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Las claves de la semana

Cien olas de calor, cinco de COVID y toda la carne en el asador: la semana en datos

  • El calor de este fin de semana nos lleva a analizar las olas de calor registradas en España, un centenar en menos de 50 años

  • Los contagios entre jóvenes disparan la incidencia, pero esta por sí sola no sirve para entender la pandemia hoy

PAULA GUISADO / JOSÉ Á. CARPIO / DatosRTVE
8 min.

¿Entramos este fin de semana en España en la primera gran ola de calor del verano? ¿Es una ola de calor de las de toda la vida o un fenómeno de “cúpula de calor”, como el que se vivió en Norteamérica a finales de junio, con temperaturas de más de 50 grados en California y que dejó al menos 500 muertos en Canadá?

Sea como sea, se vivirán entre el sábado y el lunes temperaturas extremas que rozarán los 50 grados en el sureste de España (máxima alerta en Murcia) y que nos recuerdan que, aunque nuestra principal preocupación en los últimos meses hayan sido las olas pandémicas, no podemos olvidarnos de las consecuencias ya presentes del cambio climático.

Podemos debatir si es episodio intenso, cúpula o definitivamente ola de calor -la Agencia Estatal de Meteorología subraya que no es eso último. Pero lo que está fuera de todo debate es que España y el mundo se calientan, y de qué manera.

Pendientes de la ola 101

Los máximos que se esperan para este fin de semana oscilan entre los 40 y los 45 grados -con posibles picos de 47ºC- y se concentran en las áreas del Guadalquivir y en el interior y sureste de la península: es decir, las provincias de Córdoba, Sevilla, Guadalajara, Madrid, Murcia y Toledo. No será ola, dice la AEMET, sino episodio de calor breve aunque intenso. Pero tanto da para una serie de varias temporadas.

Cuando llegue -que llegará- la primera ola de este verano será la ola número 101 desde 1975, según el recuento de la AEMET. Hasta la fecha, la Agencia ha contabilizado 62 en la península, Baleares, Ceuta y Melilla, y 38 en Canarias.

Los tres factores que determinan la intensidad de una ola de calor son la temperatura alcanzada, la duración y el territorio afectado. No obstante, en su informe anual sobre olas de calor, la AEMET reconoce que no hay una definición “única y precisa” del término, lo cual puede llevar a “exagerar sobre el tema”: “En verano es normal que haga calor y no podemos hablar de ola de calor, cuando las temperaturas, aun siendo altas o incluso muy altas, sean relativamente habituales en el periodo estival”.

Para contabilizar las que tienen lugar en España cada año, la Agencia considera que se trata de episodios de “al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10 % de las estaciones consideradas -137, seis de ellas en Canarias- registran máximas por encima del percentil del 95 % de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.

Con ese criterio, 2017 fue el año en el que más olas de calor se registraron, hasta cinco. Y 2015, el año en el que tuvo lugar la más extensa: 25 días. Aunque la duración habitual es mucho menor: solo en 13 ocasiones la ola se extendió más de una semana. Para dar con la que afectó a más provincias hay que remontarse a agosto de 2012.

En la AEMET prevén que este fin de semana se batirán muchos récords de temperaturas locales, pero no ven tan probable que se supere el de temperatura máxima absoluta en España: 49 grados. Un hito que se ha alcanzado en diversos años y lugares, como Hornachuelos (Córdoba) en 1959, Manzanares (Ciudad Real) en 1962 y Écija (Sevilla) en 1981.

Europa se calienta

Pero aunque en España el termómetro está acostumbrado a días extremos, el calentamiento no es patrimonio nacional.

En 2018, un proyecto de investigación coordinado por EJDnet llevó a cabo un análisis de la evolución de las temperaturas medias en Europa en el último siglo. Así, pudieron concluir que la ciudad media europea se ha calentado un grado entre 1900 y 2019. El siguiente mapa muestra cómo han aumentado las temperaturas en cada área durante ese periodo:

En todos los lugares analizados la temperatura media anual era superior a la del siglo pasado. En la mitad de las más de 500 zonas analizadas, el aumento de la temperatura media fue superior a un grado. En unos pocos puntos -entre ellos, Linares (Jaén)- la diferencia fue de más de un grado y medio.

