Los antiabortistas aspiran a inundar este domingo las calles de México de pañuelos celestes, su símbolo. Más de mil organizaciones han convocado marchas "A favor de la Mujer y la Vida" en 22 ciudades del país en protesta contra la decisión de la Corte Suprema de despenalizar el aborto y para contrarrestar el impulso de la "Marea Verde", que presiona para que el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo sea efectivo en todo el territorio.
Los símbolos, el celeste de unos y el verde de otros, son importados de Argentina, que el año pasado legalizó el aborto. Y el debate y los argumentos son muy parecidos a los que se han dado allí y en muchos otros países. La peculiaridad de México es que el aborto no está regulado a nivel nacional. Es competencia de los estados y mientras en la capital, por ejemplo, es legal, en Coahuila estaba penado con hasta tres años de cárcel.
"Estaba" porque eso cambió a principios de septiembre, cuando la Corte Suprema declaró inconstitucionales los artículos del Código Penal de Coahuila que criminalizaban el aborto.
El fallo no solo obliga a cambiar la legislación local, crea además jurisprudencia en todo el país. Los jueces deberán aplicar lo dictado por la Corte y ninguna mujer podrá volver a pisar la cárcel por interrumpir voluntariamente su embarazo.
Despenalización por la vía judicial
El hecho de que la despenalización haya llegado por la vía judicial y no legislativa, lo hace aún más controvertido en un país profundamente religioso, donde el aborto ha ido ganando apoyo popular, pero sigue siendo rechazado por dos tercios de la población, según las encuestas.
En las últimas semanas, la Corte ha dictado además otras dos sentencias relativas al aborto. La primera, anulando el artículo de la constitución de Sinaloa que reconocía el derecho a la vida desde la concepción. Y la segunda, invalidando la ley que regula la "objeción de conciencia" para que una nueva le ponga límites.
La Iglesia mexicana ha respondido a estas decisiones de los jueces diciendo que "favorecen la muerte" y fortalecen una visión machista al dejar a la mujer sola ante la decisión sobre su embarazo, privando además al "padre" de la oportunidad de proteger a su hijo.
"A favor de la mujer y la vida"
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha invitado a los católicos mexicanos a sumarse a las marchas "A favor de la Mujer y la Vida" de este domingo, pero las organizaciones convocantes aspiran a que la convocatoria sea más transversal y han hecho un llamamiento a la movilización de gente de todos los credos e ideologías.
El conservador Partido de Acción Nacional (PAN) es el más afín a la causa antiabortista, aunque también la secundan otras formaciones políticas. En las filas del oficialista Morena, hay más apertura a discutir la despenalización del aborto, pero el tema se maneja con mucha cautela porque el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, es reacio a abordarlo. Respeta la decisión de la Corte, pero considera que "el derecho al aborto" es un "asunto polémico" y, en algún momento, se ha mostrado partidario de someterlo a referéndum.
No será él quien promueva una iniciativa legislativa para regularlo a nivel nacional, y tampoco parece que su partido vaya a hacerlo.
El movimiento feminista lo asume y se agarra a los fallos de la Corte, redoblando su presión para que los estados los acaten. Este pasado martes, Día de Acción Global para el aborto libre y seguro, hubo movilizaciones en todo el país, donde la situación es muy desigual. Solo cuatro de los 32 estados, Veracruz, Hidalgo, Oaxaca y Ciudad de México, tienen una ley de plazos. El objetivo es que la decisión del Supremo no se circunscriba a los estados sobre los que se ha pronunciado, Coahuila y Sinaloa, sino que impulse al resto en la misma dirección y se plieguen a modificar sus legislaciones.
Mientras tanto, en aquellos estados donde siga estando criminalizado, las mujeres seguirán siendo llevadas ante el juez, pero este ya no podrá condenarlas a penas de cárcel