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Guerra en Ucrania

La eventual entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN reconfigura la seguridad europea

MIGUEL CHARTE
8 min.

Finlandia y Suecia han solicitado oficialmente la entrada en la OTAN tras un proceso de deliberación política cuyo resultado era sabido de antemano. La invasión de Ucrania por Rusia ha llevado a estos países a dar un giro a su política exterior y acabar con décadas de neutralidad o no alineamiento y sumarse a la alianza militar capitaneada por Estados Unidos.

Aunque los Estados miembros aún tienen que dar su visto bueno (y Turquía ha anunciado su veto por razones políticas), el movimiento altera el contexto de seguridad en Europa y la relación con Rusia, en un momento de máxima tensión además por el apoyo de EE.UU. y la Unión Europea a los esfuerzos bélicos de Kiev.

Suecia y Finlandia se ponen bajo el paraguas disuasorio de la OTAN

Los gobiernos y parlamentos de los dos países nórdicos piensan que la entrada en la Alianza reforzará su seguridad, por eso han acordado solicitarla con amplio apoyo en ambos casos. Entre la clase política de Finlandia, país que comparte más de 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, la mayoría parlamentaria ha sido aplastante (más del 95 %), y no ha puesto ninguna condición.

"La OTAN es la única organización que puede ofrecer dos cosas: capacidad de disuasión, que debería impedir un ataque militar; y el Artículo 5, que ofrece cierto tipo de garantías de defensa mutua", explica a RTVE.es desde Helsinki Tuomas Iso-Markku, del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales (FIIA). "Precisamente la guerra en Ucrania nos han enseñado de una manera muy clara el valor de esa capacidad de disuasión".

Juha Pyykönen, analista de seguridad, considera que ser miembros añadirá a su "defensa nacional y a las capacidades preventivas para prevenir una escalada. Esta es la razón principal para entrar en la OTAN". Las mismas razones, considera el analista, se aplican a todos los estados de Europa Occidental.

Pyykönen cree que, aunque no se hayan puesto condiciones previas, "no habrá tropas permanentes, fortificaciones o bases, ni armas nucleares" en Finlandia. "Esto en tiempo de paz. En tiempo de crisis puede ser diferente, sobre todo en lo referente a la presencia de tropas. En ese caso podría haber presencia de unidades navales y aéreas".

Iso-Markku recuerda que, en el caso de armas nucleares, "la legislación nacional pone limites muy claros: está prohibido traer armas nucleares, o usarlas en nuestro territorio". Tampoco cree probable el despliegue permanente de un contingente de la OTAN, dado que los recursos de la organización son limitados.

El gobierno sueco sí ha explicitado su deseo de que ambas condiciones se cumplan una vez que los miembros de la Alianza aprueben su ingreso.

Para Niklas Nilson, profesor asociado del Departamento de Estudios de Guerra e Historia Militar en la Universidad de Defensa de Suecia, la disuasión ha sido también la motivación fundamental para que Estocolmo rompa su tradicional neutralidad. "Suecia es un país con poca población, con una pequeña economía y mucho territorio para defender. Con el comportamiento que hemos visto de Rusia desde febrero, es realmente difícil ver como una opción defenderse sin formar parte de una alianza militar, crear por si sola una estrategia de disuasión. No es realista".

Refuerzo de la seguridad frente a Rusia

¿Será Europa más segura con la entrada de ambos países en la Alianza? "Tal y como están las cosas, y partiendo del razonamiento según el cual la principal amenaza a la seguridad europea es Rusia, la respuesta es sí", asegura a RTVE.es Pere Vilanova, investigador sénior asociado de CIDOB.

"Lo que ha hecho Putin es una prueba muy clara, es un caso clarísimo - continúa - Ha habido una agresión. El agresor es Rusia. Esto ha ido acompañado de amenazas verbales por parte de Putin a todos los que no se plieguen a sus designios. Si países tan prudentes en su política exterior como Finlandia y Suecia han dado este paso, por algo será".

Si países tan prudentes en su política exterior como Finlandia y Suecia han dado este paso, por algo será

Enrique Ayala, general del Ejército retirado y analista de la Fundación Alternativas, amplía el foco y señala que la situación es más compleja. "Hay un conflicto entre la OTAN y Rusia ahora mismo, real. Esta evolución geopolítica puede marcar una nueva era". El conflicto en Ucrania y las sanciones internacionales han empujado a Rusia hacia China, su principal apoyo económico y comercial en este momento, lo que parece anunciar una nueva competición entre bloques.

