Extremadura es región acostumbrada a las mayorías absolutas. La tiene en la actualidad el socialista Guillermo Fernández Vara, que aspira a su tercer mandato consecutivo desde 2015, el cuarto teniendo en cuenta que gobernó antes entre 2007 y 2011. Al frente de la Comunidad, Vara ha tenido que gestionar diferentes crisis (la económica de 2008 y en esta legislatura la del Covid-19 y la guerra en Ucrania). Y centrará su campaña, precisamente, en la gestión. Pero las encuestas de estas elecciones del 28M no prevén que esta vez pueda gobernar sin apoyos y necesitará presumiblemente a Unidas Por Extremadura, pese a la falta de sintonía y los duros choques que ambas partes han mostrado en toda la legislatura.
Su rival directo a batir es el PP, cuyas riendas tomó en julio de 2022 María Guardiola en sustitución de José Antonio Monago (quien va en sus listas). Guardiola, que podría convertirse en la primera mujer en gobernar la comunidad, es todavía una candidata desconocida, lo que podría pasarle factura y beneficiar a Vox, que tiene un voto arraigado en las zonas rurales y que concurre este 28M con Ángel Pelayo Gordillo, que toma el relevo a Juan Antonio Morales. Aun así, los ‘populares’ confían en absorber buena parte de los 621.449 votos que consiguió Ciudadanos en 2019 ante la deriva del partido y su previsible desaparición.
Cs, que hace cuatro años quedó en tercer lugar, ha situado a Fernando Baselga como cabeza de lista (tomando el relevo a Cayetano Polo) con el difícil reto de aguantar el tipo y no dejarse arrastrar por el declive de la formación nacional (que lleva acumulando debacles desde noviembre de 2019). Y Unidas por Extremadura, que es la cuarta y última formación que obtuvo representación parlamentaria hace cuatro años, concurre de nuevo este 28M integrada por Podemos, IU y Alianza Verde (y sin Extremeños, que a diferencia de 2019 va en otra confluencia regionalista llamada Levanta). Los ‘morados’ llevan de nuevo a Irene de Miguel a la cabeza con la aspiración de ser una formación decisiva para conformar un gobierno de izquierdas en la región o, incluso, el primero de coalición en Extremadura.
Este año se presentan un total de once partidos y dos coaliciones electorales para conseguir alguno de los 65 escaños que se reparten en estas elecciones autonómicas. En la actualidad, los socialistas tienen 34 escaños, seguidos del PP (30), Ciudadanos (siete) y Unidas por Extremadura (cuatro). Pero el escenario tras el 28 de mayo podría ser diferente y los pactos serán determinantes para gobernar, y en este contexto hay otra formación que no logró representación pero que puede ser determinante: Vox.
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Cuatro seguirían siendo las fuerzas en el Parlamento porque entraría Vox y saldría Ciudadanos, con dos fuerzas a la izquierda y otras dos a la derecha. Sin mayorías absolutas de un partido u otro, los pactos hablarán.
Según el promedio de sondeos elaborado por RTVE.es, Vara volvería a ganar las elecciones, pero caería cuatro diputados (quedándose en 30) y esta vez necesitaría a Unidas por Extremadura (que mantendría sus cuatro diputados) para alcanzar la mayoría absoluta. Los ‘morados’, por su parte, ya han avisado de que no darán su apoyo gratis para un pacto de investidura o de coalición y abogan por esta última opción. Y en el bloque de derecha, el PP subiría cinco escaños hasta los 25, pero no sumaría con los seis que las encuestas otorgan a Vox, en un escenario en el que Cs perdería los siete diputados que tiene actualmente.
La legislatura ha estado marcada por la estabilidad que da una mayoría absoluta y el gobierno de Vara ha anunciado e impulsado importantes proyectos para que Extremadura se sume a la cabeza de la revolución verde y digital, como la gigafactoría de baterías de Navalmoral de La Mata o la fábrica de diamantes sintéticos estadounidense Diamond Foundry. Pero algunos de los proyectos levantan ampollas, como las minas de litio de Cáceres y hay críticas por la parálisis en la construcción de la planta azucarera de Mérida.
El complejo turístico de Valdecañas es otro de los temas polémicos de la legislatura, puesto que la Junta dio en 2007 el visto bueno a su construcción pese a localizarse en un entorno protegido y ahora trabaja por legalizarlo y paralizar el derribo que dictó la justicia ante las críticas de la oposición. Y la fusión de los municipios de Don Benito y Villanueva de la Serena en el de Vegas Altas tampoco ha estado exento de polémica entre acusaciones de irregularidades (que no han tenido recorrido judicial) y porque ya existe una pedanía con el nombre del nuevo municipio.
Radiografía económica de Extremadura
Extremadura es una de las regiones más atrasadas económicamente del país, un hecho que Vara suele achacar a que llegó tarde a la revolución industrial. Tiene una de las tasas de paro más elevadas de toda España (un 17,62%), muy por encima de la media nacional (13,3%), y su PIB per cápita es de 19.072 euros por habitante, el tercero más bajo de España (solo por delante de Andalucía y Canarias), mientras que la media española es de 25.498 euros. Y la tasa de riesgo de pobreza es del 38,7%, la más alta del país, según el informe AEPN Extremadura.
La despoblación y el envejecimiento poblacional son dos de los problemas que azotan Extremadura con dureza. La región ha perdido más de 50.000 habitantes en una década en un goteo que no ha cesado, con una densidad de población de 25,3 habitantes por kilómetro cuadrado (de las más bajas de España junto con las dos Castillas). Y la edad media de su población está en 45,29 años, mientras que en 2022 solo nacieron 6.917 niños (una caída constante desde 2014).
En cuanto a la actividad económica, Extremadura es líder en ganadería ovina y porcina, cuando el sector primario representa un 9,62% del PIB nacional, seguido de la construcción y rehabilitación energética (6,95%). El turismo también es un sector importante, con Cáceres y Mérida reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y la región es líder en energías fotovoltaicas. Sin embargo, hay importantes déficits en cuanto a infraestructuras, sobre todo las ferroviarias, sin ningún kilómetro de vía electrificada y el pacto por el ferrocarril al que llegaron la Junta, los partidos y los agentes sociales en vía muerta.
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