España retomará en los próximos días el ritmo de vacunación con el compuesto de AstraZeneca, tras el parón sufrido la pasada semana a causa de las dudas que ha generado la vacuna sueco-británica contra el coronavirus, a la que se relacionó con algunos casos de trombosis.
Las recomendaciones realizadas por la Agencia Europea del Medicamento y la Organización Mundial de la Salud, junto a la falta de pruebas determinantes sobre una relación directa entre la vacunación y los casos de tromboembolismo, han convencido a los responsables sanitarios de España y otros países europeos de que el beneficio de aplicar la vacuna de AstraZeneca es mayor que el riesgo potencial.
Por ese motivo, la Ponencia de Vacunas del Ministerio de Sanidad ha decidido recomendar que se amplíe la administración del suero de AstraZeneca hasta los 65 años. Ahora será la Comisión de Salud Pública y, en última instancia, la Comisión Interterritorial las que este lunes deban dar el visto bueno a esta propuesta, como habían reclamado algunas comunidades autónomas, caso de Cataluña, Madrid o Cantabria, con el fin de agilizar el proceso de inmunización.
"Es una vacuna segura, hay que recordar que se ha puesto en aproximadamente 20 millones de personas y solo se han encontrado un total de 23 casos que están en estudio", asegura a RNE Sonia Zúñiga, investigadora del CSIC.
Francia la reserva para mayores de 55
Si todo transcurre según lo previsto, el miércoles volverán a inocularse las vacunas de AstraZeneca, de las que España dispondrá de más de 940.000 dosis, que se sumarán a las 890.000 corresponientes a los compuestos de Pfizer y Moderna.
En principio, los expertos españoles no han propuesto recomendaciones para que personas con patologías previas queden fuera de la vacunación, a diferencia de Francia, donde la Alta Autoridad de Sanidad (HAS) indicó el viernes que, a la espera de que se despejen las dudas sobre los riesgos de trombosis, se reserve la vacuna de AstraZeneca a los mayores de 55 años, ya que los transtornos hemorrágicos en el país vecino -tres en total- solo se han observado en personas por debajo de esa edad.
Esta es la razón por la que el mismo viernes el primer ministro galo, Jean Castex, de 55 años, se vacunó con AstraZeneca con el objetivo de lanzar un mensaje de confianza frente a las dudas que pudiera generar el compuesto: según un sondeo publicado el viernes en Franceinfo y Le Figaro, un 56 % de los franceses no quiere inocularse el suero de la farmacáutica sueco-británico, con mayor desconfianza entre los más jóvenes.
Castex no es el único líder europeo que ha querido dar ejemplo con la vacunación: el primer ministro británico, Boris Johnson, se vacunó el viernes con AstraZeneca; el primer ministro italiano, Mario Draghi, anunció que lo hará, mientras la canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que está dispuesta a ser inmunizada con este compuesto.
En España, por el momento, no se ha planteado una vacunación de líderes políticos, aunque sea como forma de mandar un mensaje de confianza a la población. Una propuesta que ha realizado el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, quien ha instado a todos los políticos que se vacunen con AstraZeneca para "volver a generar confianza en la misma".
El virus golpea en el este del continente
Aunque España no volverá a vacunar con AstraZeneca al menos hasta el miércoles, otros países europeos han reanudado de inmediato el proceso, como Francia, Italia o Alemania. El ejemplo contrario es el de Finlandia, que el viernes suspendió la vacunación de forma provisional.
Pero la amenaza de una nueva oleada, que está golpeando especialmente en el este del continente, pero también a Francia o Alemania, ha empujado a sus autoridades a retomar la vacunación.
Países como República Checa, Eslovaquia, Hungría o Bulgaria son los que están registrando mayores tasas de mortalidad, aunque el incremento de casos se está extendiendo por toda Europa. Esta circunstancia está provocando también nuevas restricciones, como en el caso de Francia, donde desde el sábado un tercio de los ciudadanos -incluyendo los de la región de París- están sometidos durante un mes a un nuevo confinamiento.
El aumento de los contagios, que roza los 25.000 nuevos casos diarios y una tasa superior a los 260 por 100.000 habitantes en los últimos siete días, ha movido a las autoridades a tomar esta decisión.
También Alemania ha visto aumentar la incidencia acumulada en siete días, con casi 100 nuevos casos por 100.000 habitantes, lo que ha llevado a algunos expertos a exigir un regreso inmediato al parón de la vida pública en todo el país, que se podría plantear este lunes en la reunión que tiene prevista Merkel con los jefes de los estados federados.
El incremento de casos no es exclusivo de Europa sino que han aumentado en todo el mundo por cuarta semana consecutiva, en buena parte por la presencia de nuevas variantes de coronavirus y la ralentización en los procesos de vacunación.
En ese sentido, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha urgido a los países a que despejen sus dudas sobre AstraZeneca, ya que este compuesto supone el 90 % de las dosis que la agencia de la ONU está distribuyendo a través de su programa COVAX.
Una alternativa que algunos países como Alemania e Italia están planteando es la de cerrar un acuerdo con Rusia para adquirir la vacuna Sputnik en caso de ser aprobada por las autoridades europeas e incluso a nivel nacional si la Unión Europea "no se mueve en este asunto", según ha argumentado el titular alemán de Sanidad, Jens Spahn.