El ataque de Irán contra Israel del pasado sábado amenaza con una escalada que puede extender la guerra por Oriente Medio. El mundo está en vilo a la espera de la posible contra-respuesta de Israel, que ya ha dicho en la ONU que se reserva ese derecho.
La andanada iraní, aunque espectacular, fue medida y anunciada y no causó víctimas mortales ni importantes daños materiales, y debe entenderse en el contexto de la guerra en Gaza y en el más amplio del antagonismo entre ambos países desde la revolución iraní de 1979.
Recopilamos aquí las claves del ataque.
El contexto: guerra en Gaza y ataque al consulado iraní
El 7 de octubre, Hamás y otras milicias de la Franja de Gaza penetraron en el sur de Israel, matando a 1.200 personas y secuestrando a 240. La venganza israelí, en forma de operación militar por tierra, mar y aire, se ha cobrado hasta el momento la vida de más de 33.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños.
Desde el mismo día, Irán mostró su apoyo a Hamás, pese a que la incursión en Israel se produjo sin su conocimiento. Teherán presta su respaldo a Hamás al igual que a otras milicias en distintos países de la región, como Hizbulá en Líbano, Kataib Hizbulá en Irak, los hutíes de Yemen y al régimen de Bachar al Asad en Siria. Estos actores forman el llamado "Eje de Resistencia", una coalición informal que se opone a la ocupación de Palestina, a cualquier normalización de relaciones con Israel y a la influencia de EE.UU. en la región.
Desde el 8 de octubre, varios de los grupos del "Eje de la Resistencia" acosan a Israel en solidaridad con los palestinos. Hizbulá ha lanzado proyectiles contra el norte de Israel (e Israel ha bombardeado el sur del Líbano), y los hutíes han secuestrado y disparado contra barcos mercantes en el mar Rojo, provocando la respuesta de una coalición internacional encabezada por Washington. Los hutíes han disparado también varios misiles contra Eilat, en el sur de Israel, que han sido interceptados. Por su parte, las milicias pro-iraníes de Irak han tacado bases militares estadounidenses.
Israel considera que Irán está detrás de toda esta actividad en su contra, y que la sede principal de las operaciones de inteligencia y organización iraníes está en la vecina Siria. Israel ha bombardeado en varias ocasiones supuestas bases o envíos de armas iraníes en suelo sirio, sin que haya habido respuesta ni de Siria ni de la comunidad internacional.
El 1 de abril, sin embargo, Israel subió su apuesta contra Irán con el ataque contra su consulado en Damasco. Aunque Tel Aviv no ha reconocido su autoría, tampoco la ha negado, y nadie duda de quién fue el responsable. Murieron 13 personas, entre ellas dos generales de los Guardianes de la Revolución.
Las sedes diplomáticas en el extranjero se consideran territorio soberano del país en cuestión, por lo que Irán considera, con razón, que se trata de un ataque contra su territorio y una violación del derecho internacional.
Desde el bombardeo del consulado, se esperaba que Irán respondería de alguna manera. La amenaza llegó del mismísimo Líder Supremo iraní, Alí Jamenei. EE.UU. había avisado el viernes de que el ataque era "inminente", y el presidente Joe Biden advirtió directamente a Teherán: "No lo hagan".
Había dudas, no obstante, de si la respuesta sería simétrica (ejecutada por las capacidades militares iraníes similares a las usadas por Israel, contra suelo israelí, y buscando un resultado similar) o asimétrica (utilizando medios distintos, contra objetivos diversos, y no involucrando a las Fuerzas Armadas). Jamenei había dicho que ninguna embajada israelí era "territorio seguro", por lo que podía pensarse en un atentado contra una delegación diplomática en algún país del mundo. El secuestro, el mismo sábado, de un barco en el Estrecho de Ormuz hizo pensar en que ese sería el tipo de respuesta esperable. Pero no fue así, y la verdadera respuesta estaba por llegar.
La conflagración debe entenderse también en el contexto más amplio de la enemistad entre Israel e Irán desde 1979. Antes de esa fecha, Israel era aliado del régimen del sha. Pero la Revolución Islámica dio un vuelco a las alianzas de Irán, un país de interés estratégico por su posición geográfica y por sus reservas de hidrocarburos, y al tablero internacional. Israel y Estados Unidos pasaron a ser señalados como los principales enemigos de la nueva República Islámica, y así ha sido desde entonces.
