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Mijaíl Gorbachov, el comunista convencido que acabó con la Unión Soviética

  • Sus políticas para conservar el comunismo supusieron el fin de la URSS

  • Recibió el premio Nobel de la Paz en 1991 y se convirtió en un símbolo del fin de la Guerra Fría

GONZALO CARETTI
7 min.

“La vida castiga a quien llega tarde”, dicen que sentenció Mijail Gorbachov al líder de la Alemania comunista, Erich Honecker, poco antes de la caída del Muro de Berlín. Ninguna grabadora registró la frase, pero así quedó para la historia. Gorbachov no llegó tarde aunque, paradojas de la política, ahora se le recuerda por algo que, en realidad, nunca quiso hacer: el desmantelamiento de la Unión Soviética. Sus políticas de transparencia (glasnot) y reestructuración (perestroika), ideadas a reforzar a la nación comunista, supusieron en realidad el fin del bloque y, con ello, un cambio radical en el escenario internacional.

Mijaíl Sergéyevich Gorbachov nació en el seno de una familia campesina en Privolnoe, Sevastopol, en 1931 y ha muerto este martes a los 91 años en Moscú. Durante cuatro años trabajó como operador ayudante en una cosechadora de cereales en su localidad. Ingresó en el partido comunista en 1952. Cuatro años después se convertía en el primer secretario del comité urbano y luego lo eligieron primer secretario del todo el territorio.

Tras estudiar derecho en la Universidad de Moscú, en los años 60 completó estos estudios con otros de Agronomía, especialidad que le ayudó a cosechar su primer éxito político durante la gestión de la grave sequía de 1968.

Su carrera política empezó a despegar ya antes, en 1962. Ese año fue ascendido a jefe del departamento del comité territorial del PCUS en su localidad natal, y cuatro años después ya era el primer secretario del comité urbano del Partido en la región.

Con 49 años, en 1979 se convirtió en el miembro más joven del Politburó, el máximo órgano ejecutivo del PCUS y la URSS, tras haber pasado por el Comité Central del Partido.

Una URSS colapsada

En la década de los 80 se iniciaron los años de su máximo poder y, también, de las transformaciones históricas. En 1985, por un estrecho margen de votos, Gorbachov se convirtió en secretario general del Partido Comunista de la URSS tras la muerte de Chernenko. Obtenía así el máximo poder de una potencia soviética en horas bajas, que se completaría con su nombramiento como presidente del Sóviet Supremo y jefe del Estado tres años después.

La realidad que encontró Gorbachov marcaba el camino obligado a su política. La economía soviética llevaba años estancada y el país estaba al borde de la bancarrota. La lucha de polos había obligado a un país arruinado a gastar entre el 16 y el 20% del presupuesto en defensa.

La sociedad había perdido la mayor parte del empuje revolucionario y el compromiso ideológico de 1917. Era casi imposible sostener la ficción de competir con EE.UU. de igual a igual. Para Gorbi, la URSS necesitaba una reforma política y un inevitable acercamiento a Washington.

'Glasnost' y 'Perestroika': reformas y cambio generacional

Su llegada al poder escenificaba una renovación generacional entre los dirigentes comunistas y despertó la esperanza de cambio en una sociedad hastiada. El nuevo 'premier' encarnaba a la corriente reformista que proponía una apertura liberalizadora para sacar a la URSS del estancamiento.

En 1988, durante la XIX Conferencia del PCUS, Gorbachov dio forma a grandes reformas con el propósito de reducir el control de la maquinaria estatal sobre las actividades privadas y propuso un nuevo ejecutivo y un nuevo elemento legislativo.

Primero fue la uskorerinye o aceleración. Después llegó la glasnost o apertura y, por último, la Perestroika o reestructuración, basada en corregir los defectos de la economía planificada dando una mayor libertad de empresa. Sin saberlo y sin quererlo, Gorbachov inició así el desmoronamiento de la URSS.

Esas reformas también implicaron una renovación tanto en la estructura del sistema, como en los nombres de los que ocupaba los cargos, entre ellos la sustitución de Andrei Gromyko como Ministro de Relaciones Exteriores, conocido en las esferas diplomáticas internacionales como ‘Mr. Nyet’ (el señor No).

