E.T., el extraterrestre, Indiana Jones, Tiburón, La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan, Parque Jurásico... varias generaciones amamos el cine en parte gracias a Steven Spielberg. Pero... ¿por qué ama Spielberg el cine? ¿Cómo nació su pasión por el Séptimo Arte? ¿Cuáles son los directores y películas que lo marcaron?
Eso es lo que el director nos cuenta en su nueva película, Los Fabelman, una cinta autobiográfica que también es una carta de amor a sus padres, cuyo divorcio le traumatizó de joven, y una bella historia sobre el paso de la infancia a la edad adulta, un tema que hemos visto en otros muchos trabajos de Spielberg.
Una película que, aparentemente, parece la más sencilla del director, pero nada más lejos de la realidad, porque esconde una profunda e inteligente reflexión sobre la pulsión artística y sobre la vida en general. Sobre lo que lleva al ser humano a crear e imaginar cosas y sobre esos pequeños momentos de la vida que nos cambian para siempre, como las amistades infantiles, el primer amor, los primeros desengaños con esos padres a los que creíamos perfectos o conocer a nuestros ídolos (en su caso John Ford, magníficamente encarnado por David Lynch).
Y aunque sea una historia tan personal, Spielberg consigue que todos nos sintamos como esos Fabelman, con su amor, sus sueños, sus ilusiones, sus desilusiones, sus debilidades... sus locuras. Porque es la historia de una familia como tantas otras. Una historia que tiene mucho de verdad, aunque esté ficcionada.
Una película que también es el retrato perfecto de una época más inocente, los 50 y los 60, y que es una de las favoritas a los Oscar 2023. Ya que ha conseguido 7 nominaciones: mejor película, mejor director, mejor guion original, mejor banda sonora, mejor diseño de producción, mejor actriz y mejor actor de reparto. Spielberg ya triunfó en los Globos de oro al conseguir los de mejor película y dirección.
Un niño fascinado por 'El mayor espectáculo del mundo'
Spielberg confiesa que la génesis de Los Fabelman son las conversaciones que ha mantenido, durante 16 años, con Tony Kushner (dramaturgo y guionista ganador de un Premio Pulitzer, varios Premios Tony y Emmy, y que acumula varias nominaciones al Oscar), junto al que firma el guion del film.
Fue en 2005, durante el rodaje de Munich en Malta, cuando Spielberg le comentó a Kushner que lo que le llevó a hacer sus propias películas fue ver, con seis años, El mayor espectáculo del mundo, de Cecil B. DeMille. Como vemos en Los Fabelman, el pequeño Spielberg intentó reproducir con su cámara casera el famoso choque del tren donde viaja el circo. Y a partír de ahí no paró de rodar películas caseras protagonizadas por sus hermanas, sus padres, sus amigos...
De hecho, las partes más divertidas de la película son las que reproducen, con todo lujo de detalles, esos rodajes amateur de Spielberg. Como su primer film, que fue un western que rodó con 12 años y se titulaba The Last Gun. Y a los 13 años consiguió un premio por una película de guerra de 40 minutos llamada Escape to Nowhere. En esas reconstrucciones de los rodajes ya vemos la imaginación de Spielberg para conseguir escenas impensables para cualquier otro chaval. Y cómo va creciendo su amor al cine. De hecho, no nos extrañaría que algún chaval quisiera ser director de cine después de ver Los Fabelman.
También se nos muestra a Spielberg como un niño solitario y con una imaginación desbordante que encontrará en el cine su manera de expresar sus sentimientos e incluso de relacionarse con los demás. De hecho, en el colegio mayor sufre Bullying por ser judío, hasta que sus películas le convierten en alguien popular. Destacar la historia de su primer amor.
Luego estudiaría cine en la Universidad de California, ingresó en Universal Studios como ayudante de edición e hizo su primer cortometraje para estrenar en cines, Amblin (1968), que acabaría dando nombre a su productora, Amblin Entertaintment. Como vemos en la película, cuando llegó a los estudios de Universal pudo conocer a uno de sus grandes ídolos, John Ford (David Lynch), que le daría unos consejos fundamentales para su carrera.
Una adolescencia marcada por el divorcio de sus padres
Pero Los Fabelman también es una carta de amor a sus padres, interpretados por Michelle Williams (nominada al Oscar) y Paul Dano. Como se ve en la película, la infancia de Spielberg estuvo marcada por los constantes viajes de su padre, un diseñador informático pionero que casi nunca estaba en casa.