El ataque: más de 300 drones y misiles
A las 21:30 horas del sábado (hora española, una hora más en Israel), el cuerpo de los Guardianes de la Revolución anunció el comienzo de la operación bautizada como Promesa Vinculante. Irán lanzó una primera tanda de drones "suicidas" Shaheed 136, que tardarían varias horas (7-8, según algunas fuentes) en recorrer los más de 1.700 kilómetros que le separan de Israel. Una hora después, para coincidir con la llegada de los drones, Irán lanzó sus misiles de crucero; y en último lugar, misiles balísticos, que tardan minutos en recorrer esa distancia.
La intención parecía ser saturar las defensas israelíes con los drones para que alguno de los misiles tuvieran más oportunidades de impactar contra sus objetivos. Es una táctica que Rusia ha probado en Ucrania, contando también con drones de diseño iraní pero fabricados en Rusia, como recuerda el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). A cambio, Irán renunciaba al factor sorpresa. Sus drones y proyectiles debían atravesar el espacio aéreo de varios países (por la vía más corta, al menos Irak y Jordania) antes de penetrar en el espacio aéreo israelí, por lo que habría tiempo para neutralizarlos. A Biden incluso le dio tiempo a regresar a Washington y convocar a su Consejo de Seguridad.
Además de Israel e Irán, Irak, Jordania y Líbano cerraron su espacio aéreo. Las autoridades israelíes ordenaron a la población en los Altos del Golán, Eilat, Dimona y Nevatim que permanecieran en los refugios.
Hacia las 23:00 horas, aviones de Estados Unidos, Reino Unido y Jordania comenzaron a interceptar drones y misiles antes incluso de que llegaran al espacio aéreo israelí. Francia también ha prestado apoyo. La participación de Jordania en la defensa de Israel, el único Estado árabe, es reseñable.
El portavoz militar israelí, contraalmirante Daniel Hagari, ha asegurado que el 99 % de los proyectiles fueron "interceptados", dentro o fuera del espacio aéreo israelí. En total, 120 misiles balísticos, 30 misiles de crucero y más de 170 drones, según la misma fuente, algunos lanzados por aliados de Irán desde Irak, Siria y Yemen.
No hubo víctimas mortales, y solo una niña resultó herida grave.
Coincidiendo con los lanzamientos iraníes, Hizbulá disparó también varios cohetes contra una base en el norte de Israel, pero su contribución ha sido menor.
El ataque en sí ofrece varias lecturas. En primer lugar, Irán ha demostrado las fortalezas y debilidades de su capacidad misilística. Irán dispone de varios misiles capaces de alcanzar Israel (los Jorramshahr, Sejjil, Soumar, Ghadr y Emad). Varios proyectiles han atravesado las defensas israelíes y han llegado a impactar en el suelo, causando daños menores (como un socavón en la pista de aterrizaje de la base de Nevatim, en el Neguev).
Sin embargo, según el Wall Street Journal que cita fuentes oficiales anónimas estadounidense, un 50 % de los misiles balísticos fallaron al despegar o se estrellaron antes de alcanzar su objetivo.
Por su parte, Israel ha mostrado la efectividad de su defensa antiaérea "multicapa": la Cúpula de Hierro para cohetes y misiles de corto alcance; la Honda de David y las baterías Patriot para los de medio alcance; y los sistemas Arrow para los de mayor alcance. Pero también la importancia de la ayuda de sus aliados, principalmente de Estados Unidos.
En segundo lugar, ambos contendientes han mostrado en parte sus cartas y han ofrecido al oponente una demostración de sus capacidades y estrategias, que ahora ambos podrán ajustar.
Un movimiento medido y anunciado
Irán ha asegurado que el ataque estaba diseñado para responder al bombardeo de su embajada, como un acto de legítima defensa amparado por el artículo 51 de la Carta de la ONU, pero sin provocar una escalada. Durante el desarrollo mismo del ataque, la embajada de Irán ante la ONU comunicó que "el asunto puede considerarse concluido".
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amirabdollahian, ha asegurado que su país avisó a los países vecinos y a EE.UU. con 72 horas de antelación, algo que han confirmado funcionarios turcos, jordanos e iraquíes pero que Washington ha negado.
"Con una operación muy limitada hemos querido restablecer el equilibrio y atacar los dos orígenes del ataque armado contra nuestra embajada", ha declarado en La Hora de La 1 el embajador de Irán en España, Raza Zabib.
