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Adolfo García-Sastre: "Las mutaciones no van a dar lugar a una nueva pandemia"

SAMUEL A. PILAR
8 min.

Adolfo García-Sastre es jefe de patógenos emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York. Catedrático de Medicina y Microbiología, lleva más de un cuarto de siglo estudiando el virus de la gripe, aunque en su laboratorio también se investigan otros virus de ARN, como este SARS-CoV-2 que ha provocado la mayor crisis sanitaria mundial en décadas.

El reconocido virólogo analiza para RTVE.es la evolución de la COVID-19, ahora que las vacunaciones masivas están llamadas a convertirse en el elemento decisivo que ponga fin a la pandemia, a pesar de que estén avanzando con paso muy desigual a lo largo y ancho del planeta. García-Sastre advierte de que aún queda mucho camino por delante antes de salir del túnel, y de que todo dependerá de un único factor: que se vacune al mayor número posible de personas.

PREGUNTA: El pasado mes de junio asegurabas que estábamos "casi al principio de la pandemia". Han transcurrido nueve meses y ya tenemos vacunas… ¿En qué momento exacto crees que nos encontramos ahora?

RESPUESTA: Sin las vacunas, estaríamos más o menos en la mitad de la pandemia, pero ahora todo depende de cuánto tiempo se tarde en tener a suficiente gente vacunada. Podemos estar al principio del final, pero cuándo se va a llegar al final va a depender de la gente que seamos capaces de vacunar en los próximos meses.

P: ¿Hasta qué punto representa una amenaza la aparición de nuevas variantes?

R: Las nuevas variantes suponen preocupación con respecto a cómo tratar las infecciones de COVID-19 en el futuro, pero ya no sería con la urgencia que tenemos en la actualidad. No son mutaciones que puedan dar lugar por ejemplo a una nueva pandemia, que ocurriría si son tan distintas que ya no hablásemos de SARS-CoV-2, sino de SARS-CoV-3, un nuevo virus completamente distinto que no es neutralizado por nada de la inmunidad inducida por SARS-CoV-2. Eso no hay ninguna evidencia de que vaya a ser así. Sí que es verdad que ahora mismo hay algunas variantes que son menos neutralizadas por los anticuerpos inducidos por vacunación o por inmunidad natural con las variantes previas, pero siguen siendo neutralizadas.

P: La inmunidad generada por las vacunas sigue generando grandes interrogantes, como su duración o la capacidad esterilizante. ¿Crees que se trata de cuestiones que pueden dificultar ese objetivo de lograr la inmunidad de grupo?

R: En realidad, lo que se denomina inmunidad de grupo es la inmunidad necesaria para erradicar a un patógeno, que tiene que ser muy alta. Pero para erradicar a un patógeno no se necesita inducir inmunidad estéril en todo el mundo que esté vacunado, lo que se necesita es reducir el contagio a un factor que sea menor a uno. Es el R0, que expresa el número promedio de casos nuevos que genera cada caso. Si es menos de uno, el virus desaparece de la circulación. Eso solo se ha conseguido con un único virus en humanos: el de la viruela. El resto de los virus, sí que es verdad que hay vacunas que funcionan muy bien, y que si se aumentase el número de vacunados a lo mejor se podrían incluso erradicar, como el sarampión o la polio, pero todavía no ha ocurrido y eso demuestra lo difícil que es erradicar un virus en cuestión de niveles de vacunación.

Solo hemos conseguido erradicar al virus de la viruela, y eso demuestra lo difícil que es erradicar un virus en cuestión de niveles de vacunación.

Ahora bien, si hablamos de cuánta inmunidad necesitamos para que disminuya el número de hospitalizaciones a un nivel que ya no cause una emergencia que dé lugar a posibles paros económicos y colapso de la sanidad, eso ya es otro tipo de pregunta, y ahora mismo es la más importante de saber. ¿Cuándo vamos a llegar a eso? ¿Y a qué nivel tenemos que llegar? Eso lo desconocemos, pero sabemos que ese nivel se puede adquirir. Es decir, es cuestión de vacunar al máximo número posible de gente.

P: Gran parte de las esperanzas para acabar con la pandemia están depositadas en las vacunas, pero, ¿qué papel van a jugar los antivirales? ¿Qué puedes decir de Aplidin? R:

Los antivirales van a ser necesarios incluso una vez que esté mucha gente vacunada y haya disminuido el número de casos. Por desgracia, eso no significará que los casos severos e incluso los fallecimientos se dejen de producir, y habrá que tratar a los casos que todavía existan. En ese aspecto es muy importante seguir trabajando en medicamentos porque la vacuna no va a lograr erradicar completamente el virus y, para los casos que permanezcan después de la vacunación, la mejor forma de tratarlos sería con buenos medicamentos.

