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Guerra en Ucrania

El 'tren-hospital' de MSF denuncia el sufrimiento de los civiles: "Más del 40% de los heridos son ancianos y niños"

RTVE.es
5 min.

En la guerra de Ucrania, no hay clemencia para los ciudadanos. Es la conclusión a la que ha llegado Médicos sin Fronteras (MSF) en su nuevo informe Sin piedad para los civiles, 16 páginas que recogen los testimonios de centenares de heridos evacuados en el 'tren-hospital' de la ONG. Más del 40% de ellos, ha asegurado la organización, son ancianos y niños.

Entre el 31 de marzo y el 6 de junio, el tren de MSF atendió a 653 pacientes, que fueron llevados desde las zonas afectadas por la guerra en el este del país hasta hospitales en áreas más seguras. Un viaje que dura alrededor de 20 y 30 horas y que ofreció a los civiles el tiempo suficiente para compartir sus desgarradoras experiencias con los sanitarios.

Se ha disparado contra ellos, han sido mutilados y se ha maltratado a las personas mayores pasando por alto su condición particularmente vulnerable. Muchos, de hecho, han afirmado haber sido heridos en ataques militares sobre áreas residenciales. Otros, además, fueron atacados con armas pesadas cuando intentaban ponerse a salvo.

Explosiones en sus propios hogares: "Iba de camino al baño cuando perdí el conocimiento"

Entre los testimonios a los que ha dado voz MSF destaca el de una mujer de 92 años de Lyman, en la región de Donetsk. Ella contó que "Iba de camino al baño cuando hubo una explosión", perdió el conocimiento y cayó al suelo. "Cuando me di vuelta, mi rostro estaba cubierto de sangre seca. Tenía una fractura abierta en el brazo y también debí romperme la nariz", detalló a los sanitarios. Pasó hasta dos días intentando llegar a un hospital tras ser encontrada por un voluntario.

Los bombardeos venían desde todos los lados

Una historia similar es la de otra mujer de 70 años, que estuvo en el tren con su marido discapacitado. Ambos vivían en un pequeño pueblo de la región de Lugansk habitado por unas 500 personas. Ahora, sin embargo, "solamente quedan entre 30 y 50". "Murió tanta gente. Los bombardeos venían desde todos los lados", y todas las ventanas de su casa se hicieron añicos. Su puerta ahora está llena de metralla y su jardín quedó completamente destruido.

Esta vecina de Lugansk construyó un refugio improvisado alrededor de la cama de cuidados especiales de su marido. Allí se escondía cuando los bombardeos eran todavía lejanos, al empezar la guerra, pero pronto tuvo que ocultarse en el sótano de la casa de uno de sus vecinos. Su pareja, sin embargo, no podía moverse de la casa y pesaba demasiado para que ella lo transportase. Cada vez que volvía a su hogar, tenía miedo de lo que podía llegar a ver. "Una vez, cuando se rompieron las ventanas de nuestra casa, un trozo de vidrio le cortó la pierna", lamentó.

Como estas dos mujeres, la mayoría de los pacientes atendidos por la ONG señaló a las fuerzas militares rusas y respaldadas por Rusia como responsable de las lesiones. MSF no puede verificar dichas experiencias, pero "la decisión de usar armamento pesado y en áreas densamente pobladas significa que los civiles terminarán siendo inevitablemente asesinados y heridos. Y eso se sabe ya de antemano", ha explicado al respecto el coordinador de Emergencias para Ucrania, Christopher Stokes.

Más del 10% de los pacientes perdieron una o más extremidades

Las lesiones por explosiones causaron el 73% de los casos de traumatismos de guerra atendidos por MSF, con un 20% por metralla o disparos y el resto por otros eventos violentos. Asimismo, más del 10% de los pacientes por traumatismos de guerra habían perdido una o más extremidades, el más joven de ellos con solo seis años.

"Vemos muchas amputaciones y heridas de metralla", afirma también a TVE una médica de este 'tren-hospital', único y especialmente creado para la guerra. El vehículo atraviesa Ucrania de este a oeste y en él no viajan ni refugiados ni armas y los vagones están medicalizados: hay más espacio entre camillas y mejores condiciones que en algunos hospitales. Pero, a veces, el dolor emocional que relatan es incluso mayor que aquellos que los sanitarios pueden curar.

No he encontrado el valor para decirle que su madre murió

En uno de los viajes que hizo el auxiliar de enfermería Artur Strumisnkyy, conoció a un hombre con su hija de 8 años y con su abuela. Estaba muy dolorido, ya que tenía una pierna amputada y la otra rota. Sin embargo, no era su principal preocupación. "Todavía no he encontrado el valor para decirle que su madre murió. Yo estaba con ella cuando ocurrió. La vi morir a mi lado", le contó.

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Ahora, dice Strumisnkyy, el trabajo en el tren le ha hecho apreciar la paz que daba por sentada antes de la guerra. "Entiendo lo que significa un cielo despejado, un cielo tranquilo. Quizás, antes, era un poco egoísta", solo pensaba en su desarrollo y en su futuro. La experiencia, no obstante, le ha enseñado que los conflictos armados están en todas partes. "La próxima vez podrías ser tú la persona que necesita ayuda", asegura.

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