Suecia y Finlandia, dos países tradicionalmente neutrales, se han visto obligados a reevaluar su posición tras sentirse amenazados por la invasión rusa de Ucrania y están planteándose solicitar su entrada a la OTAN, que se espera que ocurra en los próximos meses.
La guerra en Ucrania ha cambiado la opinión pública en estos países sobre la pertenencia a la OTAN y cada vez son más los que están a favor. “La razón por la que tantos finlandeses quieren unirse a la OTAN es porque temen que pueda pasar en Finlandia algo parecido (a lo que sucede en Ucrania)”, explica a RTVE.es el profesor de Política Mundial y Economía Política Global Universidad de Helsinki, Heikki Patomaki.
Moscú ve a la Alianza Atlántica como una amenaza para su seguridad y el presidente ruso, Vladímir Putin, exigió que la OTAN retirara sus fuerzas en Europa del Este antes de que comenzara la guerra en Ucrania. Sin embargo, la invasión ha tenido un efecto contrario y ha hecho que países como Suecia y Finlandia estén a punto de unirse a la alianza militar.
invasión a Ucrania ha despertado a la bella durmiente que era la OTAN. No solamente la ha despertado, sino que de pronto aparece como la gran necesidad de la defensa europea e incluso internacional", afirma a RTVE.es el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Isidro Sepúlveda
Obligados a pedir la incorporación a la OTAN por las circunstancias
La invasión rusa de Ucrania iniciada el 24 de febrero ha obligado a que Suecia y Finlandia, tradicionalmente no alineados, estén analizando si su neutralidad militar sigue siendo la mejor herramienta para garantizar la seguridad nacional. Ambos países están cada vez más cerca de unirse a la OTAN.
“Hay una lógica militar y es el impacto de la guerra de Ucrania en todos los ámbitos de la seguridad de estos países”, explica el investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga. “Se han sentido amenazados (Finlandia y Suecia). Entienden que corren los mismos riesgos militares que el resto de los países nórdicos y que no estando integrados en una estructura militar, las únicas garantías de defensa que tienen son la nacional y alguna bilateral”, asevera el analista.
“Lo impensable sería que no lo hicieran ahora (unirse a la OTAN)”, señala Sepúlveda. “Las conversaciones entre ellos ya están muy adelantadas, ambos países ya participaron en la última cumbre de la OTAN como invitados y la fecha previsible para su adhesión es finales de junio”, añade.
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, ha afirmado que su país tomará “muy pronto” la decisión sobre un posible ingreso en la OTAN, mientras desde Suecia, el partido gobernante ha dejado clara su posición de que Estocolmo debe seguir el ejemplo de Helsinki.
“El comportamiento de Rusia es el que ha desencadenado este giro en Finlandia y Suecia”, indica el analista principal de defensa en la Agencia de Investigación de Defensa de Suecia (FOI), Robert Dalsjö. “Suecia y Finlandia llevan cientos de años juntos como hermanos y si Finlandia se uniera y Suecia se quedara fuera, complicaría las cosas para Finlandia”, explica el experto, quien añade que “Finlandia es realmente la que está impulsando esto y estableciendo el calendario”.
En estos dos países la opinión pública ha cambiado significativamente y más personas apoyan ser miembros de la OTAN. En Finlandia el apoyo a este cambio ha aumentado del 28% en febrero al 68% en marzo, mientras en Suecia el 57% de los suecos está ahora a favor de entrar en la Alianza, frente al 51% de marzo.
Fuera de los cálculos de Putin
El presidente ruso ha señalado en reiteradas ocasiones que los avances de la OTAN hacia el este tras la Guerra Fría son una amenaza a la seguridad nacional de Rusia, argumento que ha empleado como una de sus justificaciones para la invasión de Ucrania. Sin embargo, lo más probable es que el fortalecimiento de la Alianza Atlántica no entrara en los cálculos de Putin al invadir el país vecino y menos todavía que otros países de Europa, especialmente Alemania, aumentaran su gasto militar.
Dentro de las consecuencias previsibles de la invasión, no creo que Putin contemplara que esto pudiera ocurrir”, indica Sepúlveda. “Fundamentalmente porque estaba diseñando una guerra muy corta, de días, ni siquiera semanas”, subraya.
Por su parte, Dalsjö explica que “la pertenencia de Suecia y Finlandia facilitará la construcción de una defensa creíble para la OTAN en la región, en un momento en el que todos los Estados de la zona, excepto Rusia, están en el mismo campo”.
Sin embargo, el investigador Artega considera que Putin quería “una OTAN fuerte, porque la continuidad de su régimen depende del enemigo externo y ha sido él quien desde 2014 ha venido alimentando una hostilidad”. “Esta situación le viene muy bien a su estrategia de seguridad nacional, porque lo que dice es que la OTAN se está aproximando”, detalla.
La neutralidad histórica de Suecia
Suecia no ha participado en ningún conflicto armado ni se ha unido a una alianza militar en 200 años. Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania ha hecho que esta postura de larga trayectoria pueda estar a punto de cambiar.
