Kupiansk es la ciudad más próxima a la línea del frente en la provincia de Járkov, Ucrania. Nada más entrar en la localidad se pueden apreciar los disparos y explosiones de artillería de ambos ejércitos y es que los rusos están muy cerca y someten a la población a ataques constantes.
"Ya veis como estoy, qué más os puedo decir", asegura un vecino de la localidad a TVE con su ropa ensangrentada. En Kupiansk hay fuego cruzado, sobre todo cerca del puente que cruza el río Oskil, que separa la ciudad en dos. Desde hace semanas, ambos países se disputan este enclave estratégico que sirve para abastecer a las tropas rusas en el este de Ucrania.
Hasta hace solo unas horas el río y el puente dividía la ciudad de Kupiansk en dos bandos. En un lado estaban los soldados ucranianos, que ya habían librado todo ese territorio previamente, y en el otro lado estaban atrincherados los rusos en una parte de la ciudad en la que había un importante foco de resistencia.
El puente de la ciudad, un enclave estratégico
Tras los intensos bombardeos que ha habido en esta zona, el puente ha quedado inutilizable para el paso de vehículos y solo se puede cruzar andando y evitando con cuidado los agujeros que han abierto en el asfalto los bombardeos. Pero todo el territorio de la ciudad ha sido liberado, aseguran los soldados ucranianos.
Al pasar caminando el puente en la que todavía resiste una valla de seguridad con los colores de la bandera rusa, se pueden apreciar cuerpos de soldados rusos que yacen en el suelo tras haber perdido la vida en combate, todavía no ha habido tiempo para recogerlos.
Mientras tanto, varios grupos de soldados ucranianos caminan por este lugar con gesto victorioso. Algunos son muy jóvenes, pero ya saben lo que es estar en la primera línea del frente y las consecuencias que tiene.
Ahora que los rusos se han replegado, algunos vecinos tratan de cruzar por fin a la otra orilla. "Es terrible vivir así y tened cuidado que disparan por todas partes", asegura un hombre mientras cruza el puente agujereado para volver a su casa en una rutina que es un peligroso desafío en tiempos de guerra.