El debate sobre si es necesaria una dosis adicional de la vacuna contra la COVID-19 para reforzar la inmunidad sigue en el aire. Se trata de una medida cuyo calado no es únicamente ético, sino que también podría acarrear importantes consecuencias a nivel de salud pública. Desde buena parte del ámbito científico recuerdan que, de momento, no existe ninguna evidencia que justifique esta decisión, al menos para la población general, y al mismo tiempo inciden en el potencial peligro que entraña una baja cobertura de vacunación en los países menos desarrollados.
Algunos países ya están administrando la dosis adicional, pero solo para determinados colectivos más vulnerables, como personas con problemas de inmunidad o grupos de especial riesgo. Es el caso de Israel, Chile, Emiratos Árabes Unidos o Rusia. Estados Unidos acaba de aprobarla para personas inmunodeprimidas. Por su parte, Reino Unido ya ha anunciado que millones de personas podrán recibir una dosis de refuerzo a partir de septiembre. También para ese mes, estará disponible para la población de riesgo de Alemania y Francia. En España, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha reconocido que la posibilidad de aplicar esta medida está sobre la mesa.
En este sentido, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha pedido recientemente a los países con ingresos altos que pospongan la tercera dosis de la vacuna de la COVID-19 hasta, al menos, finales de septiembre, con el fin de asegurar las primeras dosis en países más pobres. Tedros ha advertido de que más del 80% de las vacunas han acabado en países de ingresos altos, a pesar de que solo son la mitad de la población de todo el mundo, algo que "no se puede aceptar".
"No hay datos epidemiológicos ni publicaciones"
En líneas generales, la mayor parte de especialistas en inmunología y salud pública coinciden en apuntar a que esta dosis adicional sí que podría estar indicada para grupos poblacionales con un sistema inmune debilitado, aunque también destacan que las evidencias científicas al respecto todavía son escasas. "No tenemos datos epidemiológicos y no tenemos publicaciones, por lo que no está demostrado, Hacen falta más evidencias para ver a partir de qué edad y en qué situaciones. Si son más de 65 años, más de 80 años… Aún no lo sabemos bien", expresa Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
López Hoyos reconoce que es cierto que ya se ha constatado en determinados grupos de población "una menor duración de la respuesta inmunitaria", tanto "a nivel de anticuerpos como de células", aunque también sostiene que, de momento, "en los grandes registros, en las grandes series, no hay un aumento en la incidencia clínica de la infección, y tampoco lo hay en las residencias. Salen brotes, pero no aumenta esta incidencia, y eso es muy relevante".
“M. López Hoyos: Hacen falta más evidencias para ver a partir de qué edad y en qué situaciones es necesaria la tercera dosis. “
Sobre la posibilidad de que España también opte por administrar esa tercera dosis de la vacuna a una parte de su población, este inmunólogo opina que "en cuanto pase el verano, probablemente sigamos la misma dinámica que el resto de países europeos y se apostará en diversas situaciones por la tercera dosis". Aunque insiste en que "epidemiológicamente ya no será un problema, y sí que es un problema que tengamos a una gran parte de la humanidad sin vacunar, lo que va a facilitar que en un momento dado pueda originarse una variante frente a la que no respondan las vacunas y que encima tenga mayor capacidad de transmisión".
Tercera dosis a mayores de 65 "por precaución"
Matilde Cañelles, investigadora e inmunóloga del CSIC, opina que "en estos momentos, con toda la información que tenemos en nuestra mano, sí que estaría justificada esa tercera dosis para las personas mayores de 65 años y para aquellos que por algún tipo de medicación o de enfermedad puedan tener la inmunidad más reducida", aunque deja claro que "para la población general todavía no hay información suficiente", y que "es posible que sí que sea necesario, dependiendo de cómo esté afectando la variante Delta a la eficacia de las vacunas, que es algo que hay que ir viendo".
