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Análisis | Guerra en Ucrania

2022, el año en el que la guerra volvió a Europa y cambió el tablero geopolítico

LAURA GÓMEZ DÍAZ
9 min.

El año 2022 pasará a la historia como aquel en el que la guerra volvió a Europa casi ocho décadas después de la Segunda Guerra Mundial. En pleno siglo XXI, el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó el 24 de febrero una “operación militar especial” en Ucrania. De esta forma, Rusia dio inicio a la invasión de su país vecino, desatando la miseria de millones de ucranianos, sacudiendo la economía global, acabando con la sensación de seguridad en Europa y cambiando por completo el tablero geopolítico.

La invasión en Ucrania, un conflicto que amenaza al corazón de Europa, se produjo en un momento en el que muchos veían difícil el inicio de una guerra convencional en el Viejo Continente.

“Da la impresión de que estamos ante un más que incipiente orden multipolar. Va a haber potencias regionales que van a establecer una clara competencia por el liderazgo en la comunidad internacional frente a Estados Unidos”, afrima en declaraciones a RTVE.es el profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas, José Ángel López.

Uno de los países que ha salido más reforzado de este conflicto ha sido China, que según el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Educación a Distancia (UNED), Isidro Sepúlveda, ha tenido “un papel protagonista in absentia”. “Dentro de lo que no estaba en los planes de unos y de otros, China se convierte en un espectador de parte apoyando a una parte y no actúa, y se puede convertir de facto en el gran ganador de la contienda”, añade.

El sistema de seguridad colectiva “ha hecho aguas”

La invasión rusa de Ucrania ha supuesto un cambio de era, un punto de inflexión de la misma magnitud que eventos como la caída del muro de Berlín o incluso el fin de la Segunda Guerra Mundial, que ha sacudido los cimientos de Europa.

Con el inicio de su “operación militar especial” en Ucrania, Putin hizo añicos la paz europea y ha conseguido que vuelva a aparecer “el sistema de potencias, que en los años 90 estaba muy desdibujado por la hiperpotencia única en la que se había convertido Estados Unidos”, según señala Sepúlveda.

“No es una confrontación a escala global, como fue la Guerra Fría, sino que es la escala regional lo que importa”, indica el profesor. “Desde mediados de los años 90 se había apostado por el poder blando. Todo eran operaciones humanitarias, inversiones, recomendaciones, internacionalización de los conflictos… Ahora se apuesta definitivamente por la utilización de la fuerza para la resolución de un conflicto o para la consecución de unos fines políticos”, subraya.

En este sentido, López opina que con la guerra en Ucrania “el sistema de seguridad colectiva ha hecho aguas por enésima vez, en este caso en un ámbito regional muy importante como es el europeo”.

Asimismo cree que existen “muchos elementos” que se han visto “un poco trastocados” con el conflicto y reafirma “la inoperancia del sistema de Naciones Unidas”. Desde principios de este año, Moscú ha empleado su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU en varias ocasiones.

“Hay que constatar la forma en la que el Consejo de Seguridad está maniatado. El sistema de vetos, la composición de este órgano, que obedece a una estructura internacional y a un reparto geopolítico de hace 80 años y que no tiene nada que ver con el actual orden internacional”, añade.

Estados Unidos, ¿beneficiado o encogido?

Desde el 24 de febrero, Washington ha liderado la respuesta de Occidente y el apoyo al Gobierno de Zelenski para frenar el avance de las tropas rusas. Estados Unidos es el mayor donante de ayuda humanitaria y militar a Ucrania. El último paquete -por valor de 1.850 millones de dólares (unos 1.747 millones de euros)- fue anunciado por el presidente estadounidense durante la visita de su homólogo ucraniano a Washington, la primera a un país extranjero por parte de Zelenski desde que su nación fuera invadida.

Estados Unidos podría ser considerado el “gran beneficiado de la guerra en Ucrania”, según el profesor de la Universidad Pontificia Comillas, ya que se ha consolidado como exportador de armas y ha afianzado su liderazgo en la Alianza Atlántica. “Ha conseguido revitalizar su política de intereses frente a Rusia a través de esta crisis y, por otro lado, está potenciando la dependencia que no consigue sacudirse la Unión Europea”.

Los ucranianos celebran la visita de Zelenski a Washington y la ayuda de EE.UU.

También desde el punto de vista económico: Washington ha logrado enviar más gas natural licuado a Europa debido al conflicto. “Estados Unidos se ha convertido en el principal proveedor de gas líquido, junto con Qatar, hacia los Estados de la Unión Europea en detrimento del consumo que venía desde Rusia”, añade.

Sin embargo, Sepúlveda opina que en Estados Unidos “se han conjuntado una serie de fenómenos que debilitan su posición geopolítica”. “En primer lugar, la catastrófica presidencia de Donald Trump. La contracción de la proyección exterior de Estados Unidos ha sido aprovechada por otros agentes. Si hay grandes potencias que se encogen, va a haber otras que crezcan porque ocupen ese espacio”, recalca.

