Cuando aún no se ha resuelto del todo el mapa electoral teñido de azul que dejaron las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y, aún con gobiernos por decidir en algunas comunidades, España se adentra en una nueva cita con las urnas y en una nueva campaña electoral.
La madre de todas las batallas electorales, las generales, determinará el próximo 23 de julio si la ola de cambio iniciada el 28M por el PP como actor principal y con Vox en el papel secundario sigue su onda expansiva y acaba en La Moncloa, o si, por el contrario, el PSOE consigue dar la vuelta a las encuestas y se mantiene en el Gobierno.
La política arde en un mes de julio en el que los partidos se disponen, otra vez, a iniciar una férvida campaña electoral, menos volcada en los mítines tradicionales y más en los medios de comunicación. A partir de las 00:00 de este viernes los candidatos ya podrán colocarse en la línea de salida para pedir oficialmente el voto e iniciar la carrera, esta vez sí, definitiva. El fin del camino no es otro que el Gobierno de España.
Informe Semanal - El verano del 23J
Aquí, algunas claves de estas elecciones generales del 23J:
Del 28M al 23J: seis semanas de hiperactividad política
Acostumbrado a los golpes de efecto y a las decisiones inesperadas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejaba con la boca abierta a propios y extraños cuando anunciaba el adelanto de las elecciones generales al próximo domingo 23 de julio, cuando estas tocaban a finales de este año, con la fecha límite del 10 de diciembre.
Sánchez no daba tiempo a digerir el resultado en las municipales y autonómicas, nefasto para el PSOE y muy bueno para el PP, y giraba por completo la conversación cuando España aún casi no se había despertado tras la noche electoral del 28M. Ducho como pocos en el riesgo político, el candidato del PSOE asumía "en primera persona" la clarísima derrota del PSOE del 28M y llamaba a aclarar cuanto antes la voluntad de los españoles. Si el PP había planteado esa primera cita electoral como una primera vuelta y un plebiscito "contra el sanchismo", él recogía el guante y pedía salir al campo ya para jugar la segunda parte.
De esta forma, el PSOE tomaba la iniciativa política sangrando aún por la herida de la pérdida de poder institucional el 28M y obligaba a los partidos a recolocarse en una batalla electoral sin descanso. Desde el adelanto electoral han pasado tan solo seis semanas que se definen por la total hiperactividad política marcada por las negociaciones para conformar gobiernos municipales y autonómicos entre PP y Vox con líneas rojas y escollos insalvables que han dado paso después a cambios de postura, rectificaciones y apretones de manos.
Estos pactos se han convertido en el principal dolor de cabeza para el líder y candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, y en munición para el PSOE, que ve cómo repunta ligeramente en las encuestas. Los socialistas creen que "hay partido".
Y todo ello en medio de una pelea catódica entre los líderes políticos, que se prodigan mañana, tarde y noche en entrevistas para lanzar sus mensajes y no perder comba.
Los pactos deciden: del bipartidismo al bibloquismo
Se espera una campaña frenética y dura en la que la palabra 'pactos' será, de nuevo, clave. Ningún partido parece destinado a obtener la mayoría absoluta siempre soñada de 176 diputados, de tal forma que el foco está puesto en los dos posibles bloques que podrían gobernar España: el PP con Vox y el PSOE con Sumar.
El segundo bloque no parece tener inconveniente en asumir esa suma y reeditar, si le dan los números, ese gobierno de coalición progresista con el aliciente, además, para Sánchez de entenderse más y mejor con Yolanda Díaz que con Podemos. Pero el PP ha hecho del circunloquio la forma habitual de referirse al posible gobierno de coalición entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Tras muchos giros esta misma semana el líder del PP reconocía que es "lógico" que Vox entre en los gobiernos cuando sus votos afirmativos sean necesarios para que gobierne el PP. Mientras, siguen configurando gobiernos conjuntos a lo largo y ancho del país en 140 ayuntamientos y las comunidades de Extremadura y Comunidad Valenciana, además de Castilla y León, donde ya gobernaban juntos.
Los sondeos coinciden en que Alberto Núñez Feijóo será el vencedor de las elecciones generales, pero todos también apuntan a que tendrá que mirar a su extrema derecha.