Cañelles destaca el hecho de que los países que están administrando la tercera dosis también están llevando a cabo estudios muy detallados sobre si realmente ayuda en cuanto a inmunidad, "y se está viendo claramente que lo hace". "Si juzgamos por anticuerpos, a las personas que con la primera y segunda dosis no han desarrollado una buena respuesta de anticuerpos, con la tercera sí que la han desarrollado".
Para esta científica, el mayor problema estaría relacionado con la inmunidad celular, ya que "es mucho más complicada de analizar en grandes poblaciones, y por desgracia se tienen muy pocos datos". "No hay que olvidar que los órganos que producen las células de memoria, la inmunidad celular, van degenerando con la edad, y a partir de los 65 años esta producción es muy residual. Por ejemplo el timo, que es el órgano que produce las células T, en una persona de 65 años está prácticamente atrofiado", explica, por lo que cree que "es casi seguro que estas personas no están generando una inmunidad celular potente".
Así, Cañelles se muestra partidaria de aplicar la tercera dosis en este colectivo, "por precaución", para "no tener que empezar a poner esa tercera dosis para mayores de 65 años cuando ya empiecen a entrar en la UCI y morir".
“M. Cañelles: No hay que plantearse como una disyuntiva la tercera dosis en los países ricos o vacunar a los países pobres. “
Acerca del dilema entre administrar esa dosis adicional o enviar vacunas a los países más pobres para que aumenten sus coberturas de inmunización, la investigadora del CSIC cree que "no hay que planteárselo como una disyuntiva", ya que "hay que hacer las dos cosas al mismo tiempo". "Se están produciendo cada vez más vacunas, se está ampliando la capacidad productiva, y en muchos países sobran dosis, como en Estados Unidos", argumenta. También apunta a una posible solución que podría ayudar en este proceso: "poner menos concentración en la tercera dosis de la vacuna parece que también da el mismo resultado, y eso ampliaría la cantidad de dosis que se pueden administrar".
Escenario "a tener en cuenta"
Por su parte, Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), afirma que "en estos momentos, no hay evidencia científica sólida y rotunda que indique la necesidad de esa tercera dosis", aunque recalca que "eso no significa que sea un escenario que no debamos tener en cuenta. Por ejemplo, en determinados colectivos poblacionales como inmunodeprimidos, donde el impacto de las dos primeras dosis de la vacuna puede no haber sido suficiente".
“Amós García Rojas: Dejar espacios abiertos sin vacunar tiene un riesgo biológico claro. “
"Plantearte esa tercera dosis cuando hay países en vías de desarrollo que no tienen todavía la primera dosis administrada, me parece una insensatez no solo desde el punto de vista de la justicia distributiva, sino también porque tiene un riesgo biológico claro", expresa. "Si dejamos espacios abiertos sin vacunar, los ciudadanos de esos países van a seguir enfermando, y por lo tanto va a seguir estando la posibilidad de aparición de nuevas variantes".
Problema "a nivel planetario"
Finalmente, Alfredo Corell, inmunólogo y profesor de la Universidad de Valladolid, opina que "las terceras dosis que se están comprando en Europa, sin evidencia científica, hay que mandarlas a países donde no se está vacunando, porque es necesario alcanzar un porcentaje alto de población inmunizada para evitar la aparición de nuevas variantes". "Esto es a nivel planetario, no podemos hacerlo de modo egoísta o localizado en Europa", prosigue.
“A. Corell: "No podemos vacunar de modo egoísta o localizado en Europa". “
Corell también hace extensivo este planteamiento para la vacunación por debajo de 15 años, que "en este momento debería estar sometida a un debate tanto científico como moral, sobre todo cuando hay países donde no hay ni un 1% de la población vacunada". "No tiene sentido vacunar contra el coronavirus por debajo de los 15 años, que la severidad de los casos es bajísima, que la letalidad es mínima... No tiene solidez ponernos a vacunar en esa franja", subraya.