Javier Morales, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, es uno de los mayores especialistas españoles en el antiguo espacio soviético. Analiza para RTVE.es los escenarios abiertos en la actual crisis entre Estados Unidos y la OTAN, de un lado, y Rusia, de otro, con Ucrania en el centro.
PREGUNTA: ¿En qué punto estamos? ¿Más cerca del conflicto armado o en la vía diplomática?
RESPUESTA: La vía diplomática siempre está abierta para evitar una guerra que ambas partes no desean. Tanto para la OTAN como para Rusia es impensable un enfrentamiento militar directo que, recordemos, ni siquiera ocurrió en la propia Guerra Fría, cuando ambas tenían un nivel de tensión muchísimo mayor que ahora.
P.:¿Qué están negociando?
R.: Rusia quiere, mediante la negociación bilateral con EE.UU. conseguir dos cosas para las que Ucrania es un instrumento. En primer lugar, una cuestión de seguridad militar: poner un freno o tener algún tipo de garantía firme de que se va a fijar un límite a esas sucesivas ampliaciones de la OTAN que llevan ocurriendo desde los años noventa.
Y, en segundo lugar, una cuestión de seguridad política: Rusia también quiere garantías de que los países occidentales no van a apoyar ni alentar nuevas revoluciones contra gobiernos afines a Rusia en el espacio postsoviético.
P.:Se entiende que la OTAN y EEUU no quieren que Rusia invada Ucrania ni que se refuerce en los territorios que tiene a su Occidente. Pero, cuando Rusia invadió Crimea, la OTAN no hizo nada. ¿Eso ha mermado su capacidad de negociación?
R.: La capacidad de la OTAN de influencia de lo que ocurre entre Rusia y Ucrania también es limitada. En primer lugar, porque Ucrania no es miembro de la OTAN, con lo cual no hay un compromiso automático de intervención en caso de conflicto. Pero, además, recordemos que Rusia lleva interviniendo desde 2014, e incluso se ha anexionado una parte de Ucrania.
Si la OTAN no intervino en aquel momento para detener la ocupación rusa de Crimea, ni tampoco después para liberarla, pues probablemente es porque la OTAN es consciente de que esa vía no es posible.
P.:¿Por qué las exigencias de garantías de Rusia son tan difíciles de asumir por parte de la OTAN y de EEUU?
“Rusia ya ha recuperado, si no todo el poder que tenía en la Unión Soviética, sí una parte considerable“
R.: La ampliación de la OTAN ya ha pasado a ser parte de la propia identidad de la Alianza Atlántica desde el fin de la Guerra Fría. Esto fue una decisión que tomó Bill Clinton, en los años noventa, aprovechando ese momento de debilidad y crisis económica de Rusia, cuando Yeltsin era completamente impotente para frenar estas ampliaciones.
Lo que ocurre es que Rusia ya ha recuperado, si no todo el poder que tenía en la Unión Soviética, sí una parte considerable, y esta Rusia de hoy ya no está dispuesta a aceptar algo que considera que perjudica a sus intereses vitales de seguridad.
P.:Rusia pide que se vuelva a una situación de 1997. ¿Eso es lo que lo hace todo difícil, que pide que la OTAN vuelva atrás?
R.: Hay que fijarse en que las demandas de Rusia desde los años noventa eran que la OTAN no solo no avanzara hacia sus fronteras, sino que no incluyera a países que habían sido parte de la URSS. En ese momento eran los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania. Pero esos países ya ingresaron en la OTAN, siendo ya Vladímir Putin presidente, y Putin no ha tomado ningún tipo de represalia militar.
Esto ocurrió porque en ese momento había una negociación bilateral con la OTAN, que a Putin le ofreció algún tipo de concesión que podía presentar como una contrapartida para ese perjuicio en la seguridad de Rusia.
P.:¿Cuáles son los objetivos, las ambiciones concretas de Rusia en Ucrania?
R.: Para Rusia, no es posible la ocupación completa de Ucrania. Además, Rusia sabe que con sus acciones de los últimos años ya ha perdido la posibilidad de tener una población o un gobierno afines en el país vecino.
Por todo ello, los objetivos de Rusia pasarían por utilizar esa intensificación de su intervención militar que ya está ocurriendo como una carta para presionar a EE.UU. en la mesa negociadora. No hay que descartar, tampoco, que esa intervención se circunscriba a las zonas del este de Ucrania donde Rusia ya lleva unos años instigando el conflicto.
P.:EEUU y Reino Unido parece que apuestan, en caso de intervención rusa, por un apoyo a lo que llaman “resistencia ucraniana” para crear un “atolladero”, una especie de Vietnam para Rusia en Ucrania. ¿Esto es factible?
R.: En el caso de que la intervención rusa pretenda controlar más territorio del que ya está controlando, es entendible que los países occidentales quieran ayudar a Ucrania a defenderse.
Lo que pasa es que dada la inferioridad abrumadora de Ucrania frente a Rusia esto no sería suficiente. Lo único que podría disuadir a Rusia de entrar militarmente en Ucrania, o de retirarse donde ya está, es una intervención a gran escala de los ejércitos de la OTAN, cosa que muy probablemente la Alianza Atlántica no desea.
P.:El parlamento ruso estudia una propuesta del Partido Comunista de Rusia de reconocer la independencia del Donbás. ¿Qué posibilidades abre ese reconocimiento?
R.: En caso de que Rusia siga un camino parecido al que siguió en Crimea con el Donbás, con esos territorios de Donetsk y Lugansk, y reconociera su independencia y planteara sostener esa independencia en el ámbito internacional, hay que preguntarse si esto daría a Rusia los objetivos que persigue o si, por el contrario, sería una carga el sostener económica y socialmente a las poblaciones de estos territorios que pasarían a depender completamente de la ayuda rusa.