Los antivirales van a ser necesarios incluso una vez que esté mucha gente vacunada y haya disminuido el número de casos.

En cuanto a Aplidin, sabemos que su actividad en modelos animales y celulares es muy buena, pero hay medicamentos que funcionan muy bien en modelos animales y luego no lo hacen tan bien cuando se va a la situación real. Hasta que estén hechos los estudios clínicos, desconocemos todavía cuánta va a ser la capacidad de este fármaco para poder hacer impacto en la enfermedad COVID-19. Lo más importante ahora son los ensayos clínicos de fase 3. Prometedor es prometedor, pero al final todo tiene que ver con cómo funciona en la clínica.

El virólogo Adolfo García-Sastre. MOUNT SINAI

P: ¿Consideras que tarde o temprano también habrá que vacunar a los niños?

R: Esa va a ser una decisión que se tomará cuando estén hechos los ensayos clínicos en niños, que se están haciendo, y se vea cuánto de efectiva es la vacuna en ellos. Y sabiendo también si los datos de protección y de eficacia de los ensayos clínicos son tan favorables que supusieran un beneficio en cuestión de eliminar esos casos que son más raros, pero que también hay, de enfermedad severa y muerte en niños debido a COVID-19. Va a depender de los ensayos clínicos, y si según los datos obtenidos supone un beneficio usar la vacuna en ellos.

P:¿Qué crees que ocurrirá respecto al control de la pandemia si a medio y largo plazo buena parte de la población mundial sigue sin recibir vacunas?

R: Eso significaría que el virus sigue circulando en mayor cantidad en distintos lugares, y si ocurre algo así también es más fácil que entre en sitios donde hay vacunación y que dé lugar no ya a otra pandemia, sino a más casos de hospitalización de los que podría haber si estuviera más gente vacunada.

Si no se vacuna lo suficiente, existe el riesgo de que el virus pueda evolucionar antigénicamente y sea necesaria la revacunación.

Otra cosa que ocurre es que cuanto más virus esté circulando en el mundo, más rápido puede evolucionar. Se pueden crear variantes mucho más diferentes de las que existen ahora mismo, que pueden ocasionar más problemas de los que ocasionan incluso las variantes actuales. Eso también sería un riesgo, que el virus pueda evolucionar antigénicamente y que haga que sea más necesaria la revacunación.

P: El año pasado, el verano se marcó como un horizonte de nueva normalidad, pero en España apenas tuvimos respiro. ¿Crees que este verano, con las campañas de vacunación avanzadas, va a ser diferente y va a representar un verdadero punto de inflexión? R:

Sí, puede ser si hay suficiente gente vacunada. Pero para eso tenemos que conseguir un número de vacunación que no sabemos todavía cómo es de grande para poder dar lugar a que se pueda hacer una vida normal.

P: Países como Israel, Estados Unidos o Reino Unido están dando grandes pasos en la inmunización de su población, pero la Unión Europea está teniendo más problemas de los previstos, debido sobre todo a la escasez de dosis. ¿Qué crees que ha fallado en la política común europea de vacunación?

R: Creo que tiene que ver sobre todo con que esa política común no está clara. Cuantos más cocineros hay en una cocina, más difícil es poder hacer los platos. Es un problema sobre todo de regulación y de coordinación, causado por la falta de rapidez para tomar decisiones adecuadas, debido a la complejidad de lograr un consenso.

En una pandemia, cada segundo cuenta.

Es algo que no solo se ha visto con las vacunas, sino también con cómo se han podido parar o mitigar los contagios. Si una decisión adecuada no se puede tomar de un modo rápido porque se necesitan demasiadas legalidades, pues se tarda más tiempo en tomar esa decisión adecuada, y al final en una pandemia cada segundo cuenta.

P: ¿Era inevitable que la pandemia se convirtiera en el caldo de cultivo perfecto para negacionistas y antivacunas? ¿Se puede hacer algo con ellos o son casos perdidos?

R: Creo que hay dos tipos de gente que no quiere vacunarse. Uno son gente muy dogmática, que ya tiene tomada una decisión de antemano, que no se cree ningún dato porque opinan que las vacunas son malas y no hay forma de demostrarles que son buenas. Son una minoría, pero no pueden ser convencidos, porque da igual lo que les digas. Pero luego también hay mucha gente que tiene miedo y que piensa que no quiere vacunarse porque a ellos no les está ocurriendo nada, y como no están seguros, prefieren no vacunarse. Esa es la gente que se puede convencer, con buenas campañas de educación, por parte de gente que no tenga miedo de vacunarse y les transmitan sensación de seguridad sobre las vacunas, gente en la que ellos confíen, no solamente los políticos, porque no todo el mundo tiene confianza en los políticos.

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