El Ministerio de Igualdad, a través de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, ha ordenado ampliar el control con pulseras telemáticas a agresores sexuales en casos en los que, por la aplicación de la ley del 'sólo sí es sí', se revise a la baja la pena y se excarcele de forma "inesperada".
Así lo ha explicado este martes la delegada del Gobierno, Victoria Rosell, durante el acto de Igualdad para presentar su Estrategia Estatal para Combatir las Violencias Machistas 2022-2025, en el que ha puesto en valor esta medida de protección que se puede solicitar con orden judicial, de forma cautelar o definitiva, cuando se dicta una orden de alejamiento del agresor hacia su víctima.
Durante su intervención, Rosell ha concretado que en diciembre comunicó esta instrucción a la Fiscalía y al Consejo General del Poder Judicial, que establece que tendrán que atenderse en 24 horas estas peticiones judiciales de instalación de dispositivos para proteger a las víctimas afectadas.
Más de 3.000 pulseras en uso
Este dispositivo permite la geolocalización del agresor y de la víctima generando una alerta –gestionada por el sistema conocido como Cometa y por la Policía– si el agresor incumple este alejamiento. Según ha indicado Rosell, en la actualidad hay algo más de 3.000 de estas pulseras en uso y se podrían usar hasta 4.000, tras firmarse un contrato en este sentido por los próximos dos años.
Además, este año se va a licitar otro contrato que, a partir de febrero de 2024, ampliará este sistema de protección a todas las violencias contra las mujeres, y no solo a los casos de violencia de género que se producen en el seno de la pareja o expareja.
La delegada del Gobierno ha explicado que le consta que la Fiscalía sí ha dado el aviso a los fiscales, pero no le consta en el caso del CGPJ, señalando, además, que no tiene constancia de que se haya solicitado ninguna medida de este tipo en ningún caso
Un presupuesto de 2.308 millones
Por otro lado, Igualdad ha presentado este martes la estrategia contra la violencia machista, compuesta por 266 medidas y dotada de un presupuesto de 2.308 millones, que incluye partidas de los distintos departamentos ministeriales. La estrategia fue aprobada el pasado noviembre por el Consejo de Ministros, pero no se precisó entonces su respaldo económico.
Se trata de un "manual de instrucciones" que identifica los distintos tipo de violencia hacia las mujeres en España y define las medidas para que las administraciones pueden activar para prevenirlas, detectarlas y erradicarlas. Según ha explicado Montero, la estrategia ordena las competencias de cada organismo, las distintas responsabilidades y los instrumentos para luchar contra todo tipo de violencia machista, desde la ejercida por las parejas o exparejas, a la violencia sexual, la vicaria o la digital.
Además, la iniciativa del Gobierno aspira a mejorar la protección, seguridad y atención integral a las víctimas con los recursos adaptados, así como a garantizar sus derechos, de modo que se minimice el riesgo de una victimización secundaria.
Mayor coordinación entre instituciones
También contempla la "evaluación" de las medidas y la "coordinación" entre instituciones, algo que, en palabras de la ministra, ayudará a las administraciones "ser cada vez más eficaces". Coincide con ella la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, quien espera que este mecanismo ayude a que la supervisión y el cumplimiento de las acciones adoptadas "sea más transparente y robusto que en otras ocasiones".
A este efecto, Rodríguez ha anunciado que el seguimiento del compromiso presupuestario y de las medidas será anual y lo llevará a cabo un grupo de trabajo creado en el seno de la administración pública a tal efecto, que no obstante será "compatible" con el seguimiento que se hace desde las comisiones parlamentarias.
Por último, tanto Montero como Rodríguez han hecho hincapié en la necesidad de involucrar a los hombres en la lucha contra la violencia machista para "romper el pacto entre caballeros" que naturaliza el comportamiento de los agresores.