La tercera vía de la abstención del PSOE para que el PP gobierne sin Vox se alimenta poco a poco y Feijóo ya ha dicho que llamará uno a uno a los 'barones' para que convenzan a Sánchez de esta posibilidad, si el PP gana. Y Sánchez ya vuelve a hacer suyo su mantra del 'no es no' y le recuerda al PP que él tuvo que repetir las elecciones de 2019 ante la falta de acuerdo con Unidas Podemos, que posteriormente sí se dio, y que el PP en ese punto no se planteó la abstención para que él gobernara sin necesidad de socios.
Hay que remontarse a las elecciones generales de 2011 para recordar el último año en el que el bipartidismo reinante en la historia política de España alcanzaba un porcentaje del 74% de los votos con los números a los que antes estaban acostumbrados un PSOE y un PP, que se alternaban en el poder sin tener que contar más que con sus votos. Ese año el PP de Mariano Rajoy sumaba 186 diputados y el PSOE, 110, con CiU como tercera fuerza en España con 16 escaños.
Eran otros tiempos, previos a un multipartidismo que trajo lo que se denominó la nueva política protagonizada por Podemos y Ciudadanos y que explotó en las generales de 2015 con un Congreso de los Diputados mucho más repartido con cuatro principales fuerzas: PP (123), PSOE (90), Podemos (69) y Cs (40).
En las últimas elecciones generales, las de 2019, con doble cita electoral, en abril y en noviembre, la realidad política en España se fragmentó hasta dar a la luz esas urnas al Congreso más fragmentado de la historia con 16 partidos, los que actualmente forman parte de la Cámara Baja con 350 diputados: PSOE (120), PP (89), Vox (52), Unidas Podemos (35), ERC (13), Cs (10), JxCat (8), PNV (6), Bildu (5), Más País (3), CUP (2), CC (2), NA (2), BNG (1), PRC (1) y Teruel Existe (1).
Hace cuatro años el PSOE ganaba las elecciones generales, pero sin mayoría suficiente para gobernar y se configuró el primer gobierno de coalición de la actual democracia con PSOE y Unidas Podemos como protagonistas. Las encuestas apuntan a que los gobiernos de coalición han venido para quedarse, así que las elecciones ahora se miden en términos de bloques ganadores más que de partido ganador. El PSOE ha asumido esto, pero el PP no.
Lo que sí dejaron claras las pasadas elecciones del 28M es que el bipartidismo cobra fuerza y que los ciudadanos vuelven a concentrar el voto en los dos grandes partidos de España.
Nuevos candidatos tras una legislatura muy convulsa
El cambio tan profundo de líderes nacionales en tan solo cuatro años de legislatura pone de manifiesto la velocidad a la que circula la política española en los últimos tiempos. De los cinco principales candidatos que se presentaron en las elecciones generales de 2019- Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Santiago Abascal (Vox)- solo quedan dos y los otros tres ya están fuera de la política.
Si antes los líderes nacionales se presentaban legislatura tras legislatura y las carreras políticas se alargaban durante años, el ritmo y las formas de la política actual crea líderes tan rápido como los 'tritura' y 'entierra'.
La casuística es diversa en la caída en desgracia de estos líderes políticos y el análisis de la salida de la política de Casado, Rivera e Iglesias da para muchas líneas pero, por resumir: el líder del PP fue defenestrado tras una cruenta batalla con Isabel Díaz Ayuso de la que salió de Génova 'con los pies por delante' dando paso a un Feijóo que reconoce no le quedó otra que presentarse a liderar un partido que vivió en aquellos días la peor crisis interna de su historia. Ahora por primera vez y a sus 61 años, Feijóo cambia su cómoda Galicia, donde cosechó hasta cuatro mayorías absolutas, por España.
El que fuera líder de Ciudadanos dimitió como presidente del partido tras el batacazo de la repetición electoral de noviembre de 2019 en la que el partido pasó de 57 diputados, con los que Rivera pudo ser vicepresidente del Gobierno, a diez escaños. Fue el principio del fin de Ciudadanos, que ya de la mano de Inés Arrimadas, se ha ido desangrando en todos los procesos electorales hasta quedar fuera de todos los parlamentos y decidir no presentarse a estas elecciones generales. La historia del partido ha sido corta, pero intensa, y en esta cita del 23J no habrá candidato 'naranja'.
El caso de Iglesias es diferente porque en solo cuatro años ha pasado por la Vicepresidencia del Gobierno de Sánchez, para dejar el Ejecutivo dos años después y presentarse de candidato a las elecciones de la Comunidad de Madrid en 2021, tras las que dejó la política y designó ' a dedo' a Yolanda Díaz en un gesto que finalmente le ha costado caro a Podemos, que pierde todo protagonismo en la nueva marca a la izquierda del PSOE, Sumar, y que se ha visto obligado a sacrificar a Irene Montero. Díaz, que tuvo muchas dudas para dar el salto a la candidatura, quiere ser ahora la primera presidenta de España.
