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La nueva estrategia COVID siembra dudas entre médicos y expertos: "No se dan las condiciones"

SAMUEL A. PILAR
7 min.

"No es el momento de adoptar una decisión de este calado, después de todo lo que hemos sufrido, y de que hemos sido el país con el confinamiento más largo y el mayor grado de restricciones", con esta rotundidad valora Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la nueva estrategia frente a la COVID-19 que ha entrado en vigor el lunes, y que relaja en gran medida la realización de pruebas diagnósticas y el seguimiento de las infecciones.

"Las condiciones actuales no son las adecuadas para hacerlo, ni epidemiológicamente ni desde un punto de vista del control de pandemia, porque aún hay un nivel muy alto de contagios, un estancamiento de la incidencia y un virus más contagioso y difícil de detectar… Siempre se habló de una situación de este tipo en la que estuviéramos con una incidencia por debajo de 50, por lo que hacerlo ahora nos parece arriesgado y entrar en un mundo desconocido", razona este médico, quien augura que, una vez más, quienes se lleven la peor parte serán unos servicios de atención primaria exhaustos después de más de dos años de pandemia.

El Ministerio de Sanidad abandona la tasa de incidencia acumulada, el principal indicador que ha servido para valorar la situación epidemiológica y las medidas que se han ido implantando. El contador de los contagios se detiene con una incidencia superior a 450 casos por 100.000 habitantes, y una clara tendencia ascendente en varias comunidades autónomas. A partir de ahora, únicamente se realizarán test diagnósticos a mayores de 60 años, inmunodeprimidos y embarazadas, así como al personal de entornos especialmente sensibles, como el sanitario o el sociosanitario. Además, se deja a "criterio de la sintomatología" la decisión médica de realizar o no estas pruebas, así como el aislamiento o la baja laboral. La tramitación ya no se hará en base a criterios epidemiológicos, sino que dependerá del cuadro clínico que presente el paciente.

Entra en vigor la nueva estrategia frente a la COVID-19

Inquietud entre los médicos de familia

Los médicos de familia consideran que esta nueva estrategia de vigiancia y control supone retrotraerse a escenarios anteriores a la pandemia, en los que "solo queda la clínica" para identificar la enfermedad, por lo que se perderán dos años de avances de diagnóstico y muchos casos positivos pasarán inadvertidos dentro de esa denominación general de "proceso respiratorio indefinido".

Además, aunque las nuevas medidas están planteadas en buena medida para aliviar el exceso de trabajo que soportan desde la irrupción del nuevo virus, estos profesionales creen que el efecto puede ser el contrario. "Se está asegurando que esto va a favorecer a la atención primaria, porque elimina consultas de asintómaticos, pero solo suprimiría el proceso de la baja, porque muchos de los casos, ante la duda, van a ir a hablar con su médico. Entonces, puede reducir en cierta manera la carga burocrática, pero no la carga de la responsabilidad de la asistencia", considera en RTVE.es Lorenzo Armenteros, quien critica la falta de información que ha acompañado a todo el proceso, algo que va a crear "una necesidad de respuestas en los pacientes", por lo que "acudirán al sistema sanitario" y aumentará la carga de trabajo de la atención primaria.

El epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria de la Organización Mundial de la Salud, Daniel López Acuña, coincide en esta repercusión negativa de la nueva estrategia sanitaria, y anticipa una "saturación" de los servicios de atención primaria, ya que "no podemos pensar que la ciudadanía va a tener la capacidad de tomar las decisiones y valorar la severidad o el riesgo". Además, según expresa a RTVE.es, se está "torpedeando la posibilidad de tener bajas laborales por COVID-19", dentro de una "lógica muy perversa en la que han caído todas las autoridades sanitarias, tanto centrales como autonómicas, independientemente de su signo político". "Esto tiene que manejarse con criterios epidemiológicos, de salud pública, no con criterios clínicos o económicos", opina.

