Francisco Floro, un albaceteño de 30 años que vive en Valencia, es uno de los miles de voluntarios extranjeros que se han unido a las fuerzas ucranianas para ayudar frente a la invasión rusa.
Él ha llegado más lejos que otros y ha logrado dar el salto a una unidad militar profesional, lista para ir al frente. "Me pregunto por qué no hay más gente aquí", afirma a TVE, al ser interrogado por sus razones para viajar hasta la guerra en Ucrania.
"Hay gente que está ayudando a refugiados, hay gente que denuncia lo que está pasando en la prensa, hay gente que sale a la calle a manifestarse", continúa. "Yo tengo un pequeño entrenamiento militar, aunque tengo mucho margen de mejora por delante, e intento ayudar de esta manera".
Luchó contra el ISIS en Irak
Francisco cuenta que trabaja en España en el sector de la seguridad, pero no quiere contar nada más. Tiene experiencia militar porque ya combatió en Irak al Estado Islámico y por eso ha logrado entrar ahora en un grupo de soldados locales.
"Prefiero estar con ucranianos, aunque haya una barrera del idioma muy importante. Son gente muy hospitalaria, muy divertida y con la moral altísima. No se van a rendir en la vida. Es que no van a ceder un milímetro", asegura.
"Vértigo" ante la acción inminente
En un aparcamiento de tractores y camiones pesados del área rural de Brovary, se desarrolla la sesión de instrucción del grupo. Para llegar hasta allí desde Kiev, hay que pasar una quincena de check-points, controles de soldados o milicias. Se encuentran a unos diez kilómetros de uno de los frentes alrededor de la capital.
Francisco afirma que la situación le produce más "vértigo" que "miedo", pero sí reconoce que hay algo que le preocupa: la inquietud de su familia en España.
No habla ucraniano, nunca había estado en este país, pero ha venido dispuesto a jugarse la vida. En territorio ucraniano, hay muchos más como él.