Después de ocho días recogiendo toneladas de peces muertos por segunda vez en menos de un lustro, ecologistas y vecinos del entorno del Mar Menor, en Murcia, han realizado un llamamiento a las autoridades regionales y nacionales para salvar su laguna. Un ecosistema de agua salada único en Europa que ha sido víctima de décadas de extensión de la agricultura intensiva y una explosión urbanística que han enturbiado sus cristalinas aguas hasta convertirlas en un lodazal donde peces y crustáceos luchan por sobrevivir.
Los expertos recuerdan que las soluciones para recuperar el esplendor de esta masa de agua colindante con el Mediterráneo llevan años encima de la mesa: pasan por limitar y reducir los cultivos de regadío intensivo, al tiempo que se buscan estrategias para aminorar la carga de nitratos que estas huertas depositan en el Mar Menor a través de las ramblas y del subsuelo.
Aunque no se han puesto de acuerdo en todo, la crisis de este verano parece haber reactivado el interés de los políticos. Científicos y naturalistas lo ven con buenos ojos, pero recuerdan que todavía se puede hacer mucho más de lo que se ha propuesto. Estas son algunas de las actuaciones posibles:
1. Limitar o reducir la superficie agraria intensiva
"El Mar Menor se recuperará si se regulan los vertidos", afirma Juan Manuel Ruiz. El profesor de Investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO), dependiente del CSIC, se refiere a las descargas de aguas repletas de nutrientes que provienen de los cultivos de regadío intensivo de la zona. Llegan por las ramblas y a través del subsuelo; y han estimulado la proliferación de microorganismos que consumen gran parte del oxígeno que antes estaba reservado a las praderas marinas, los peces y los crustáceos.
El 16 % de las más de 190.000 hectáreas de regadío que hay en Murcia se asientan en las orillas del Mar Menor. Son las huertas y cultivos de los municipios de San Pedro del Pinatar, San Javier, Torre-Pacheco, Los Alcázares, La Unión y Cartagena. Más de 30.000 hectáreas oficiales, a las que asociaciones ecologistas añaden en torno a otras 10.000 (8.500 según otras fuentes) en situación irregular.
"La solución está en ir a las causas del problema: reformular la actividad agraria en el campo de Cartagena". En estos términos se expresaba en una entrevista en el Telediario Miguel Ángel Esteve, Catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, que denuncia la "permisividad enorme hacia el crecimiento de la actividad agraria por los poderes públicos".
"El agua es el vector, pero la enfermedad son los nutrientes", recuerda Esteve poco después en conversación telefónica con RTVE.es. Por eso, su reclamación va más allá de la regulación y propone reducir la superficie agraria intensiva. "Al menos las hectáreas de regadíos ilegales", se conforma.
El experto considera que este cambio "no es radical", pero afirma que llevan dos décadas esperándolo. Hasta este miércoles, cuando el presidente de la región se ha comprometido a abordarlo. Además, Fernando López Miras ha anunciado la prohibición del uso de fertilizantes nitrogenados inorgánicos en la zona 1 del Mar Menor.
2. Renaturalizar el Campo de Cartagena
Si la reacción del Gobierno autonómico ha sido la de atajar la situación irregular, la del Ejecutivo central apuesta por cambiar el uso de las tierras de cultivo más cercanas a las riberas del acuífero. Crear un ‘corredor verde’ de terrenos renaturalizados en una franja de 1.500 metros para, según ha explicado la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, poder "desarrollar un espacio que haga de filtro verde que acelere ese proceso de recuperación de carga contaminante que pueda quedar".
La decisión del departamento que dirige Teresa Ribera sigue las recomendaciones del informe de evaluación y asesoramiento sobre el Mar Menor que el Instituto Español de Oceanografía publicó en julio del año pasado. Un panel de 28 expertos llegó a la conclusión de que cualquier solución para este ecosistema no puede basarse solamente en nuevas infraestructuras, sino que ha de aplicar también medidas basadas en la naturaleza "de forma complementaria y sinérgica".
