El confinamiento en Shanghái por el rebrote de coronavirus comenzó oficialmente el 28 de marzo en una parte de la ciudad y más de tres semanas después, 26 millones de personas siguen bajo un estricto aislamiento.
La política COVID cero del gobierno chino ha paralizado prácticamente la actividad económica de la ciudad, que es el corazón financiero del país. Y el puerto de Shanghái, el mayor puerto de mercancías del mundo, opera tan solo al 25%.
Cada vez son más los que se preguntan si esta política tiene sentido, dos años después de que empezara la pandemia y con una variante tan contagiosa como ómicron.
RTVE ha hablado con algunos españoles que llevan tiempo allí y han contado cómo están viviendo las restricciones.
"Cada dos o tres días nos hacen PCR"
Laura Jerez, confinada en Shanghái, explica que "cada dos o tres días nos hacen PCR. Te llaman por un megáfono y sales de tu bloque". "Edificio número 60, entonces sales, enseñas el código QR, te meten el palito y te vuelves a tu casa", cuenta Eladio López, también confinado.
Ni a pasear ni a comprar ni a trabajar. La PCR es el único motivo por el que se puede salir de casa.
"Han cerrado la puerta con un candado. Así que no podemos salir a nada", prosigue Jerez, que lleva ya cuatro años en Shanghái.
López, por su parte, dejó Oviedo para vivir en China Ahora tiene un canal de YouTube llamado 'Respiro Cribado' con el que enseña los puestos de las pruebas PCR.
"En el momento que das positivo, te dicen que te van a pasar a buscar por la noche", prosigue Jerez.
El temor a acabar en uno de los centros de confinamiento y la escasez de la comida que les llevan, confiesan a RTVE, son las cosas que peor llevan. "No se puede pedir todo lo que te apetezca ni los caprichos que te apetezcan", comenta López.
Cuentan que el sentimiento general ante la estrategia estricta de COVID cero es de descontento.
"Te planteas si merece la pena vivir aquí", lamenta Jerez, por el contrario, López admite que "no estoy tan mal como para cambiar mis planes, pero te planteas estar a medio gas"
Ver como en España se retiran las mascarillas y se acerca la normalidad les hace plantearse si ya es hora de volver a casa.