunitario.
Históricamente, la UE ha avanzado a golpe de grandes crisis, como la que enfrenta ahora. Rusia y Trump han servido de catalizador, pero han pillado a Europa con el paso cambiado y ha reaccionado tarde: el triunfo electoral de Trump con un programa más hostil hacia la UE no era una sorpresa. "Es verdad que la Unión ha vivido sus mayores impulsos como resultado de grandes crisis (guerras, la crisis financiera, la pandemia de covid-19), lo que propició romper tabúes y emprender acciones audaces", indica López. "Pero, el hecho de que hasta ahora haya sido así, no quiere decir que Europa pueda sobrevivir a cualquier crisis", abunda.
Para Mario Kölling, doctor en Ciencias Políticas de la UNED, la Unión Europea da este paso porque "al fin ha entendido que es una situación muy grave y no un malentendido en las relaciones transatlánticas". Apunta a RTVE.es que Europa llevaba años dejando su defensa al albur de EE.UU. y la OTAN, desatendiendo sus compromisos en gasto en defensa. "Pero al menos es un paso decidido y lanza una imagen de unidad, que es muy importante para sentarse a negociar en los próximos meses con Putin, los pone a un mismo nivel sin divisiones internas en la Unión, señala Kölling.
Para este experto en Europa, el pacto alcanzado entre los líderes del Consejo Europeo, aunque llega tarde, representa un "cambio de paradigma" en el que la Unión tiene ahora dos frentes hostiles: Rusia y EE.UU.
Reconfiguración de alianzas
En este contexto, todos los analistas consultados por RTVE.es coinciden en que se está produciendo una reconfiguración del tablero geopolítico mundial y las alianzas clásicas. "¿Quién sabe si este acercamiento casi amoroso entre Trump y Putin puede conducir a un mayor distanciamiento de Estados Unidos respecto de Europa; o incluso a la salida de EE.UU. de la OTAN?", sugiere López, quien reconoce que los análisis geopolíticos este 2025 son complejos ante el "factor Trump".
"Es muy difícil hacer previsiones sobre los alineamientos entre las grandes potencias: EE.UU., la UE, Rusia y China. En gran medida por las políticas imprevisibles y erráticas de Trump, que un día anuncia aranceles y luego los quita"; explica López. Bajo la Administración Biden, vimos un total alineamiento entre Estados Unidos y Europa, en clara enemistad con Rusia y con una relación delicada llena de altibajos con China. Este cambio de paradigma puede conducir a que Europa reconsidere su posición y, ante el nuevo idilio EE.UU.-Rusia, se acerque a Pekín, con quien ya mantiene sólidas relaciones económicas y comerciales, vaticina el profesor de la Nebrija.
"En este nuevo sistema global las reglas y equilibrios anteriores ya no son aplicables", coincide Palomares, quien apunta a que las nuevas alianzas son además coyunturales o adscritas a determinado ámbito geográfico. "Muy probablemente la alianza de equilibrio que sirve para una zona no lo hace para otra; o dicho de otra forma, el aliado en una región probablemente pueda ser el enemigo en otra", ahonda. Por ejemplo, China y Rusia, enemigos históricos, coinciden en posturas respecto a la guerra de Ucrania y frente a Occidente. Pero ahora, con la nueva visión trasatlántica de la Administración Trump, incluso se ha desvirtuado qué es Occidente y qué valores representa.
Un soldado frente a un misil de defensa Patriot AFP/Sergei GAPON
¿En qué se debe invertir?
"Estamos decidimos a invertir más, mejor y más rápido", ha destacado la presidenta de la Comisión, que calcula que son necesarios unos 800.000 millones de euros para artillería, misiles, drones, defensas antiaéreas, ciberguerra e inteligencia artificial. Pero falta concretar de dónde saldrá ese dinero o qué plazos se marcan.
Ahí entran en juego las circunstancias internas de los Veintisiete. España se ha mostrado optimista con la posibilidad de alcanzar la meta del 2% del PIB antes incluso de 2029. Pero López recuerda que países como Hungría —que en la cumbre de Bruselas del jueves apoyó el rearme europeo, pero se desmarcó de la declaración de apoyo a Ucrania— o Eslovaquia, con las posiciones más prorrusas dentro de la Unión, pueden torpedear ese debate.
Para Guillermo Pulido, analista en defensa de la Revista Ejércitos, la prioridad deben ser las "defensas antiaéreas y las municiones de larga distancia de precisión". Este experto ha contado el jueves en Las Mañanas de RNE que la guerra de Ucrania está marcada por la "proliferación de drones kamikaze de precisión", que obligan a las defensas Patriot a replegarse para no ser destruidas por sus misiles balísticos.
Sobre la posibilidad de enviar tropas europeas en misión de paz, Pulido ha insistido en que Europa no está preparada militarmente para ese despliegue: "Rusia cuenta con 220 brigadas; Ucrania tiene unas 110 y toda Europa suma solo 82, con una preparación para el combate limitada". Tampoco ve garantías en el planteamiento de Francia, que ha ofrecido poner a disposición de Europa y Ucrania todo su paraguas nuclear: "Actualmente, Francia está en una clara inferioridad y necesitaría muchos cientos de misiles nucleares y de portadores para que su disuasión frente a Rusia sea creíble".