Israel exige la "desmilitarización total" de la Franja de Gaza y la liberación de todos los rehenes antes de pasar a la segunda fase de la tregua iniciada el pasado 19 de enero.
La primera fase, que ha permitido la entrega de 33 rehenes (ocho de ellos muertos) a cambio de la excarcelación de cerca de 1.800 presos palestinos, terminó la media noche del pasado sábado. Hasta ahora, el gobierno israelí solo había exigido la liberación de rehenes para pasar al siguiente escenario.
El acuerdo de alto el fuego contempla la liberación del resto de rehenes todavía retenidos en Gaza y la retirada total de las tropas israelíes en una segunda fase. Sin embargo, las conversaciones están bloqueadas. Israel ha propuesto extender otros 42 días la primera fase, mientras que Hamás insiste en que eso es una violación del acuerdo inicial.
"No hay acuerdo sobre la segunda fase", ha declarado Gideon Saar, ministro de Exteriores israelí. "Exigimos la desmilitarización total de Gaza. Hamás y la Yihad Islámica fuera. Y que nos devuelvan a nuestros rehenes. Si aceptan eso, podremos implementar la fase dos mañana", ha especificado.
"Sólo nos quedará entonces discutir la proporción de terroristas [en referencia a los presos palestinos, muchos de ellos encerrados sin acusación formal ni juicio] que quieren sacar de nuestras cárceles", ha insistido Saar.
El ministro israelí ha argumentado que Israel ha cumplido lo acordado y que no hay nada en el pacto original que asegure que obligue a aplicar automáticamente la segunda fase, sino que, al contrario, esta debe negociarse.
Hamás aboga por negociar y pasar a la segunda fase, durante la que los rehenes iban a ser liberados, pero que implicaba la retirada de las tropas israelíes y el fin de las hostilidades. La organización palestina, además, acusa a Israel de violar la tregua 962 veces con ataques a la población civil, bombardeos, retrasos en la liberación de prisioneros y la limitación de de la entrada de la ayuda humanitaria por debajo de los niveles pactados.
Israel justifica el boicot de la ayuda humanitaria
Saar ha justificado también el boicot a la entrada de ayuda internacional al enclave palestino. "La ayuda que va a Hamás no es humanitaria. Por desgracia, la adquisición de bienes por parte de Hamás la convirtió en un motor económico para ellos. Se convirtió en el principal ingreso presupuestario de Hamás en Gaza", ha dicho Saar.
Las autoridades israelíes bloquean desde el pasado domingo la entrada de toda la ayuda humanitaria, que había aumentado como parte de la tregua.
La ONU ha recordado a Israel que el boicot de la entrada de ayuda es contrario a la legislación internacional y podría constituir un crimen de guerra.
Los ataques israelíes desde el 7 de octubre han matado a más de 48.000 personas en Gaza, la mayoría civiles, y la cifra real puede ser muy superior ya que muchos cadáveres no se han recuperado aún. Aquel día, Hamás y otras milicias palestinas atacaron el sur de Israel, mataron a 1.200 personas y secuestraron a 240.