El impacto este martes de un misil en suelo de Polonia, que ha causado dos muertos, y cuyo origen aún está por aclarar, ha hecho sonar todas las alarmas en la OTAN, en los países vecinos a Ucrania y en todo el mundo ante el temor a una escalada.
Los ánimos se han calmado algo en la mañana de este miércoles, cuando el presidente polaco, Andrej Duda, y el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, han comparecido para adelantar que lo más probable es que se trate de un misil de la defensa antiaérea ucraniana que ha impactado por error en territorio del país vecino.
Por lo tanto, Polonia no invocará el Artículo 4 del Tratado de la OTAN, que establece que "las partes se consultarán cuando, a juicio de cualquiera de ellas, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes fuese amenazada".
Este miércoles el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se ha reunido en Bruselas con los embajadores de la Alianza, y su conclusión ha sido la misma: la información preliminar apunta a un misil antiaéreo ucraniano.
Rusia ya había asegurado que el proyectil era ucraniano, mientras Ucrania insistía en acusar a Moscú y en pedir la reacción internacional.
Un accidente que era de esperar
Incluso antes de conocerse la declaración del gobierno polaco, expertos consultados por RTVE ya apuntaban a que lo más probable era que se tratara de un accidente y en ningún caso un ataque deliberado de Rusia.
La intensidad de la guerra en Ucrania hacía temer desde hace tiempo que pudiera traspasar fronteras. Anteriormente, restos de misiles han aterrizado en Moldavia, país que ya había denunciado el peligro de la cercanía de los combates a su frontera. Y en marzo, un ataque ruso se produjo a solo 25 kilómetros de suelo polaco.
"Desde el primer momento no era lógico pensar en un ataque deliberado, me inclinaba más por un accidente", explica a RTVE.es Guillermo Pulido, politólogo y editor de la Revista Ejércitos. "En la guerra de Siria ocurrió a menudo que proyectiles antiaéreos o de artillería acaban en Chipre, Turquía o Líbano, son cosas que pasan en una guerra con los países limítrofes. Lo raro es que no haya ocurrido antes", apostilla.
También Francisco Gan Pampols, teniente general en la reserva del Ejército de Tierra, consideraba en RNE que lo menos probable era que se tratara de un ataque deliberado de Rusia. "Los ataques rusos han sido contra infraestructuras concretas, sus últimos objetivos en ucrania están muy alejados", ha explicado en Las Mañanas de RNE.
Juanjo Fernández, analista de defensa y experto en armamento, ha explicado a RTVE.es que no podía tratarse de uno de los misiles de crucero que lanzó Rusia este martes. "Son misiles Kalibr de bastante precisión, no se desvían 30-40 kilómetros salvo un fallo en su sistema de guiado o que sean interceptados y dañados".
"Si fuera un S-300 - ha relatado Fernández - cabría la posibilidad de que fuera ruso, porque con modificaciones se usan con ataque a tierra, pero tiendo a pensar que se trata de un S-300 ucraniano que ha intentado derribar un misil ruso, se ha desviado y ha caído en territorio polaco. Una batería posicionada entre la frontera polaca y Kiev, que haya disparado hacia el oeste tratando de interceptar el misil ruso".
La comparecencia de los mandatarios polacos y del secretario general de la Alianza les ha acabado dando la razón.
Sea como fuere, el incidente puede tener la consecuencia inmediata de que la OTAN refuerce sus patrullas aéreas en la frontera polaco-ucraniana, como han pedido ya las repúblicas bálticas, o que sitúe más baterías antiaéreas en la zona, apunta Fernández. Alemania ya ha adelantado que está dispuesta a considerar esta última medida.
Temor internacional a una escalada
El martes, la noticia de la explosión en Przewodów reverberó en la comunidad internacional por el miedo a una escalada en el conflicto.
Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, ha recordado en La Hora de La 1 de TVE el motivo del temor internacional: un ataque contra este o cualquier otro miembro de la OTAN activaría el Artículo 5, que obliga a la defensa común.
"Todos nos agarramos a la hipótesis de que esto ha sido no intencionado, porque no podemos pensar Rusia quiera una escalada que conduzca a un enfrentamiento militar entre la OTAN y la propia Rusia", ha añadido Núñez.
En cambio, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y varios miembros de su gobierno se apresuraron a acusar a Moscú y a pedir una intervención internacional. "El terror no se limita a nuestras fronteras nacionales - escribió Zelenski en redes sociales - Se trata de un ataque con misiles rusos contra nuestra seguridad colectiva. Es una escalada muy significativa".
“Ucrania se ha comportado de manera irresponsable“
"Ucrania no tenía pruebas para acusar a Rusia y se está comportando de manera irresponsable", dice Guillermo Pulido, al igual que el ministro de Exteriores polaco, que en un primer momento apuntó directamente a Moscú. "Es vergonzoso, porque estaban queriendo provocar una tercera guerra mundial", advierte el politólogo.
Juanjo Fernández cree que a Zelenski le interesa "calentar" la situación. "Necesita que continuamente pasen cosas y hacer ver que Rusia es un país agresivo. Es consciente que una intervención de la OTAN no se hace así como así, pero espera más armas y más apoyos".
Desde Rusia, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dimitri Medvédev, ha asegurado que el incidente demuestra que Occidente libra una guerra híbrida contra Rusia y aumenta así la posibilidad de una nueva guerra mundial. "La historia ucraniana del 'ataque con misiles' contra una granja polaca demuestra solo una cosa: Occidente con su guerra híbrida contra Rusia aumenta la posibilidad del comienzo de una guerra mundial", ha tuiteado Medvédev.
“Teníamos mecanismos para desactivar conflictos cuando no habían alcanzado el punto más elevado, y han desaparecido“
Lo ocurrido pone de relieve una vez más la precariedad del sistema de seguridad en Europa. "Hemos pasado de una situación de medidas de seguridad y confianza que se habían creado desde el final de la Guerra Fría, y que en esta tercera década del siglo XXI han desaparecido prácticamente todas", explica Gan Pampols, que cita el tratado antimisiles (ABM, por sus siglas en inglés); el de alcance intermedio (INF) y el de control de fuerzas convencionales (FACE), todos ellos firmados entre EE.UU. y la desaparecida Unión Soviética.
"Teníamos mecanismos para desactivar conflictos cuando no habían alcanzado el punto más elevado, y han desaparecido. Los canales de comunicación existen, pero están como aletargados", se lamenta el teniente general.
Este mismo miércoles, el secretario general de la OTAN ha reconocido que existen líneas de comunicación permanentes con Rusia, y que la Alianza está preparada para responder con "autocontrol" y evitar una escalada mayor.