Con la nueva estrategia que ha entrado en vigor el lunes, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han dado un paso más hacia la "gripalización" del coronavirus, al considerar que se ha superado la fase aguda de la pandemia, al menos de momento, centrándose ahora en las personas más vulnerables. La medida ha generado división de opiniones entre los expertos en salud pública. Para Salvador Peiró, especialista en medicina preventiva y salud pública, se trata de un cambio "acertado", ya que "es el momento de dar este paso, por lo menos en las comunidades autónomas donde la incidencia está más baja". "Hay muy pocos casos graves, los ingresos en hospitales siguen descendiendo, o por lo menos no aumentan, mientras que las UCI también bajan, más discretamente que antes, pero siguen haciéndolo", justifica.

Peiró, que desarrolla su trabajo en la Fundación de Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), estima que "en este momento, la situación inmunológica de la población española es buena: mucha vacuna, mucha tercera dosis y mucha COVID", por lo que "va a haber menos casos graves, aunque hay que evitar dentro de lo posible los contagios, y para ello es preciso que los casos sintomáticos y los positivos lleven mascarilla, reduzcan su interacción social y eviten el contacto con los vulnerables", algo que "hay que decir ahora mucho, en vez de dar una falsa idea de fin de pandemia".

Sin embargo, aunque está de acuerdo con la medida, considera que "la forma de implementarla es muy deficiente". "Si estás trasladando la responsabilidad sobre el control y el contagio a las propias personas, lo normal es darles información, y el Ministerio de Sanidad lo que ha hecho es sacar una nota de prensa y colgar la nueva estrategia en la web. Hay muchas situaciones que generan dudas, mucha casuística, y el Ministerio debería hacer una campaña de información", opina en RTVE.es.

"Uno de los objetivos de la nueva estrategia debería ser dejar espacio a los centros de salud, que no se dediquen a atención de poco valor, como tos, mocos… Para que se puedan dedicar a las personas que tienen realmente problemas. Pero si van a tener que estar atendiendo a cada caso para ver qué hacen, si tienen que hacerse la prueba, darse de baja… Entonces, tampoco hemos arreglado nada", reflexiona.

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"Nos estamos tapando los ojos"

Por su parte, Daniel López Acuña apunta a que las medidas adoptadas por la Comisión de Salud Pública son "erradas, apresuradas y prematuras". "No estamos en el momento de la pandemia que amerite adoptarlas, porque en el fondo lo único que van a hacer es propiciar más contagios e impedir que tengamos un conocimiento adecuado de lo que está pasando", afirma.

"Cuando la incidencia es todavía alta, cuando hay todavía importante ocupación en camas UCI en varias comunidades autónomas, cuando hay repuntes en al menos diez de estas comunidades, así como en otros países de Europa y Asia; y cuando hay variantes nuevas que son más contagiosas y que tienen un potencial de escapar a la eficacia vacunal, suprimir el aislamiento de positivos asintomáticos es una medida que no tiene ni pies ni cabeza, porque lo único que va a hacer es que esas personas, que aunque no tengan síntomas siguen siendo infecciosas, contagien a otras personas, y extiendan la duración de la ola y de la incidencia", prosigue el exdirectivo de la OMS.

"Por otro lado, dejar de hacer pruebas y limitarlas solo a los casos severos es una manera de no querer ver lo que está ocurriendo, y de no poder actuar de acuerdo a lo que sucede en la realidad. En el fondo, nos estamos tapando los ojos", añade. "Han querido plantear que podemos gripalizar la pandemia, cuando la pandemia no está gripalizada. No estamos hablando de que COVID sea una enfermedad respiratoria como otras que se dan de manera habitual. Solo en la sexta ola, desde diciembre hasta ahora, ha producido 13.000 defunciones. La mortalidad puede elevarse aun cuando la letalidad disminuya o tienda a haber episodios más leves", estima.

En esta misma línea, Lorenzo Armenteros, portavoz de SEMG, insiste en que "hay razones de peso que indican que tenemos que ir con un cierto grado de cautela o por lo menos con una información más alta, con argumentos científicos, epidemiológicos o de control de pandemia que nos pudieran ayudar". "No podemos experimentar, estamos jugando con vidas", advierte.

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