El empresario Alberto Luceño ha aseverado este miércoles en el juicio por el caso mascarillas que sin Luis Medina, su socio en la operación de compraventa de material sanitario al Ayuntamiento de Madrid en la pandemia, no hubiera habido "negocio", y ha señalado también que la responsable municipal de compras en aquella época nunca le preguntó sobre si iban a recibir comisiones.
La Audiencia Provincial de Madrid celebra este miércoles la séptima sesión del juicio a los empresarios Alberto Luceño y Luis Medina acusados de estafa al Ayuntamiento de Madrid al inicio de la pandemia, en tres contratos de compraventa de material sanitario en los que se embolsaron seis millones de euros en comisiones.
La Fiscalía pide 15 años de cárcel para Luceño por presunta estafa, falsedad documental y fraude, y 9 años para Medina por presunta estafa y falsedad documental.
Luceño está contestando a todas las partes y se muestra seguro en sus respuestas, reconociendo que lo sabe "todo" del proceso, y de hecho la presidenta de la Sala ha dicho en una ocasión, al pretender intervenir su letrado, que el acusado estaba contestando detalladamente y sabe dónde están los documentos que se manejan en la causa.
Su conversación con la responsable de compras
El acusado ha explicado ante el tribunal que él fue "un transmisor de información" entre vendedor y comprador, que la responsable de compras municipal le pidió "ayuda" y que no la dejara "sola", y que ambas partes acordaron unos precios sin que él supiera la comisión que cobraría hasta después.
Así, ha relatado que habló por primera vez con la responsable de compras entonces del Ayuntamiento, Elena Collado, el 22 de marzo de 2020 por la noche, porque su socio Luis Medina le había dado su teléfono el día anterior, pero ese día no la pudo llamar porque él estaba en China.
En una conversación de unos diez minutos, él le preguntó a Collado qué necesitaba, y ella le dijo que tenía "una necesidad imperiosa de material sanitario", por lo que él le explicó que tenía experiencia de cuatro años en China y sabía cómo conseguirlo. "Me pongo a su disposición y nos manda un cuadro con 37 artículos que necesitaban. Y nos centramos en las mascarillas, guantes y test", ha detallado.
Ha reconocido que en ese momento no le dijo a Collado expresamente que lo que quería era ayudar, pero que "evidentemente quería ayudar" entre otras cosas porque tiene familiares sanitarios. "Mi trabajo consiste en poner de acuerdo al vendedor y al comprador, en que se haga la operación", ha dicho, precisando que él representaba al vendedor, que era la empresa asiática Leno, y fue "un transmisor de información" entre las dos partes.
También ha querido dejar claro que durante todo el proceso "nunca" le dijo a Collado que él fuera agente de la empresa Leno, y sobre su intención en la compraventa ha llegado a asegurar que si hubiera querido estafar, "hubiera ofrecido los 26 artículos del cuadro de suministros y hubiera ganado mucho más".
No se habló de comisiones
Sobre la comisión que acabó cobrando, de cinco millones él y de un millón, Medina, ha contestado al fiscal que "en ningún caso" el Ayuntamiento le preguntó ni él lo dijo. "No voy diciendo lo que se gana, y yo no sabía lo que se me iba a retribuir", ha añadido.
En la misma línea, ha indicado que al inicio de las conversaciones no sabían las comisiones que iban a recibir y que el precio de las mascarillas, que se fijó en 6,6 dólares, se cerró entre el comprador y el vendedor cuando se firma el contrato, a través de la empresa funeraria municipal.
De igual modo, ha agregado que él no sabía lo que iba a percibir de comisión y que esa cantidad la fija el que paga cuando se materializa la operación, añadiendo que fue Leno el que determina que Luis Medina y él iban a recibir cantidades diferentes.
Luceño ha relatado cómo su objetivo es que la mercancía llegase lo antes posible y con las características acordadas, y que "el miedo" de la responsable municipal de compras "no eran las comisiones" sino que efectivamente llegara la mercancía en tiempo y forma.
También ha explicado que cuando se produjo el contratiempo con uno de los lotes de guantes, se procedió a la devolución del dinero después de que Collado le alertara de que el proveedor les había estafado. "Estaba preocupada. Elena realmente pensaba que le había estafado la fábrica. Pensaba que era una estafa como la de Sinclair --un caso que también investigó la Justicia--", ha dicho.
Ha asegurado asimismo que vio al dueño de Leño, San Chin Choon, en una ocasión, aunque luego hablaron por teléfono y por correo en muchas ocasiones. "Hablé poco, porque tiene un ingles achinao", ha añadido.