1990, un año crítico

El 15 de marzo de 1990, Gorbachov fue elegido como el primer (y único) presidente de la Unión Soviética, un cargo creado por sus reformas. Lo consiguió casi sin oposición, con el 59% de los votos de los parlamentarios.

Para entonces, Gorbachov ya se había ganado el respeto de la comunidad internacional, que le concedió el premio Nobel de la Paz en 1991. Primero, por la firma del tratado de desarme pactado con Ronald Reagan en 1987; después con la reducción de los gastos militares de la URSS y, por último, con la retirada de Afganistán en 1989.

También ordenó la paulatina retirada del ejército rojo en distintos países del bloque comunista, lo que condujo a varios procesos que desembocaron en el fin del bloque comunista y abrieron el camino para la reunificación de Alemania.

Los cambios llevaron a Gorbachov a enfrentarse a las reacciones extremas de dos sectores políticos y sociales; de un lado, los conservadores, que criticaban la amplitud del cambio. Del otro, los reformistas que pensaban que los cambios de Gorbachov no eran suficientes e iban demasiado lento. El líder soviético, que trató de encontrar el punto intermedio entre ambas, fue objetivo de grandes críticas.

Intento de golpe de estado y fin de la URSS

En 1991 la URSS se desmembraba y Gorbachov no podía pararlo. Estonia, Letonia y Lituania habían declarado la independencia. También Georgia. Tras duras negociaciones, ocho de las nueve repúblicas soviéticas aprobaron el tratado con la URSS con algunas condiciones que debía de firmarse en agosto.

Pero los sectores más involucionistas del régimen no esperaron. Apoyados por militares y la KGB, miembros de la línea dura del PCUS tomaron el Kremlim, declararon el estado de emergencia y depusieron a Gorbachov.

Sin embargo, el golpe fue desactivado por un movimiento civil liderado por Boris Yeltsin, que se convirtió en el referente político para la nueva Rusia. Debilitado políticamente, Gorbachov dimitió como Secretario General del PCUS y disolvió el Comité Central. El 25 de diciembre de 1991 se disolvió oficialmente la Unión Soviética. Sin embargo, fue Yeltsin quién tomo la decisión definitiva: ilegalizar el PCUS.

Gorbachov en la nueva Rusia

Los primeros años, Gorbachov se mantuvo activo políticamente. En 1996, fundó el Partido Socialdemocrata de Rusia, una unión de varios partidos socialdemócratas, que fue declarado ilegal por los tribunales en 2007. Poco después, fundaría la Unión de Socialdemócratas y el Partido Independiente Democrático de Rusia junto al ex agente de la KGB, Alexander Lébedev.

Símbolo de una época, Gorbachov representó a Rusia en el funeral de Ronald Reagan y apareció en numerosos medios de comunicación desde que abandonó el cargo. Desde películas de cine (Tan lejos, tan cerca! o Cielo sobre Berlín) hasta un anuncio televisivo de la empresa Pizza Hut.

Anna Bosch: "Para los rusos Gorbachov es el hombre que perdió el imperio"

En 1992, fundó su propia fundación, la Fundación Gorbachov, con sede en EE.UU. y la Green Cross International, que le posicionó como uno de los principales patrocinadores de la Carta de la Tierra, una declaración de principios progresistas promovida en el ámbito de Naciones Unidas. Además, participó como miembro de otras organizaciones como el Club de Roma o el Club de Madrid.

La historia recuerda a Mijaíl Gorbachov como el hombre que desmontó al gigante soviético. La paradoja, no obstante, es que las políticas que transformaron no solo a la potencia comunista, sino a toda la esfera internacional, eran la apuesta de un comunista convencido que solo quería modernizar el comunismo para salvarlo. Por ello, el expresidente soviético ha recibido a lo largo de los años no pocos elogios internacionales. Pero también grandes críticas dentro de su país, entre aquellos que añoran la imagen -quizá, sólo imagen- de superpotencia poderosa e influyente que Rusia perdió tras el derrumbe de la URSS.

El expresidente llevaba años viviendo alejado del foco mediático por problemas de salud y, de hecho, se rumoreaba que pasaba meses hospitalizado por varias infecciones. La última conocida fue en 2019, cuando ingresó por neumonía.

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