Eso llevó a su madre (una talentosa música) a enamorarse de su mejor amigo, Bennie Loewy (Seth Rogen) y al divorcio de la pareja. Una separación que afectó a la relación de Spielberg con ambos progenitores, sobre todo con su madre, que, hasta entonces, había sido casi una hermana mayor, una compañera de juegos para Spielberg y sus tres hermanas. Y su mayor apoyo para que hiciera sus propias películas. "Eso me llevó a dejar de ver a mi madre como progenitora y empezar a verla como una persona" -confiesa Spielberg-.
De hecho, una de las cosas más interesantes es ver cómo el joven Spielberg empieza a dominar el trabajo cinematográfico mientras se ve impotente para evitar la separación de sus padres. Domina la ficción, pero no puede evitar verse superado por la realidad. Algo fundamental para su carrera porque explica la figura del padre ausente y las familias desestructuradas de muchas de sus películas.
Eso también provocó que Spielberg no se hablara con su padre, al que culpó de la separación, durante más de 15 años (algo que cambia en la película). Pero cuando murió su padrastro, Bennie Loewy (en 1995 y a los 75 años), se produjo una reconciliación entre Spielberg y su padre, que llevó al cineasta a rendir homenaje a su progenitor, y a los soldados junto a los que combatió en la II Guerra Mundial, con la película Salvar al soldado Ryan (1998). De hecho, le dedicó su segundo oscar como director, que recogió por esa película.
Lo que tampoco cuenta la película es que, tras décadas separados y varios matrimonios, los padres de Spielberg se reunieron siendo ancianos. Ella moriría con 97 años, en 2017, y él con 103, en 2020.
Pero lo que es cierto es que en el cine de Spielberg se combinan esa parte artística de su madre y la tecnológica de su padre. Y que ambos intérpretes, Michelle Williams y Paul Dano, están fantásticos. Aunque el papel de ella está escrito con todo el amor, cariño, comprensión y admiración que un hijo puede dedicar a su madre.
Todo el reparto está fantástico, empezando por Michelle Williams en el papel de esa madre que adora a sus hijos pero que es infeliz en un matrimonio en el que su marido siempre esta ausente (por el que ha sido nominado al Oscar) y siguiendo por Paul Dano (ese marido ausente porque solo piensa en la prosperidad de su familia pero no en su felicidad). Y los actores que interpretan al Spielberg niño y joven (Mateo Zoryan y Gabriel LaBelle) son realmente fabulosos. LaBelle ha sido premiado en los Critics' Choice Movie Awards cómo Mejor Interpretación Juvenil del año y consigue que en su mirada identifiquemos a Spielberg. Tiene un futuro muy prometedor.
También tenemos que destacar a Seth Rogen, que consigue una de sus interpretaciones más comedidas y emotivas como el tío Bennie. Y, sobre todo, al veterano Judd Hirsch, que interpreta al tío Boris, que también fue clave en la infancia de Spielberg. Su papel apenas dura diez minutos, pero le ha servido para lograr su segunda nominación al Oscar a Mejor Actor de Reparto. La primera fue en 1980 por su participación en Gente corriente, de Robert Redford.
Un equipo de lujo
Como decíamos al principio, aunque Los Fabelman parezca más sencilla y humilde que sus habituales superproducciones, todo está muy cuidado y Spielberg vuelve a rodearse de sus genios habituales, destacando a John Williams, que, con su estupenda banda sonora, ha conseguido una nueva nominación al Oscar, convirtiéndose en el nominado más mayor de la historia (90 años). También es la persona viva con más nominaciones, superándose a sí mismo con un total de 53. Además de haber ganado la estatuilla en cinco ocasiones.
Además, el diseño de vestuario corre a cargo del ganador de dos Oscar, Mark Bridges (The Artist, El hilo invisible) y el diseño de producción es obra del ganador de dos Oscar Rick Carter (Lincoln, Avatar). El montaje es del ganador de tres Oscar Michael Kahn (Salvar al soldado Ryan, La lista de Schindler) y de Sarah Broshar (West Side Story, Los archivos del Pentágono), y el director de fotografía de la película es el ganador de dos Oscar Janusz Kaminski (La lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan).
Los Fabelman es una gran película porque es una gran historia familiar y porque narra la génesis de uno de los mejores y más influyentes directores de la historia del cine; pero también porque Spielberg consigue transmitirnos ese amor por el séptimo arte que le llevó a hacer películas.
Un amor que solo alcanza su máxima expresión artística y sentimental en la gran pantalla, en las salas de cine últimamente están sucumbiendo a las televisiones. Así que, por favor, vedla en la pantalla grande. No os arrepentiréis.
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