Las consecuencias, nos avisan reiteradamente, serán trágicas. Como enésima alerta de ese impacto, un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) publicado recientemente en The Lancet Planetary Health que apunta a la necesidad de aplicar medidas severas de mitigación para frenar las muertes por el calentamiento global. Si no se hace, señala el informe, el aumento de fallecimientospor calor superará el descenso de la mortalidad por el frío, sobre todo en el arco Mediterráneo.

Casi siete grados de más

El centro de Europa es una de las zonas con peores perspectivas en un escenario en el que las emisiones sigan siendo demasiado altas. Pero la situación reflejada estudio tras estudio, como que el mapa que dibujaba el Climate Impact Map, es complicada a nivel global.

De aquí a finales de siglo, la temperatura media será casi 7ºC más alta en Macedonia del Norte, el país con peor panorama; 5,5ºC más en España; 3,6ºC más en Groenlandia. Y en el mundo, en general, un aumento continuo de las temperaturas si no se toman medidas drásticas.

Y junto a la primera (o no) ola de calor de este verano, ¿quinta ola de coronavirus?

Siguiendo con el tema, esta semana parece haber irrumpido la quinta ola de contagios de la pandemia de COVID-19 en España -si se puede considerar como cuarta ola la del mes de abril-. Debates técnicos y epidemiológicos al margen, es evidente que en la actual escalada de casos el protagonismo recae en los jóvenes menores de 30 años, población con menor porcentaje de vacunados y con una mayor movilidad social, sobre todo una vez acabado el curso.

Pero antes de atribuir culpas hay que hacer dos matizaciones importantes:

1) Esta situación podemos observarla con detalle ahora que Sanidad informa de la incidencia de casos desglosados por franja de edad. No sabemos qué grupo de edad era más responsable el verano pasado o en la primera ola. Pese a la forma similar, las sucesivas oleadas son diferentes entre sí.

2) Estas tendencias responden al escenario actual: con la mayoría de las personas de más de 50 años vacunadas con pauta completa, las franjas de edad inferiores son las más expuestas al contagio, al margen de su mayor o menor movilidad. A medida que haya más y más jóvenes vacunados, es de esperar que la curva de casos siga la misma tendencia que la de sus mayores, como se observa en el siguiente gráfico.

A eso se están entregando esta semana las comunidades autónomas: con una mano aceleran la campaña de vacunación, ofreciendo a los grupos sin vacunar autocita, camiones itinerantes, empresas privadas y vacunas non-stop en pabellones y hospitales; y con otra aumentan las restricciones, limitando la apertura del ocio nocturno, estrechando horarios e incluso planteando nuevos toques de queda.

Y una tercera observación. En el momento actual de la pandemia, la gravedad no la marca solo el valor de la incidencia acumulada a 14 días, que es la brújula que hemos seguido casi todo el tiempo. Los indicadores clave de la crisis sanitaria pasan también por las hospitalizaciones y la letalidad, además de otras variables como la incidencia en los mayores de 65 años, la positividad de los test y la trazabilidad de los casos (la capacidad de rastreo de los contagios derivados de un brote). Sí, los del famoso semáforo de Sanidad. Ahora, más que nunca, la realidad de la pandemia no la pinta un único dato.

Posdata: ventajas y desventajas de un buen chuletón

Enlazando con la importancia de un planeta sostenible, en los últimos días la ‘serpiente de verano’ de la actualidad ha sido la polémica del consumo de carne: el ministro de Consumo alertando sobre el consumo excesivo de carne; el presidente del Gobierno, defendiendo la excelencia de un chuletón en su punto; el habitual estruendo político y social alrededor. Y el debate de fondo, menos audible, sobre una cuestión tan importante como impopular: el consumo actual de carne es excesivo para la salud y el medio ambiente.

Cada español consume casi 50 kilos de carne al año y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es más del doble de lo conveniente, que estima en 21 kilos. Por un lado, se atribuye a la industria cárnica el 9,1% del total de emisiones de efecto invernadero; por otro, el sector da empleo a casi 100.000 trabajadores y supone uno de cada cuatro euros de la aportación de la industria alimentaria a nuestro país y el 2,3 % del PIB.

El análisis que ha hecho RTVE.es a partir de este debate se puede leer a continuación.

La polémica continuará, o no. Hasta la próxima vez que ardan las redes.

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