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La huida de Ana y sus 10 hijos desde Rumanía: : "Ahora poco más podemos hacer que esperar"

 Reportaje   Las mañanas de RNE  
LAURA ALONSO, enviada especial de RNE a la frontera rumana
2 min.

En Suceava, al norte de Rumanía, han pasado la noche cientos de ucranianos que han cruzado la frontera por el paso de Siret, que está a unos 50 minutos. Son quienes huyen de las ciudades de Ivano-Frankivsk y Lusk, donde hubo ataques del ejército ruso la semana pasada.

Aquí nos encontramos con Ana y sus 10 hijos. Los más pequeños, trillizos, tienen 6 años. Ana relata que tardaron 2 días en llegar, a través de Chernotvsky, que llevan aquí desde el martes y que no se van a quedar en Rumanía. De hecho, tanto su familia como algunos otros ucranianos con los que han compartido resguardo, están esperando un autobus que los lleve a Bucarets. Desde allí, tienen previsto ir a Portugal. "Ahora, poco más podemos hacer que esperar", dice Ana, que se resiste, incluso, a quitarse el abrigo porque el transporte puede llegar en cualquier momento.

Juegos y solidaridad en un hotel de cinco estrellas

Los pequeños entran y salen del centro de acogida, a pesar de que, en Suceava, ha amanecido nevando. Vicktor, Sofía y Ania cuentan que han salido a "explorar el exterior", que han jugado con unas piedras, que han paseado y que los voluntarios les han traido muchos juguetes, "unos coches pequeños y unos bloques para montar" relata Vicktor que añade que, incluso, tienen una sala para jugar.

"No puedo hablar de esto sin romper a llorar"

La mayor de los hijos de Ana se encarga de no perder de vista a uno de sus hermanos, que tiene una discapacidad. Con ellos se ha sentado una chica joven, ucraniana, que se presta a ayudarnos con las traducciones pero que evita hablar de su propia experiencia "porque no puedo hablar de esto sin romper a llorar", nos asegura.

Un cartel en el hotel Mandachi: "Puedes llevarte todo lo que necesites, gratis"

Todos ellos han pasado la noche en el salón de celebraciones del hotel Mandachi, de Suceava, un establecimiento de 5 estrellas, que ha reconvertido parte de sus instalaciones para acoger a refugiados. Esta noche han sido en torno a un centenar.

Voluntarios en el hotel Mandachi de Suceava Laura Alonso / Sergio Jiménez

En la entrada, un grupo de voluntarios jóvenes les ofrecen agua, zumos y café. Han colgado un cartel, con los horarios del desayuno y el almuerzo: "Puedes llevarte todo lo que necesites, gratis".

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