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Nadia Gulham: "Hay que buscar estrategias nuevas para las mujeres afganas"

  • Nadia Ghulam, escritora y activista afgana, acaba de recibir el premio Mujeres Progresistas en la categoría Internacional

  • Pide a la sociedad que no olvide la situación que viven las mujeres afganas bajo el régimen talibán

  • Esta noche, en Objetivo Igualdad,  a las 00'30h en Canal 24 horas

YOLANDA SOBERO
6 min.

La vida de Nadia Ghulam está tallada por la guerra y sus heridas, por las dificultades de vivir bajo un régimen integrista,  que desprecia y relega a las mujeres, por la lucha por sacar a los suyos adelante, por sus dos familias, la propia que sigue en Kabul, y la catalana de acogida. Ahora ve las noticias que llegan desde Afganistán con dolor y preocupación.

“Soy una mujer frontera, muchas veces no sé de dónde soy. Tengo la suerte que me ha acogido mi familia catalana y la cultura catalana es como si fuera también mi cultura. Cuando estoy aquí, aunque hable el idioma y esté muy bien integrada soy una mujer afgana. Pero cuando voy a Afganistán, soy una mujer catalana. Y, a veces, me pregunto quién soy”, afirma

Una historia de supervivencia

Nadia Ghulam nació en Kabul en junio de 1985, durante la ocupación soviética, lo que explica su nombre de origen eslavo, Nadia, que significa “esperanza”. Y esa “esperanza” es la que la que le ha dado la fuerza para luchar. “Hay momentos – reconoce- que estoy muy desesperada, que ni puedo levantarme. Pero limpio mis lágrimas y me digo, Nadia, adelante”.

La guerra ha marcado, desde niña, su vida: “Las bombas y la guerra no sólo destruyen una escuela, un barrio, una casa, un cuerpo, o matan personas, sino que destruyen y cambian a las personas. En mi caso, se llevaron mi infancia, mi adolescencia. La guerra destruye todo, te marca para siempre”.

Las bombas no sólo destruyen una casa o un cuerpo, cambian a las personas

Un bombardeo la marcó por dentro y por fuera. Pese a ello, es la única de su familia que habla, o puede hacerlo, de los interminables años de guerra y violencia. Tras una larga convalecencia y tras la muerte de su hermano, Nadia se hizo pasar por hombre para mantener a su familia, porque el régimen talibán solo permitía trabajar a los hombres. “Al principio- indica- pensaba que sólo sería un día, que las cosas iban a cambiar y que mañana seguiría siendo Nadia. La esperanza de mañana duró 10 años, así que durante 10 años tuve que vivir como un hombre. Y trabajé en muchas cosas: en la construcción, en el campo, haciendo pozos, también en un taller de bicicletas, como ayudante de un imán. En muchas cosas. Y vivía con mucho miedo de que me descubriesen en cualquier momento. Pero lo más duro de todo fue no tener la libertad para decir lo que piensas”.

Entrevista Nadia Ghulam

La situación de la población afgana

La otra vida de Nadia comienza hace 15 años, cuando, gracias a una ONG catalana, pudo dejar Afganistán para curarse de sus heridas. Desde entonces, tiene una nueva familia, con la que vive en Badalona, y ha podido ‘reconstruirse’ y ganar fuerzas para ayudar a las niñas afganas para que puedan ir a la escuela, aprendan a leer, a escribir… Su gran recurso para dar a conocer no solo su propia historia, sino la situación tras la vuelta de los talibanes.  Y no oculta su preocupación por la situación de su propia familia. Por suerte, indica: “Todavía están vivos, pero no tienen ninguna tarjeta de identidad mínima, ni mi padre, ni mi madre, ni mi hermana. Y cómo puedo hacerles papeles si están escondidos y no tienen posibilidades. No pueden salir. Y todo eso afecta, no vale solo con decir “sacamos a los afganos”.

Mi padre, mi madre, mi hermna no tienen documentos, están escondidos

A la amenaza talibán, se une la pobreza extrema, ya que: “Con el régimen talibán, la ayuda internacional está cada vez más limitada y, además, las mujeres ahora no pueden trabajar. Todos están muy preocupados no solo por la situación del país, sino también porque viene el frío, las nieves y a gente no está preparada. No solo es la guerra civil que hay ahora, sino también que no hay electricidad, ni agua. Con todo, en Kabul todavía está bien en comparación con los pueblos y las provincias, que sufren aún más. No sé cómo pueden vivir”.

Vespre a La 2 - Olga Viza entrevista Nadia Ghulam

Nuevas estrategias para ayudar a las de dentro

Y Nadia aporta su grano de arena para paliar la situación. “De momento, estoy llevando adelante a 60 mujeres y en mi país tengo una asociación que se llama “Ponts per la pau” (http://pontsperlapau.com) y en esta asociación, estoy trabajando para que estas mujeres tengan su casa, algún trabajo, tengo club de lecturas, clandestinas, pero tengo y así funcionan. Ellas están conectadas conmigo cada día, les digo tenéis que hacer esto y ellas están funcionando, de esta forma tienen un poco de comida, una vivienda para vivir.”

No podemos sacar a todas las mujeres de Afganistán, hay que ayudarlas dentro

Nadia Gulham no se resigna: “Yo pienso que ahora más que nunca la solidaridad hacia mi país, sobre todo para mujeres, es muy importante porque no podemos sacar a todas las mujeres de Afganistán. Por ello, necesitamos volver a empezar las ayudas humanitarias para que esas mujeres puedan seguir adelante y además buscar otras estrategias, otras posibilidades para esas mujeres. Por ejemplo, antes, cuando la cooperación funcionaba en mi país, los cooperantes que venían a ayudar a la gente, a las mujeres, pues les regalaban o les dejaban una máquina de coser. Ahora podría ser un teléfono móvil, un ordenador para que ellas se conecten con el mundo exterior y, desde su casa, les podemos dar posibilidad de trabajar, de que se conecten con nosotros. Ahora la tecnología está muy avanzada, a través de Zoom, a través de Skype podemos formar las personas, podemos trabajar. Así que ahora no podemos que decir no, es que ahora están talibanes y no podemos hacer nada por las mujeres. No. En mi país hay un dicho que siempre dice que por alta que sea la montaña, siempre hay un camino para subir.

Ha publicado varios libros en los que cuenta su experiencia: “El secreto de mi turbante” (2010), “Los cuentos que me curaron” (2014) (recopilación de relatos tradicionales afganos que le contaba su madre); “La primera estrella de la noche” (2016) (en la que cuenta las vivencias de mujeres afganas). Y el último, “El país de los pájaros sin alas” (2021), un cuento en que a través de un pequeño pájaro, Bibí, cuyo gran afán es poder volar, una fábula en la que cuenta la guerra afgana y la superación gracias a la ayuda y la solidaridad de otros.

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