Jorge recibió la pasada semana la llamada de su casero indicándole que la renovación anual de su contrato de alquiler conllevaba una subida de 36 euros mensuales. “Es la primera vez que me pasa. Creía que esa era una de esas cosas que venían en el contrato, pero que nunca se hacían”, asegura a RTVE.es. La subida respondía a una cláusula en su contrato que estipulaba que el precio se actualizará anualmente según al IPC, es decir, un 3,3 % tomando como referencia el mes de agosto.
Esta es una de las consecuencias indirectas que la subida desorbitada en el precio de la luz tiene sobre los alquileres. En España, la mayoría de contratos de arrendamiento se revisan anualmente en función del IPC del último mes anterior a la firma, de tal forma que, si se firmó el contrato en septiembre del año pasado y toca revisarlo en septiembre de 2021, la referencia sería la subida del IPC entre agosto de esos dos ejercicios.
No se trata de una práctica nueva. De hecho, es lo habitual, aunque muchos caseros han optado durante los últimos años por obviar estas subidas porque las cantidades eran prácticamente irrelevantes. Sin embargo, el alza en el precio de la electricidad y en las materias primas registrada en los últimos meses está llevando a la inflación a niveles máximos de los últimos 13 años, y ahora los propietarios sí están dispuestos a repercutir estas subidas en los precios.
“Entiendo que supone un gasto añadido para mi inquilino, pero mi vida también sube y estoy en mi derecho de revisarlo, tal como estipulamos”, cuenta Eva a RTVE.es, propietaria de una vivienda en Madrid, quien entiende que la subida de la renta es “el único camino para no perder poder adquisitivo”. Ella tendrá que valorar a finales de octubre si sube la renta mensual de su apartamento unos 45 euros, de acuerdo con el repunte del 4 % que los precios han experimentado en septiembre, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) conocidos este jueves. Es un aumento de siete décimas con respecto al dato de agosto (3,3 %) y el séptimo mes consecutivo al alza.
“El IPC está repuntando con fuerza; es probable que se sitúe en el 4,5 % en octubre y noviembre, para después disminuir en el entorno del 4 % a final de año”, explica a TVE el director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres. Esta senda de inflación, añade, prácticamente dobla lo que conocimos el año pasado y “se debe fundamentalmente al coste de la energía y electricidad, que tira hacia arriba el conjunto de precios”.
Los inquilinos pagarán unos 27 euros más de media al mes
Tomando como referencia los 674 euros de alquiler promedio que paga un hogar español, según el último Observatorio de Vivienda y Suelo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la subida del IPC en septiembre se traduciría en un aumento de la renta en octubre de 27 euros mensuales. En el caso de Madrid, donde el alquiler medio se sitúa en 819 euros al mes, el aumento de la inflación conllevaría casi 33 euros más de gasto para pagar esta partida. Mientras que en Barcelona, con un precio medio de 769 euros mensuales, los inquilinos verán aumentada su renta en 31 euros al mes.
“Nos puede parecer un aumento bajo mensualmente, pero si lo sumamos al final de año nos sale casi otra mensualidad”, apunta a RTVE.es la directora de Estudios de Fotocasa, María Matos. En el caso de la media nacional, el efecto de la subida de la luz le habrá costado al inquilino 324 euros más al cabo de un año. En Madrid, por su parte, la cifra rozaría los 400 euros y en Barcelona ascendería hasta los 372 euros. “Por tanto, esta subida no es positiva, sobre todo a quien más va a afectar es a los colectivos más vulnerables, que tienen dificultades para pagar el alquiler, y a los jóvenes”, insiste la experta.
La paradoja del alquiler en España
Estas subidas en los arrendamientos debido al repunte del IPC contrastan con las caídas generalizadas que están sufriendo los precios de los alquileres tras la irrupción de la pandemia. “Justamente se cumple un año del descenso generalizado del precio de los alquileres, sobre todo en las ciudades más tensionadas”, apunta Martos. En Madrid y Barcelona estos descensos incluso han llegado a un 8 %, unas cifras según la experta “muy positivas” que “indican que el ritmo de caída interanual continúa” y que previsiblemente seguirá así hasta final de año.
