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Tres años de guerra en Ucrania: un país destrozado que busca la paz

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Cristal roto sobre imagen de soldados en guerra; texto "DIARIO DE UCRANIA", "3 AÑOS DE GUERRA" y "rne audio".
AITOR SÁNCHEZ
Tiempo de lectura 8 min.
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Diario de Ucrania - Tres años de guerra: un país destrozado que busca la paz

Ucrania está cansada. Se nota en el campo de batalla, donde Rusia sigue apretando para tratar de conquistar todo el Donbás y donde escasean el armamento y los soldados. Y se nota en el ánimo de los ciudadanos y los soldados ucranianos que llevan tres años luchando contra el agresor ruso y ven cómo el apoyo que le han venido prestando sus aliados peligra más que nunca.

¿Cómo está Ucrania después de tres años de guerra? ¿Cuál es la situación en el campo de batalla? ¿Qué opinan los ucranianos de los planes de Donald Trump? ¿Es posible construir una paz entre Ucrania y Rusia? Son algunas de las preguntas que tratamos de responder en un capítulo especial del podcast 'Diario de Ucrania' con motivo del tercer aniversario de la guerra.

La situación en el frente: Rusia empuja en el Donbás

"Hay una gran actividad bélica y una enorme tensión, con continuos ataques por parte de la artillería y la aviación rusa". Así describe Fran Sevilla, enviado especial de RNE a Ucrania, lo que se está viviendo en el Donbás. Fran nos cuenta desde Kramatorsk que, a diferencia de otros inviernos, este año Rusia no ha disminuido sus ataques con el frío. "El objetivo es completar la ocupación de esa zona del este de Ucrania. Básicamente les queda por ocupar un tercio de la provincia de Donetsk".

Rusia tiene entre ceja y ceja la localidad de Pokrovsk, clave en esa conquista de Donetsk. No ha dejado de intentar capturarla en los últimos meses, de momento sin éxito. "Los rusos ganan terreno muy lentamente y a costa de perder muchas tropas. Ahora se están concentrando en el llamado "Cinturón de fortalezas" de Ucrania, una línea formada por cuadro ciudades del este que son la columna vertebran en la defensa de Donetsk", nos explica Angelica Evans, investigadora del Instituto para el Estudio de la Guerra.

El hecho de que Rusia se haya fijado un objetivo tan ambicioso hace pensar a la investigadora estadounidense que Rusia no se está preparando para detener su máquina de guerra. "Conquistar ese cinturón puede llevar años, lo que indica que Rusia se está preparando para un esfuerzo de guerra largo", afirma Evans, que subraya que "los ucranianos siguen defendiéndose bien y mantienen su capacidad para llevar a cabo contraataques significativos".

Pero Rusia no solo azota en el Donbás. La zona del frente en el sureste del país sigue estando viva y constantes choques. Se nota por ejemplo en Jersón, donde acaba de estar Aurora Moreno, otra de las enviadas especiales de RNE a Ucrania, que nos recuerda que esa provincia ha sufrido 75.000 ataques desde que empezó la guerra. "La vida sigue siendo muy dura. Los ataques son constantes, las infraestructuras energéticas siguen siendo atacadas, es habitual quedarse sin calefacción y ahora mismo estamos a -8º", explica.

Kursk, la gran baza de Ucrania

El pasado mes de agosto, Ucrania sorprendió a todos con la incursión de sus tropas en la región rusa de Kursk. Consiguió avanzar varios kilómetros cuadrados hasta que los rusos frenaron la sangría. "Los rusos continúan recuperando terreno y no hemos visto ningún avance ucraniano importante desde que comenzaron la incursión", afirma Angelica Evans, que cree que el objetivo de Rusia es recuperar cuanto antes esa región para arrebatarle a Ucrania una baza importante en unas eventuales negociaciones de paz. Pase lo que pase, Evans considera que Ucrania ya conseguido un objetivo importante con esta operación. "Ha servido para desviar a Rusia de sus intenciones de atacar el norte de Ucrania".

Es precisamente en Kursk donde han estado combatiendo los, al menos, 10.000 soldados que Corea del Norte ha enviado a la guerra para ayudar a Rusia. Sin embargo, según Evans, el Kremlin no está sabiendo sacarles partido. "Esas tropas de Corea del Norte están muy bien entrenadas para operaciones especiales, pero Rusia las está mandando a la primera línea del frente con fuerzas rusas mal entrenadas. Y ahí están sufriendo muchas perdidas".