A pesar de su actitud pública de neutralidad durante gran parte de la Guerra Fría, Suecia se convirtió en un socio clave de la Alianza Atlántica en el norte de Europa. Las circunstancias económicas del país y la ayuda ofrecida por Washington llevaron a Estocolmo a la órbita occidental y, a cambio de asistencia financiera, Suecia ofreció durante la Guerra Fría el apoyo de sus servicios de inteligencia a las potencias occidentales.
"Suecia ha tenido mucha suerte en el siglo XX. Tuvimos suerte de quedarnos fuera de las dos guerras mundiales en las que fuimos neutrales. Los suecos sacamos la conclusión de que logramos quedarnos fuera por esta posición”, indica el analista sueco de la FOI. “Se podría decir que en la población sueca ha habido un gran apego a la neutralidad y la no alineación debido a la creencia generalizada de que ha mantenido a Suecia fuera de la guerra durante casi 200 años”, añade.
Por su parte, el profesor Sepúlveda subraya que “con la anexión de Crimea, el surgimiento del conflicto en el Donbás y ahora la invasión de Ucrania y lo que ocurra en Transnistria, lógicamente tanto Finlandia como Suecia no van a tener absolutamente ninguna duda de que tienen que darse un paraguas más importante”.
En este sentido, la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, ha abierto la puerta a un cambio de postura y, a pesar de que su partido rechazó en noviembre el ingreso en la OTAN, ha impulsado una discusión interna sobre esta cuestión.
Finlandia como “Estado tapón”
Al igual que Ucrania, Finlandia es un país vecino de Rusia, con el que comparte una frontera de alrededor de 1.300 kilómetros. Durante 700 años, Finlandia formó parte de Suecia hasta que en 1809 se convirtió en una parte autónoma del Imperio Ruso.
En 1917, Finlandia se independizó de Rusia, un país con el que luchó dos guerras durante la Segunda Guerra Mundial: la Guerra del Invierno, en 1939, y la Guerra de Continuación, en 1941. Siete años después, Finlandia y la Unión Soviética firmaron el Acuerdo de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua, un tratado que posicionó a Finlandia como un país neutral. Esta neutralidad la mantuvo incluso después de la Guerra Fría y la implosión de la Unión Soviética.
“Los suecos veían a Finlandia como un Estado tapón y la idea que mantenían los suecos es que estaban dispuestos a defender su país hasta el último finlandés”, detalla Sepúlveda. “Esta idea de utilizar a Finlandia como tapón ante una agresión por parte de la Unión Soviética en su momento y de Rusia después, se ha mantenido hasta ahora”, explica.
Tras la desaparición de la URSS, las relaciones entre Finlandia y la nueva Rusia fueron crecientemente tensas, especialmente con Putin en el poder. Ahora, a pesar de la invasión rusa de Ucrania, los expertos finlandeses coinciden en que Moscú no tiene interés en invadir Finlandia.
“La historia de Finlandia es una historia de conflictos con Rusia, pero creo que estos conflictos han dado lecciones y tal vez no sería un movimiento tan inteligente iniciar una agresión contra Finlandia”, señala el jefe de Relaciones Internacionales del Centro Europeo de Excelencia para Contrarrestar las Amenazas Híbridas (HybridCOE), Rasmus Hindren. “No existen razones racionales para invadir Finlandia. Es difícil que eso suceda, viendo los costes que implicaría a Rusia si intentara algo así”, asevera.
En este sentido, el profesor Patomaki asegura que “es difícil prever una invasión de Finlandia de ningún tipo”. “Es un miedo que no está muy fundado. Las cosas horribles que están pasando en Ucrania están generando mucho miedo”, añade.
La posible reacción de Rusia
El Kremlin ha afirmado en reiteradas ocasiones que la OTAN es una “herramienta orientada a la confrontación” y que “su expansión no traerá seguridad adicional al continente europeo”. Además, Moscú ha advertido de un despliegue de armas nucleares en el mar Báltico si Finlandia y Suecia ingresan en la Alianza Atlántica. Rusia tiene el mayor arsenal de ojivas nucleares del mundo y es uno de los líderes mundiales en tecnología de misiles hipersónicos, junto con Estados Unidos y China.
Veremos algunas expresiones de enfado por parte de Rusia porque es una pérdida de prestigio y esto es algo muy importante para Moscú”, indica el analista Dalsjö. “Rusia tiene las manos ocupadas en Ucrania y no le sobran soldados, pero no descartaría por completo que hiciera algo con misiles o aviones. Aunque dudo que quisiera enfrentarse a otro país teniendo tantos problemas en Ucrania”, añade.
Por su parte, el profesor Heikki Patomaki cree que “lo más probable es que Rusia reaccione fortaleciendo su seguridad externa, tomando medidas de precaución con despliegues cerca de la frontera con Finlandia”. Además afirma que “hay especulaciones sobre una acción militar inmediata”, algo que ve “altamente improbable, pero que no se puede excluir”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha dicho que la Alianza acogería “con los brazos abiertos” a Finlandia y a Suecia y ha señalado que las dos naciones podrían esperar recibir cierta protección de la OTAN en caso de que Rusia intente intimidarlas desde que presenten sus candidaturas hasta su incorporación.