Pero, ¿podrían estas bajadas en los precios compensar la subida de la inflación? “No, lo cierto es que la subida del IPC afecta muchísimo más”, recalca la directora de Estudios de Fotocasa. Por ejemplo, en Madrid, si tomamos como referencia los 14,60 euros/m2 de septiembre y lo comparamos con el mes anterior, la caída en el precio del alquiler es de 0,40 euros, muy lejos de los 33 euros que suben las rentas de acuerdo al IPC.
En el sector inmobiliario no todos creen que el IPC sea el mejor indicador para actualizar la renta. “Lo cierto es que el IPC no representa la realidad del mercado de vivienda de alquiler porque toma factores que nada tienen que ver con este mercado”, apunta a TVE el director comercial de Alquiler Seguro, David Caraballo. Esta inmobiliaria para actualizar sus rentas utiliza el Índice Actualizador de Rentas de Contratos de Alquiler (ARCA), que “toma como referencia los contratos firmados, la rentas en vigor de ese mes y una muestra de pisos tipo que hay en la oferta”.
“Esto sí representa la realidad y elimina tensiones entre propietarios e inquilinos”, añade Caraballo. Según sus cálculos, en agosto el coste de un arrendamiento descendió un 0,12 % en España utilizando el índice ARCA, mientras que los contratos que se están renovando por ley respecto al IPC experimentaron una subida del 3,3 %.
Por su parte, el director de Estudios de Pisos.com, Ferran Font, reconoce a RTVE.es que el IPC tiene varias ventajas, “entre las que se encuentra básicamente que la relación entre propietario e inquilino sea más transparente desde el punto de vista de que el IPC es un indicador muy conocido y es algo muy utilizado”.
Pero, ¿qué se puede hacer en estos casos?
Los expertos consultados aseguran que todo dependerá de la relación contractual entre propietario e inquilino, la duración de los contratos y, sobre todo, la confianza entre ambos. “La realidad es que todo propietario que tiene alquilada la vivienda quiere durabilidad con su inquilino”, apunta Caraballo, por lo que ve probable que muchos caseros no efectúen finalmente estas subidas en el caso de que sea una relación de larga duración.
El director de Estudios de Pisos.com también menciona la “poca probabilidad” de que un inquilino decida marcharse del piso ante el incremento de los precios por el IPC. “En la decisión influirá, por un lado, la dificultad de acceso a la vivienda de alquiler, que en estos momentos se está relativizando ya que han bajado los precios, pero no los salarios; y, por el otro, el aumento de demanda de acuerdo a mis intereses”, explica. En estos casos, la subida del IPC “sería el precio que tenga que pagar para continuar en mi piso porque quizá el mercado no me ofrezca una alternativa mejor”.
Por su parte, en aquellos mercados donde sí exista oferta disponible, Font propone “hablar con el propietario para llegar a algún tipo de acuerdo”. “En cualquier caso es cierto que un cambio de vivienda no solo los costes personales, sino otros asociados como la mudanza o los administrativos, por lo que debe ser una decisión muy meditada”, añade.
Los precios seguirán al alza hasta 2022
Con el fin de conocer la evolución de los precios del alquiler, durante los próximos meses deberemos seguir de cerca los costes de la electricidad y los combustibles. “Si el precio de la energía se estabiliza, es probable que a partir de la primavera que viene volvamos a sendas de inflación más razonables en torno al 2 %, pero lo cierto es que hay muchos precios como los alquileres que dependen del IPC observado en el tramo final de año”, recalca Torres.
Respecto a los precios del alquiler, para 2022 la previsión es “muy continuista”: “esperamos que las caídas se vayan normalizando y queden en cifras no tan llamativas como las actuales”, apunta Font. A su juicio, las estimaciones son “complejas”, sobre todo por ver “cómo va a evolucionar la pandemia y el impacto de la economía en general; también la gestión de los fondos europeos; y, por último, cómo será la ley de la vivienda” que recientemente ha acordado el Gobierno y que propone regular los precios en las zonas tensionadas.