"Sabíamos que Irán iba a responder, y casi casi lo dejaron saber. Estábamos esperándolo. Los servicios de inteligencia sabíamos bien que iba a ser ayer por la noche. Esto significa que Irán quería graduar el daño que iba a hacer", reconoció en el Canal 24 Horas el alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell.
"Puede tratarse de un ataque calculado - ha explicado en Café d'idees de TVE Moussa Bourekba, experto del CIDOB - Los objetivos no eran civiles, los medios usados no eran todos de los que dispone Irán, y avisaron a EE.UU., Turquía, Irak y otros vecinos árabes, horas o incluso días antes del ataque. Esto nos lleva a pensar, de forma casi paradójica, que ha sido un ataque directo para mandar el mensaje a Israel y a sus aliados de que Irán no quiere la escalada".
Líneas rojas sobrepasadas
Pese a lo medido del ataque, y a que Irán ha asegurado que la operación está "cerrada", la acción constituye un hecho histórico: es la primera vez que Irán ataca directamente a Israel. Hasta ahora lo habían hecho sus aliados regionales.
Había habido acciones encubiertas en suelo iraní, como ciberataques y asesinatos de dirigentes militares o de científicos involucrados en el programa nuclear iraní, todas ellas atribuidas por Teherán a los servicios secretos israelíes, aunque ninguna reivindicada.
Sin embargo, el enfrentamiento entre ambos países se había mantenido por debajo del umbral de una guerra directa. Ahora se ha sobrepasado una "línea roja", según ha explicado en TVE el catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la UCM Ignacio Álvarez Ossorio.
"Irán nunca antes había atacado territorio israelí, Israel no puede dejar ese ataque sin respuesta porque sería invitar a otros actores a seguir la senda de Irán". Por su parte, Irán no podía dejar sin respuesta el ataque contra su consulado en Damasco, y tenía que "restaurar su credibilidad" entre los miembros del llamado "Eje de la Resistencia".
Qué va a pasar ahora: pendientes de Israel
Tanto Israel como Irán consideran que el resultado es un éxito: Tel Aviv, porque sus defensas han sido (casi) imbatidas; Teherán, porque ha demostrado que puede llegar hasta Israel.
Pero mientras Irán insiste en que el episodio está "cerrado", Israel deja la puerta abierta a responder, ahora o en el futuro.
En la reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad, Israel ha reclamado su derecho a tomar represalias. Teherán ha avisado de que un "nuevo error" israelí desencadenará una acción "considerablemente más severa".
Según medios israelíes, en el Gabinete de Guerra, un Ejecutivo reducido del que forman parte solo cinco personas, la opinión es que hay que responder. La duda es la envergadura de la respuesta.
"En el caso de un choque frontal, Israel tendría detrás de sí a todos los países occidentales con EE.UU. a la cabeza", ha señalado Álvarez Ossorio. Biden, no obstante, ha hecho saber al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que EE.UU. no participará en una acción ofensiva contra Irán.
"A nadie conviene ir más allá - ha asegurado en el Canal 24 Horas Juan Rodríguez Garat, almirante retirado - Irán ha sido prudente, lleva sin atacar bases americanas desde que sus proxies mataron a tres soldados americanos en Jordania. EE.UU. ha dicho que no acompañará a Israel por el camino de la guerra. La única duda que podemos tener es Netanyahu, que está en una posición débil porque la campaña de Gaza no le va suficientemente bien. Es posible que él sí quiera escalar más para recabar el apoyo público que ha conseguido con la espectacular de tecnología militar en la defensa contra este ataque masivo".
El G7, que reúne a las siete mayores economías del mundo, ha condenado ocurrido, al igual que el secretario general de la ONU, António Guterres. Junto con la Unión Europea, estas organizaciones han llamado a la "contención" para frenar la escalada.
Mientras tanto, Israel continúa bombardeando a los palestinos de Gaza, el lugar que está en el centro de la espiral de violencia que amenaza a la región. Este lunes han muerto al menos otras 68 personas, y el total de víctimas mortales suma ya 33.797. Israel ha llamado a miles de reservistas para "acciones operativas" en la Franja, lo que hace temer que Netanyahu quiera aprovechar el renovado apoyo internacional ganado con la agresión iraní para llevar a cabo la anunciada invasión terrestre de Ráfah.