Por tanto, de todos esos líderes principales que se presentaron a las pasadas elecciones generales sobreviven Sánchez y Abascal, que vuelven a ser cabeza de lista en las generales. Repiten algunos clásicos ya en el Congreso de los Diputados como Gabriel Rufián (ERC) y Aitor Esteban (PNV), que venderán su apoyo parlamentario más caro en caso de seguir siendo determinantes en la Cámara Baja.
¿Cómo llegan los partidos al 28M?
Sánchez y el PSOE se lo juegan al todo o nada. La decisión de Sánchez de adelantar las elecciones buscó romper una dinámica impuesta por el PP de ir extendiendo su poder azul a lo largo y ancho de España. El presidente repite convencido que va a ganar las elecciones, pero lo cierto es que ningún sondeo pronostica tal resultado. El CIS ha dado la victoria al PP por primera vez, aunque augura que la suma de la izquierda podría gobernar.
Cómodo en la épica y en la supervivencia política, Sánchez quiere volver a protagonizar otro momento de resurrección este 23J y no será posible si no resucita antes al dormido electorado de izquierdas. Para ello se está afanando en pinchar lo que denomina la "burbuja del sanchismo" inflada durante toda la legislatura, dice, con "mentiras, maldad y manipulación"; en denunciar y alertar de la "involución en derechos" que suponen, a su juicio, los acuerdos de PP y Vox. Viene a decir a sus electores: ¿veis lo que pasa si no me votáis?
El PSOE llega a este 23J muy tocado de las autonómicas en las que perdió gobiernos decisivos como la Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, La Rioja, Baleares, Canarias y la mayoría de capitales de provincia.
Por el contrario, Feijóo llega subido a la ola de las encuestas nacionales, pero además con los resultados más que satisfactorios reales bajo el brazo. Ganó con claridad las elecciones municipales y autonómicas de mayo y, desde que es líder del PP, ha ido sumando trofeos electorales. Históricamente quien gana las municipales gana las generales, salvo en 2008, de tal forma que Feijóo quiere mantener esa máxima. Cree el PP que España está en un "cambio de ciclo imparable" y que el 'tsunami azul' llegará hasta el Gobierno de España. Mantiene el PP como principal fin "derogar el sanchismo".
Está por ver cómo afecta a las urnas los pactos fraguados en comunidades con Vox y si el electorado bendice este nuevo escenario con sus votos. El PP ha tenido que verse obligado a defender la lucha contra la violencia de género, mientras se eliminaba el concepto de sus acuerdos con los de Abascal; ha tenido que decir que ni un paso atrás en la lucha LGTBI, mientras se retiraban banderas en algunas instituciones que gobierna junto a Vox; y ha aclarado que su lucha contra los efectos del cambio climático no se ven alterados mientras le otorga esas competencias en algunos territorios a los que claramente se posicionan como negacionistas.
Vox, por su parte, llega con la fuerza que le da el ser llave de muchos de los gobiernos del PP y pretende seguir con esta senda, la de tocar poder y ser decisivo para el fin que comparte todo el espectro de la derecha: el de sacar a Sánchez de La Moncloa. Vox ha ido sumando posiciones en todos los comicios desde las pasadas elecciones generales de 2019, en las que se convirtió en la tercera fuerza nacional tras el PSOE y el PP, puesto que ha repetido cuatro años después, en el 28M, donde consiguió entrar en todos los parlamentos autonómicos en liza. Abascal repite que Vox es "absolutamente clave" para la "alternativa en España".
En el caso de Sumar, todo es nuevo. Yolanda Díaz se presenta como la líder de todo el espectro ideológico a la izquierda del PSOE en una coalición que une a 15 formaciones políticas, entre las que destacan Podemos, IU, Más País, Más Madrid o Compromís, entre otros. Han sido meses muy difíciles para la configuración de este espacio siempre complejo a la hora de unir fuerzas y siempre dispuesto a airear toda discrepancia y Podemos finalmente perdió la batalla de ser un partido con papel protagónico y será uno más (incluso menos) en Sumar.
En la noche del 23J el resultado de Sumar se comparará con los 38 escaños obtenidos por Unidas Podemos (35) y Más País (3) en 2019 y habrá que ver si su fuerza es decisiva o no para reeditar un pacto progresista con PSOE.
