A punto de cumplir dos meses en vigor, el mecanismo ibérico para la fijación de los precios de la electricidad ha logrado contener un 15% el coste de la luz en el mercado mayorista y hasta un 18% en la factura de los consumidores acogidos a la tarifa regulada, en función de las diferentes estimaciones sobre su impacto. Y, pese a que no ha conseguido una rebaja neta en la factura final, el tope al gas al menos ha mitigado las subidas en los mercados internacionales, hasta invertir una tendencia histórica: mientras lo habitual era pagar más que los grandes países europeos por la energía eléctrica, España ahora desembolsa bastante menos por cada megavatio hora.
"Está funcionando razonablemente bien", indica Francisco Valverde, responsable de Renovables en Menta Energía y especialista en el mercado eléctrico, quien explica que el mecanismo ibérico "está mitigando un poco en el mercado mayorista el impacto tan bestia del aumento del coste del gas en estos meses". Y es que el gas natural de referencia en Europa, el TTF que se negocia en Países Bajos, cuesta hoy cuatro veces más caro que hace un año, en el entorno de los 200 euros por megavatio hora.
Esa subida del gas ha disparado el coste de la electricidad en toda la Unión Europea, donde se impone un sistema marginalista: en el mercado mayorista, toda la energía se paga al precio de la última unidad vendida, la que permite igualar la oferta de las empresas generadoras con la demanda de las empresas comercializadoras. En las subastas, que fijan los precios para cada hora de cada jornada, primero se compra la energía más barata y a medida que se necesita más cantidad, se recurre a energías más caras, como el ciclo combinado de gas. De forma que, cuando el gas, cada vez más caro, entra en la subasta, arrastra a todo el sistema.
El mecanismo ibérico establece una excepción en este sistema marginalista y permite a España y Portugal, que conforman un mercado eléctrico integrado y relativamente aislado del resto de Europa, poner un precio máximo a la energía generada con gas durante un año. Ese tope es, inicialmente, de 40 euros el megavatio hora, aunque irá subiendo a partir del séptimo mes hasta llegar a los 70 euros por megavatio hora. El objetivo último es que el precio de la luz se desvincule lo máximo posible de la cotización del gas y, a la vista de los resultados -el ahorro del 15% coincide con la previsión que hizo el Gobierno pocos días antes de su puesta en marcha-, lo está consiguiendo.
Electricidad más barata incluso con la compensación a las gasistas
Pese a unos comienzos titubeantes y al repunte del gas natural, desde que se puso en marcha la excepción ibérica el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista de España y Portugal se ha mantenido en torno a los 150 euros por megavatio hora. A ese coste hay que añadir la compensación que se abona a las empresas gasistas por no poder repercutir todos sus costes en el precio al que venden la energía, que ha oscilado entre cinco y 106 euros por megavatio hora en función de cuánta energía generada con gas se haya usado cada día, aunque la media diaria supera los 45 euros por megavatio hora.
Incluso con ese sobrecoste -que pagan los usuarios que se benefician del tope al gas, fundamentalmente los 9,65 millones de consumidores acogidos a la tarifa regulada, menos del 35% del total-, el precio medio diario final en el mercado mayorista está sostenidamente por debajo del que se habría pagado sin la existencia del mecanismo, según la estimación que publica diariamente el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco). El cálculo del Gobierno es que, entre el 15 de junio y el 9 de agosto, España ha ahorrado 1.243 millones de euros con el mecanismo ibérico.
Ese ahorro también se ha trasladado a la factura de los usuarios, tal como muestra el análisis elaborado por tres economistas del Instituto Complutense de Análisis Económico (ICAE-UCM), los profesores Rafael Salas, Miguel Jerez y Francisco Álvarez. Su modelo compara el precio que pagan cada día por la energía eléctrica -no por el resto de componentes de la factura, como peajes o impuestos- los consumidores acogidos al Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), como se denomina la tarifa regulada, con una estimación propia sobre cuál hubiera sido el PVPC sin el tope al gas.
Su conclusión es que, a pesar de que los consumidores con tarifa regulada deben asumir la compensación a las empresas gasistas, en el primer mes y medio de funcionamiento del mecanismo ibérico han pagado casi un 18% menos por la electricidad consumida que si la excepción no existiera. "Al principio fue un poco menos, después fue subiendo y se ha estabilizado en torno a ese 18%", subraya Rafael Salas, que destaca que "a pesar del parón estacional de la eólica y el mínimo histórico de producción hidráulica, el mecanismo ha hecho lo que podido: los precios han subido, pero menos. Y la diferencia es increíble respecto a los mercados europeos".