Europa, con un papel diminuto

Europa ha mostrado una gran unidad desde que se inició la guerra a la hora de imponer sanciones contra Rusia y este año ha hecho historia al financiar el suministro de armas a un país en guerra después de cambiar sus normas.

A pesar de su unión en el apoyo inquebrantable a Ucrania y del hecho de que los Estados de la Unión Europea han hecho movimientos para mejorar su integración de la defensa con la OTAN, Estados Unidos es el país de la Alianza que más invierte en defensa y quien garantiza la protección de las naciones europeas.

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Sepúlveda cree que con la guerra en Ucrania “Europa vuelve atrás, a finales de los años 40 y principios de los años 50”. “Tiene que llamar al hermano mayor, a Estados Unidos, para que venga a pagar buena parte de su defensa”, asegura. “Europa al menos ha conseguido dar una respuesta única e invertir todos a la vez más en defensa. Vamos a ver si triunfa la opción de Borrell de dotar a la Unión Europea de un sistema de defensa autónomo con respecto a Estados Unidos”, añade.

Para José Ángel López, la Unión Europea se encuentra “en el capítulo de los perjudicados” por la guerra en Ucrania. “La Unión Europea sigue teniendo un papel de enano político y diplomático, y más en este caso en el que estamos hablando de un conflicto en el vecindario que comparte con Rusia”, opina.

“Se ha demostrado que más allá de la aplicación de sanciones no ha tenido capacidad ni política ni diplomática para poder gestionar las relaciones con Rusia, con independencia de que sean complicadas”, asevera.

Rusia, en una situación compleja

La guerra en Ucrania ha reavivado la enemistad entre Rusia y los países de Occidente de la era de la Guerra Fría y ha llevado a dos países tradicionalmente neutrales -Suecia y Finlandia- a buscar formar parte de la OTAN.

Después de tener un papel poco relevante en los últimos años, la Alianza Atlántica, que nació en 1949 para evitar una invasión de la Unión Soviética, ha vuelto a la primera línea de la seguridad global, algo que no estaba previsto en los planes del Kremlin. Además, la OTAN celebró a finales de junio una cumbre en Madrid, en la que aprobó un nuevo concepto estratégico en medio del conflicto en Ucrania.

“La guerra en Ucrania ha cambiado el tablero geopolítico en dirección contraria a los intereses rusos”, afirma Sepúlveda. “Lo que quería evitar Putin con la invasión, lo único que ha hecho es acelerarlo. Ha arrojado a sus países vecinos a la integración a la OTAN. Le ha dado a la OTAN un sentido que no tenía desde que desapareció la Unión Soviética”, añade.

En la misma línea, López afirma que Rusia se encuentra “en una situación muy complicada” y que Putin ha cometido “errores estratégicos monumentales”. “Cuando lo que pretendía era asegurarse la posibilidad de interferir en las decisiones soberanas de un Estado como Ucrania sobre si se podía o no adherir en un futuro a la OTAN, resulta que ha conseguido de una tacada que las fronteras de la Alianza se amplían notablemente”, indica el profesor, quien subraya que “ahora sí que el territorio ruso está completamente abrazado por las fronteras de la OTAN”.

China sale reforzada del cambio en el tablero geopolítico

China ha sido firme a la hora de hacer llamamientos tanto a Moscú como a Kiev a “abandonar la mentalidad de la Guerra Fría”, pero al mismo tiempo apoya las “legítimas preocupaciones de seguridad” de Rusia, según señaló el Gobierno del gigante asiático en septiembre.

Pekín es el principal comprador de petróleo de Moscú y con la guerra en Ucrania “se está aprovechando de la necesidad de Rusia de vender petróleo más barato”, según afirma el director de Política, Sociedad y Programas Educativos de Casa Asia, Rafael Bueno. “Hay un aprovechamiento por parte de China de la debilidad rusa”, recalca.

“China es una potencia que está saliendo reforzada en esta crisis. Más allá del contenido puramente económico, de los contratos que ha conseguido de suministro de petróleo y gas natural a unos precios absolutamente desfavorables para Rusia, está potenciando mucho su imagen como una especie de potencia orientada hacia las cuestiones puramente comerciales”, opina Ángel López.

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Después de la Guerra Fría, Washington quedó como única superpotencia mundial, pero cada vez se ve más amenazado por el crecimiento de China en todas las vertientes. Incluso en el nuevo concepto estratégico de la OTAN, adoptado en la cumbre celebrada en Madrid, la Alianza mencionó al gigante asiático por primera vez, al que se refirió como “un desafío”.

“A China le viene bien que Estados Unidos esté ahora ocupándose de Rusia en lugar de únicamente de esta competencia global que tiene con China. También le viene bien que Europa esté concentrada en la guerra en Ucrania. Toda esta división evidentemente debilita a Estados Unidos”, explica el experto de Casa Asia.

Según Bueno, China “va derecha a convertirse en la primera potencia en algunos aspectos”, pero subraya que “no veo que sea la gran superpotencia porque todavía tiene muchas debilidades a nivel interno, mucha disparidad entre ricos y pobres”. “Tiene grandes problemas que una superpotencia cuando llega a la cúspide no tiene”, añade.

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