Los problemas de Ucrania: faltan armas y soldados

El frente es el punto en el que más se nota la fatiga de Ucrania. Ucrania tiene problemas para reclutar a nuevos combatientes y los que están en primer línea no pueden descansar. "Hay una diferencia abismal con lo que ocurría al principio de la guerra. Cuando comenzó la invasión había miles y miles de voluntarios. Bueno, pues ya no es igual, nos cuenta Fran Sevilla. "Ahora mismo los ucranianos están centrados en abordar la escasez de soldados. Es su problema más acuciante", confirma Angelica Evans.

El material bélico también escasea. "Se les ve determinados, pero viven en unas condiciones precarias y con muy pocos recursos. Por ejemplo, en un regimiento nos explicaban que necesitan cosas tan básicas como todoterrenos o furgonetas. Muchas veces ven con los drones a los helicópteros rusos, pero se les escapan y no pueden alcanzarlos", relata Aurora Moreno.

La actitud de Trump divide a los ucranianos

El cansancio también es palpable entre el resto de la población ucraniana y los últimos movimientos de Trump han hecho que afloren divisiones en la opinión pública. "Todos coinciden en que nadie en su sano juicio quiere una guerra, pero hay gente que dice aceptaría un final sea como fuera, es decir, perdiendo pues los 112.000 kilómetros cuadrados que ocupa Rusia. Otros, sobre todo en la zona del oeste, donde menos se siente la guerra, se inclinan por mantener una resistencia", nos cuenta Aurora Moreno.

Una división de la que también está siendo testigo Fran Sevilla. "Hay gente que dice que ha llegado el momento de que acabar la guerra cueste lo que cueste. Y hay gente que dice que no se puede renunciar, porque si se renuncia a esa parte de territorio ucraniano y si se cede ante la imposición militar rusa, en unos años Rusia volver de nuevo a intentar conquistar más territorio de Ucrania".

Los testimonios de los cuatro ucranianos que participan en este capítulo sirven para constatar esa división de opiniones. Semen, que está en el frente, cree que no se puede hacer las paces con un dictador que ha invadido un país, ha conquistado parte de sus tierras y ha matado a mucha gente durante tres años. "Es una traición a los valores occidentales", asegura.

Tatiana introduce matices. "Toda la población de Ucrania está anhelando que llegue la paz, pero las condiciones de esta paz nos duelen muchísimo a todos. Esta incertidumbre provoca todavía más dudas y más dolor. Las palabras de Trump parecen más las de un hombre de negocios que las de un político". Oleksandr comparte ese discurso. "No sabemos a dónde van estas negociaciones y si tendrán lugar. Como muchas veces en el pasado, estamos en una situación de incertidumbre completa. Por supuesto que queremos que la guerra se acabe, pero Trump quiere hacer cosas que no puede hacer".

En el extremo opuesto a Semen, escuchamos a Tim, que lleva mucho tiempo evitando ir al frente y que vive con miedo el endurecimiento del reclutamiento por parte de Ucrania. "Mucha gente tiene mucha esperanza de que llegue la paz pronto. Entre mis amigos, conocidos, familiares, no preocupa tanto que tipo de paz sea. La gente está cansada y quieren la paz lo antes posible".

Cómo se construye la paz

Esos testimonios discrepantes ponen de manifiesto lo difícil que es parar una guerra. La diplomacia y el diálogo no han sido capaces de abrirse paso en estos tres años pese a que hubo una iniciativa liderada por Turquía y algunas propuestas de países como China, Brasil y Sudáfrica que nunca fructificaron. "La posición de Estados Unidos era muy diferente a la de ahora. Había un rechazo a considerar las posibles iniciativas de mediación o de negociación del fin del conflicto, en la medida en que esa negociación se percibía como una debilidad frente a Rusia. Todo el discurso era sobre ganar militarmente y no entrar a negociar", explica Mabel González Bustelo, experta en procesos de mediación internacional en conflictos armados y políticos.

González Bustelo duda también de que lo que está encabezando Trump sea un proceso de paz. "No creo que podamos llamarle negociación porque es fundamental contar con la voluntad de las dos partes y, hasta ahora, está haciendo todo sin consultar a Ucrania y sin consultar a Europa. "Creo que lo que deberíamos tener es una mesa amplia de conversaciones donde estuvieran Ucrania y Rusia, donde tendrían que estar Estados Unidos y la Unión Europea también y donde tendría que haber uno o más terceros actores fiables que sean imparciales y aceptados por las partes".

La experta, asesora del Área de Construcción de la Paz del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, nos explica lo más difícil de todo proceso de paz. "Las partes deben pasar del esquema de la guerra, que es un juego de suma cero, donde o bien ganas o bien pierdes, a una mesa de negociación que no es un juego de suma cero. En una mesa de negociación no lo vas a ganar todo, vas a conseguir algunas cosas, pero vas a tener que renunciar a otras".