Energía más barata que en las grandes economías europeas
Porque España tiene, en estos momentos, el precio de la energía eléctrica más barato de entre los grandes países europeos, invirtiendo una tradicional desventaja de la economía española, que casi siempre ha pagado la luz más cara que sus competidores europeos. Es una diferencia que se explica por varios factores -como la gran capacidad de almacenamiento y regasificación de gas licuado, a la que ahora se saca provecho-, pero que en su mayor parte se debe a la excepción ibérica.
El análisis del ICAE-UCM hace una comparación del precio medio diario en varios países antes y después de la puesta en marcha del mecanismo; su estimación es que el coste de la electricidad en España -incluyendo la compensación al gas- ha aumentado un 45%, mientras que en Países Bajos ha subido un 59%; en Reino Unido, un 72%, y en Francia, un 85%. Los mayores incrementos, con todo, se aprecian en Alemania e Italia, donde la media desde el 15 de junio frente a la media de los 45 días anteriores a la puesta en marcha del mecanismo arroja un aumento del precio 106% y del 110%, respectivamente.
Es un diferencial con España que también se aprecia al observar la variación de los precios de casación día a día en los mercados mayoristas de Francia, Italia y Alemania. Según los datos que publica el Miteco, en las últimas semanas, salvo excepciones puntuales, el precio en esos tres países supera notablemente el de España. De media, desde que se puso en marcha el mecanismo ibérico, el mercado mayorista español paga por la energía eléctrica un 10% menos que el de Alemania, un 25% menos que el de Francia y hasta un 33% menos que el de Italia.
"La comparación con otros países que no han puesto el tope es el mejor indicador", asegura Francisco Valverde, "históricamente, nuestros precios siempre eran mayores que los del centro de Europa y, desde el tope, son menores. Y en agosto, incluso, mucho menores: si en julio el diferencial era de un 15%, en los primeros días de agosto está más cerca del 30%, porque el mecanismo está más engrasado y las cosas están peor en Europa".
Más réditos en las próximas semanas
Los futuros de la luz -el precio que se paga por un suministro pactado para una fecha posterior- apuntan, además, a que esa diferencia se mantendrá e incluso aumentará en los próximos meses. Porque el mecanismo ibérico, apuntan los expertos, dará mayores réditos a la vuelta del verano, por factores como el incremento de la generación eólica en otoño. "Va a funcionar mejor cuánto menos gas entre en el sistema, lógicamente, porque la compensación va a ser menor. Y la eólica, que tiene mucha estacionalidad, volverá en las próximas semanas y entrará menos gas a la subasta", anticipa Valverde.
También influirá que cada vez más consumidores pagarán la compensación, lo que repartirá el coste: ahora, solo pagan quienes estén acogidos al PVPC y quienes, como ellos, tengan el precio de la electricidad directamente vinculada al precio mayorista -industrias electrointensivas, por ejemplo-, así como los consumidores del mercado libre que hayan modificado sus condiciones contractuales a partir del 26 de abril de este año. A medida que más contratos caduquen y se renueven, más consumidores entrarán en el mecanismo. "Si el mecanismo se pagase entre todos, que yo creo que sería lo lógico, saldría mucho más barato para todos", defiende Rafael Salas.
Con todo, hay otros factores que pueden limitar su eficacia, como el progresivo incremento del tope, que a partir de diciembre irá subiendo a los 70 euros por megavatio hora, y el propio aumento del coste del gas en los mercados internacionales, con la amenaza de un corte del suministro desde Rusia sobrevolando toda Europa.
Ante esa amenaza, Valverde opina que las autoridades europeas están observando el éxito de la experiencia ibérica: "Creo que nos están mirando con lupa, es puro sentido común. Europa no puede mantener los precios de la electricidad que está teniendo durante mucho tiempo y la guerra en Ucrania se prolonga. No me extrañaría en absoluto que el tope del gas muera antes de tiempo porque se implementa algo parecido en el ámbito europeo". Mientras tanto, España y Portugal se abrigan con la excepción ibérica.