Además de la lucha entre los cuatro principales partidos nacionales, se libran otras batallas no menores en estas generales con un Congreso muy fragmentado: la de ver quién lleva la voz cantante del independentismo al Congreso de los Diputados, si ERC o Junts; la batalla por la defensa de los intereses de los vascos, que se disputan, por otro lado, PNV y EH Bildu, partidos estos que han ocupado un papel clave en la legislatura de Sánchez como socios parlamentarios prioritarios que han permitido sacar adelante la agenda legislativa del Gobierno. Y ver el peso que obtienen fuerzas regionalistas, insularistas y de la España vaciada, que llevan la voz de los territorios al Congreso.
La clave de la participación el 23J en plenas elecciones
Mucho se ha hablado en estas elecciones de la participación debido a lo inédito de su convocatoria, en plenas vacaciones y con media España pensando en la playa o directamente tumbada en ella. Esa variable de participación en un contexto vacacional es una de las claves de la jornada electoral del 23 de julio, por incierta.
De momento, el voto por correo se ha disparado y, aunque aún no hay cifra oficial hasta la fecha, hace unos días el propio presidente del Gobierno hablaba de 1,5 millones de solicitudes, lo que supera todos los récords históricos.
Además, las elecciones generales siempre se han caracterizado por una mayor movilización frente a otros procesos. De hecho, en las 15 que se han celebrado hasta la fecha en España, ninguna vez se ha registrado un porcentaje inferior al 65%, con la cita de 1982 como la más alta –rozando un 80%– y la última de 2019 como la más baja –con un 66,2%–.
Menos calle, más entrevistas y debates electorales
Esta precampaña ha marcado una dinámica que arrancó Sánchez y que han seguido todos los candidatos y no es otra que hacer una gira por televisiones, radios, periódicos y medios en general para repetir una y otra vez los mismos mensajes y que poco a poco vayan calando en sus electores, en los ya decididos y en los potenciales a los que hay que convencer. Programas más ligeros a los que los candidatos principales van a 'divertirse', o no; medios tradicionales y otros no tanto como la visita más gamberra que Sánchez hará al podcast 'La Pija y la Quinqui'. Todo vale para conseguir votos.
Cierto es que, aunque se han ido quedando más obsoletos, los mítines tradicionales siguen siendo los reyes de las campañas y, sin ir más lejos, en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, los candidatos recorrieron toda España con actos de partido mañana, tarde y noche. Estos mítines no valen para convencer al que asiste, que ya va convencido a ver a su líder, sino para colocar los mensajes y los titulares que los candidatos quieren destacar cada día. Pero a casi 40 grados a la sombra los actos en la calle no parecen lo mejor para animar a los votantes. En las elecciones andaluzas de junio de 2022 hubo desmayos en los mítines y nadie está dispuesto a repetir los sudores mitineros.
A horas de que arranque la campaña, durante estas semanas previas los pactos PP-Vox han monopolizado prácticamente el debate político, poniendo el foco en el feminismo y la violencia de género como arma electoral, además de la lucha del colectivo LGTBI, que pide "no dar un paso atrás en sus derechos". Está por ver si los partidos se centran en propuestas concretas y gestión o basan la campaña en las emociones.
Los debates electorales siguen siendo otro de los clásicos de las campañas. Sánchez propuso nada menos que seis a Feijóo, pero este solo ha aceptado un cara a cara el lunes 10 de julio, el de Atresmedia, rechazando el de la radiotelevisión pública. Tampoco acudirá el candidato del PP al debate a cuatro de RTVE en el que sí estarán el 19 de julio Sánchez, Abascal y Díaz, en un encuentro decisivo que se celebrará en la recta final de la campaña, a cinco días de la cita con las urnas. El debate más plural será también en RTVE, el 13 de julio, con los portavoces de todos los partidos con grupo parlamentarios (PSOE, PP, Vox, Sumar, ERC, PNV y EH Bildu).
Fechas clave de las elecciones generales:
7 de julio: Arranque de la campaña electoral
10 de julio: Cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
13 de julio: Debate a siete entre grupos parlamentarios en RTVE
19 de julio: Debate entre Pedro Sánchez, Santiago Abascal y Yolanda Díaz en RTVE
21 de julio: Fin de la campaña electoral
22 de julio: Jornada de reflexión
23 de julio: Elecciones generales
17 de agosto: Constitución de las Cortes Generales
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