El Mar Menor se muere. Al menos tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Lo que hace unas décadas era una laguna salada de aguas cristalinas se está convirtiendo en una masa turbia y salobre en la que los peces mueren a millares.
A años de presión de la minería intensiva de metales, les siguió la explosión urbanística y del turismo, pero han sido los cultivos de regadío intensivo, tras el trasvase Tajo-Segura, los que han dado la puntilla a un ecosistema único que puede estar lanzando su último grito de auxilio.
Evolución del Mar Menor visto dese el espacio entre 1984 y 2020 / Google Earth Engine
1980 - 1994: Apuesta por el regadío intensivo
Aunque el turismo modificó el aspecto y la morfología del Mar Menor, con la manga de tierra que lo separa del Mediterráneo plagada de hoteles y apartamentos, los expertos aseguran que este cambio de uso no alteró sustancialmente el funcionamiento básico de la laguna.
La transparencia de sus aguas, explican, era fruto de la escasez de nutrientes (aguas oligotróficas), que permitían la existencia de una comunidad de plantas marinas (fitobentos) ancladas en su sedimento. Sin embargo, el escenario cambió cuando se decidió apostar por el regadío intensivo de la mayor parte del campo de Cartagena a principios de los años 80.
2016: La “sopa verde” se expande por la albufera
"Se pasó de 1.000 hectáreas de regadío tradicional a 60.000 de intensivo", explica a DatosRTVE el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, Miguel Ángel Esteve. Durante varias décadas, añade, el Mar Menor "aguantó el golpe". Ha ido absorbiendo entre 4.000 y 5.000 toneladas de nitratos cada año.
Para asumirlas, en ausencia de oxígeno, los nitratos del ecosistema se iban transformando en nitrógeno. "Los humedales periféricos funcionaron como filtros y los fitobentos de la pradera del fondo capturaron los nutrientes", continúa Esteve.
Sin embargo, este proceso estimuló la proliferación de algas en la laguna, lo que hizo que el agua perdiera su transparencia original. Hasta tal punto que la zona de la albufera fue bautizada en 2016 como la “sopa verde” por el tono que estaban tomando las aguas.
2019: La DANA “desentierra” un cementerio de fauna marina
Para 2019, el Mar Menor ya ha cambiado. Lo ha hecho en un proceso bautizado como eutrofización, que no solo ha modificado radicalmente su ecosistema, sino que también ha afectado a la actividad pesquera de la zona. Además, de rebote, ha hecho menos atractivas estas aguas para el turismo que se instaló allí hace unas décadas.
Con el paso de los años, la capacidad de la laguna para asumir nutrientes se ha ido reduciendo pese a la disminución de los drenajes agrarios. De este modo, apunta el experto, vertidos más pequeños son más dañinos para el ecosistema, que queda expuesto ante catástrofes naturales como riadas u olas de calor.
El Mar Menor pasa algunas partes del año al borde de la asfixia por la falta de oxígeno (hipoxia), que está motivada por la descomposición del plancton que se acumula y descompone en el fondo. Cuando los niveles descienden más allá de 5 mg/l, el horizonte para la vida submarina desaparece (anoxia).
2021: El Mar Menor al borde del colapso ambiental
En la actualidad, el regadío ocupa el 46,5 % de la superficie de cultivo murciana, pero supone la práctica totalidad en más de una quincena de municipios. Algunos, como San Pedro del Pinatar, Los Alcázares o Cartagena, tienen costa en el Mar Menor; y sus aguas se evacúan a través de ramblas que van a parar a la laguna.
Además, el uso del riego localizado se ha incrementado un 35 % desde 2016, según recoge la Estadística Agraria Regional de 2020.
En 2021, el Mar Menor continúa al borde de la hipoxia y la historia se repite con la ola de calor de mediados de agosto. Toneladas de peces y crustáceos se marchan a morir a las orillas de la cuenca sur de la laguna ante la mirada atónita de locales y turistas.
Desolados observan los ecologistas las imágenes que los ciudadanos graban con sus móviles. Un grito de auxilio que viene resonando desde hace tiempo en la región, pero que ahora ha captado la atención de la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
"Estamos a tiempo de salvar el Mar Menor", ha dicho Teresa Ribera tras visitar la laguna, reunirse con asociaciones ecologistas y con el presidente de Murcia. Su diagnóstico ha sido abogar por la creación de un 'corredor verde', mediante la compra y renaturalización de parcelas agrícolas, que frene la contaminación superficial de la laguna salada.
Pero, ¿qué más se puede hacer para acelerar el proceso? Estas son algunas de las claves que señalan los expertos:
Las ilustraciones de esta noticia han sido elaboradas por el equipo de Diseño de RTVE.es.
Fuentes: Entrevista con el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Miguel Ángel Esteve y su artículo Mar Menor: historia de un colapso ambiental que pudo haberse evitado; informe de evaluación del Mar Menor elaborado por el IEO en julio de 2020; Servicio de Datos Científicos del Mar Menor (SDC) de la Universidad Politécnica de Cartagena; y Estadística Agraria Regional de Murcia, recogida en su Portal Estadístico.