La ciudad de Balakliya, en el este de Ucrania, fue liberada el pasado 8 de septiembre tras seis meses de ocupación. Los servicios secretos rusos operaban en una comisaría de policía, donde detenían y torturaban a civiles.
Así lo han denunciado las autoridades ucranianas. Algunos vecinos han relatado a TVE que para buscar información los soldados rusos les traían hasta aquí, les torturaban, les pegaban, les sometían a electrochoque e incluso disparaban para amenazarlos.
Por el suelo se pueden ver documentos, libros, botellas de vodka ruso y restos de comida. Esta comisaría de policía, que fue la que utilizaban los soldados rusos durante la ocupación, sirvió como centro de detención y torturas.
"Los soldados rusos entraban en las casas buscando armas y en la mía, en un armario, encontraron una foto de mi hermano con uniforme militar", cuenta Artem. Después fue trasladado al calabozo, a una celda desde la que oían los gritos de dolor que provenían de la sala donde se torturaba a los prisioneros.
"El invasor conectaba un aparato a la electricidad para torturar"
"El invasor conectaba un aparato a la electricidad para torturar con descargas eléctricas o disparaba cerca de la cabeza para asustarnos", dice un vecino.
Artem, detenido durante 45 días por los rusos. TVE
Artem también cuenta que les ponían un saco en la cabeza o una máscara negra en los interrogatorios. En estas celdas se cree que hubo medio centenar de detenidos y al menos uno de ellos falleció, según las autoridades ucranianas.
"Ahora me parece mentira volver a este lugar", dice Alexei, quien estuvo casi un mes en una celda que compartió con Artem. Ambos hacían muescas en la pared donde contaban los días. Ahora, quieren que el mundo conozca su historia y que se haga justicia, sobre todo por los que faltan. En esta localidad hay denuncias de desaparecidos de los que aún nada se sabe.