Hay un conflicto entre la OTAN y Rusia ahora mismo, real. Esta evolución geopolítica puede marcar una nueva era

"Europa estaría más segura, cooperando con una Rusia democrática - cree Ayala - Pero esto no va a pasar por culpa de Rusia, que es quien ha invadido Ucrania. De cara al futuro, en lugar de declarar a Rusia hostil y proscrita para siempre, sería mejor lograr un camino de cooperación, respeto a las soberanías nacionales y una convivencia pacífica".

Guerra en Ucrania: Pol Morillas (CIDOB): "La seguridad europea se está reconfigurando" - Ver ahora

A la espera de la respuesta de Moscú

El paso dado ha elevado la tensión con Rusia, pero de momento no ha provocado una respuesta. Su presidente, Vladímir Putin, ha advertido de que deberán responder si hay despliegue militar hacia su territorio.

"Rusia se siente amenazada por la expansión de la OTAN y el acercamiento a sus fronteras", explica Ayala, quien recuerda que la segunda ciudad de Rusia, San Petersburgo, está a solo 150 kilómetros de la frontera finlandesa. "Pero no es lo mismo que la entrada de Ucrania o Georgia, prevista en principio en la Cumbre de Bucarest de 2008", añade. En el caso de Ucrania, Rusia percibe su acercamiento a la OTAN como una amenaza no solo militar, sino política.

"La adhesión de Suecia o Finlandia crearía más tensión si hubiera un despliegue de otros países de la OTAN, en especial de EE.UU. - continúa Ayala - pero si no lo hay, la mera adhesión no es una amenaza. Rusia está más preocupada por el despliegue militar de la OTAN que por el número de países que la forman. Cuando dice que hay que volver a 1997, no se refiere a que los países que entraron después de esa fecha salgan, sino a que el despliegue de armas vuelva a donde estaba en 1997".

Ayala cree que la reacción de Rusia será "especular", respondiendo con movimientos paralelos a los eventuales movimientos militares de la Alianza.

Pere Vilanova no cree que el temor a la reacción de Rusia deba ser un condicionante. "Entonces no habría que hacer nunca nada que pudiera incomodar a Putin", argumenta. "Lo crucial es que Finlandia y Suecia han cerrado un capítulo de su historia en política exterior que se basaba en la neutralidad, todo lo demás es táctico", recalca.

Lo mismo ocurre, señala Vilanova, con la entrega de armas a Ucrania, que enerva a Moscú pero que está amparada por el derecho a la legítima defensa recogido en el Artículo 51 de la Carta de la ONU. "La guerra le está yendo mal a Putin. Cuanto antes llegue a la conclusión de que la guerra le va mal, antes parará la agresión".

Iso-Markku percibe un cambio de mensaje en el lado ruso. "Ahora que ya hay muy poco que Rusia pueda hacer para impedir la entrada de Suecia y Finlandia, hablan más de cómo va a ser la situación cuando ya estén dentro de la OTAN, qué tipo de infraestructura militar puede haber cerca de la frontera rusa. Pero con Rusia nunca puedes estar totalmente seguro, a veces dicen una cosa y actúan de manera completamente distinta".

Para Pyykönen, el problema de Rusia no es la OTAN, sino los "valores occidentales" promovidos también por la UE, la OSCE o la ONU. "En Finlandia estamos tan bien preparados como ha sido posible. Las conversaciones entre Putin y [el presidente finlandés Sauli] Niinistö indican menos reacción de lo que esperábamos. Aún hay que verlo", añade.

Las otras amenazas que preocupan a España

La competición con Rusia y la tensión creciente en los flancos norte y este de la OTAN ha relegado en la agenda de seguridad otras amenazas que preocupan a los países del sur, y en especial a España. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, advirtió la semana pasada que la agresión rusa a Ucrania no debe "diluir" el concepto de OTAN 360 y la mirada al sur, especialmente a la región africana del Sahel que, según dijo, se ha convertido en los últimos años en "el mayor epicentro terrorista del planeta".

"La OTAN no tiene nada que hacer en el Sahel, está fuera de su área de actuación", explica Pere Vilanova. "Lo del Sahel es una operación multinacional, de Francia y otros países aliados". 

Enrique Ayala, en cambio, cree que la implicación de la Alianza en un escenario tan alejado como Afganistán y no en Mali, principal foco de actividad yihadista y de tráficos ilegales en el Sahel, demuestra que priman los intereses de Estados Unidos

"Entiendo que para los países bálticos y del Este el problema es Rusia, pero para los países del sur y mediterráneos hay peligros en el Sahel y África - advierte el analista de Fundación Alternativas - Es muy importante que en la cumbre de la OTAN de junio en Madrid los países del sur hagan un esfuerzo para que el nuevo concepto estratégico considere la inestabilidad en el Sahel y el norte de África"

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