Entre estas actuaciones, el documento apunta la recuperación de cauces, la reducción de la erosión y el incremento de la cobertura vegetal. Además, propone proteger y recuperar humedales periféricos, así como construir otros artificiales.
"Un 5 o un 7 % del territorio renaturalizado haría un papel de control natural de los que sale del campo de Cartagena", cuantifica Esteve, que añade a estos cálculos la restauración y recuperación de terrenos de dominio público hidráulico.
3. Biorreactores para rebajar los aportes de nitratos
El Mar Menor se comunica con el Mediterráneo en varios puntos o golas por los que se podría dejar entrar agua del exterior para reequilibrar la salubridad de la laguna. No obstante, los expertos descartan esta opción al considerar que, si lo que se pretende es mantener y conservar el ecosistema, la dilución supondría "la mediterranización total de la albufera y la pérdida de su identidad y singularidad ecológica".
Derivar los aportes de agua hacia el Mediterráneo tampoco es una opción, ya que, como señala el informe, "tienen un elevado potencial de provocar efectos colaterales completamente indeseables en hábitats vulnerables del Mediterráneo adyacente". Por lo que la tercera medida para recuperar el ecosistema del Mar Menor pasa por eliminar nutrientes de las aguas superficiales mediante sistemas de biorreactores.
Ahora bien, este sistema supondría una intervención humana con un pequeño impacto sobre el entorno que es poco deseable. Por eso, los especialistas solo la contemplan en caso de que la recuperación natural no se produzca, y únicamente cuando tenga un fundamento científico sin riesgo de crear nuevos perjuicios al ecosistema.
4. Mitigar los daños de las lluvias torrenciales
La catástrofe ecológica tras la DANA que inundó la zona del Mar Menor en septiembre de 2019 -que se saldó con miles de peces muertos apenas un mes después- puso el foco en otro aspecto necesario para proteger el ecosistema: la adopción de medidas que eviten el trasporte de sedimentos hacia la laguna.
Tal y como señalan desde el IEO, una actuación en este sentido no solo serviría para mejorar la calidad medioambiental del Mar Menor, sino que, a su vez, ayudaría a mitigar los daños de las lluvias torrenciales sobre los municipios ribereños.
5. Recuperar y proteger especies autóctonas de la laguna
En el Mar Menor, "encontramos otra serie de ecosistemas que solo existen en este tipo de ambientes; hábitats formados por praderas marinas habitadas por una gran biodiversidad", apunta el experto del IEO Juan Manuel Ruiz en una entrevista en RNE. Entre la fauna marina que habitaba y debe regresar a la laguna, enumera caballitos y agujas de mar, invertebrados y numerosas especies de peces, "algunas de ellas de interés comercial como la dorada, la lubina o el salmonete".
Se actúe como se actúe, los especialistas insisten en hacer un seguimiento exhaustivo de la recuperación natural del fitobentos que poblaba las praderas del fondo de la laguna y mantenía el equilibrio del ecosistema, de las comunidades filtradoras y de los sedimentos para examinar opciones de restauración más activas.
Además, añade Miguel Ángel Esteve en un artículo de reciente publicación, todo debería hacerse con una modelización integral del conjunto del socioecosistema del Mar Menor y su cuenca de drenaje. De modo, argumenta, será posible "evaluar de manera científicamente robusta los costes y la efectividad de cada una de las medidas".
"Muchas veces se compara al Mar Menor con un enfermo terminal, pero su destino no es la muerte", reflexiona Ruiz. Aunque considera imposible decir cuándo ocurrirá, está seguro de que "si aplicamos las medidas en el origen del problema, el ecosistema se recuperara". "La naturaleza es fuerte y si le quitamos el pie de encima, encontrará el camino", sentencia.