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Premios Goya 2021

Los Goya 'pandémicos', desde Málaga: la intrahistoria de una gala "segura"

JESSICA MARTÍN
10 min.

Misma ciudad, misma celebración, pero una diferencia abismal la que separa los Goya 2021 de los que se vivieron un año atrás. La pandemia de COVID-19, esa que todo lo trastoca, ha colmado de extrañeza la gran fiesta del cine español, celebrada por segunda vez consecutiva en Málaga y precedida por la alfombra roja menos colorida de la historia: sin nominados, con distancias y mascarillas, y dividida en dos zonas por las que únicamente han desfilado los presentadores y entregadores antes del comienzo de la gala, bajo un estricto protocolo sanitario.

La Academia de Cine ya había avisado de que las medidas de prevención de contagios serían severas y de que el protagonismo lo tendría este año el ‘show’ televisivo y telemático que se ha podido disfrutar desde la pantalla. Con todo, la atmósfera que ha generado la situación sanitaria en el epicentro del espectáculo ha sido aún menos festiva de lo que cabía imaginar por el profundo empeño de los organizadores en minimizar al máximo los riesgos.

La distancia física, las mascarillas y las múltiples indicaciones recibidas no han ayudado a caldear el ambiente, si bien es cierto que esa frialdad forzosa no ha impedido que los únicos asistentes a la gala presencial dejaran claro de múltiples formas el principal mensaje de la noche, que la pandemia no ha impedido celebrar la última cosecha cinematográfica y que volverán esas alfombras rojas por las que se pueda pasear a sonrisa descubierta.

Antonio Banderas: "Esta gala quedará en la historia"

“Son diferentes. Son difíciles estos Goya”, admitía Antonio Banderas, anfitrión y presentador de la ceremonia, desde el rincón reservado a RTVE.es en el tramo de la alfombra ubicado en la bautizada como ‘Sala B’. El actor, que recogió su primera estatuilla como intérprete un año antes y en la misma ciudad (su Málaga natal) aseguraba que conducir la gala iba a ser mucho más difícil que estar nominado. Y eso que lo más arduo —llegar a ese modelo híbrido tras organizar "12 o 15 galas distintas" por los continuos cambios— ya había pasado.

Antes de que empezara la función, Banderas ya mostraba confianza en el formato elegido, que ha apostado por una presencialidad muy reducida en Málaga y múltiples conexiones vía ‘streaming’.

Si no hubiera sido así, se diluye entre cientos de galas que habrá en el futuro

“¿Tú sabes lo que al final va a pasar? Que, probablemente, Dios lo quiera, no haya ya una gala como esta y quedará como una gala especial. Entonces, si no hubiera sido así, se diluye entre cientos de galas que habrá en el futuro, pero esta no, esta quedará en la historia y esos que ganen o los propios nominados que se vean en su casa, esos tendrán imágenes insólitas”, ha subrayado Banderas, tras recordar que lo visto este sábado “no tiene precedente en la historia de la televisión”.

También lo entiende así la periodista María Casado, que ha presentado la entrega de galardones junto al malagueño y ha admitido que hacer posible ese espectáculo ha supuesto un enorme “reto”.

Las distintas localizaciones y el protocolo 'anticovid'

El reto también puede incluir lo que supone, a nivel de logística, organizar una celebración tan fragmentada. Por un lado, una alfombra roja en el Hotel Miramar; por otro, el desarrollo del espectáculo desde el Teatro Soho y, en tercer lugar, unas conexiones telemáticas que han añadido múltiples escenarios al mismo evento.

Unas marcas circulares han marcado dónde debían situarse los entrevistados para guardar la distancia mínima.

La previa de eso último la ha marcado esa alfombra roja segmentada en dos mitades y ubicada en salas distintas. En total, 40 metros de moqueta que se quedan muy lejos de rozar los más de 200 que midió la de la pasada edición.

También relevantes son las cifras que tienen que ver con la asistencia porque, mientras en 2020 hubo más de 400 personas en torno a la alfombra, esta vez únicamente han accedido unas 60 al recinto, incluyendo a entregadores, técnicos, personal vinculado a la gala y medios de comunicación.

Además de esas limitaciones, la Academia de Cine también ha sido muy estricta con los protocolos; todos los asistentes han tenido que someterse a una prueba PCR previamente y estaban obligados a llevar mascarilla y cumplir con las distancias de seguridad.

En la ‘Sala B’, donde los periodistas han podido conversar con los entregadores, la alfombra contaba incluso con unas pegatinas circulares tras las que debían situarse los entrevistados para responder a las preguntas de la prensa. Lo han hecho, por cierto, en tiempo récord, ya que el "desfile" ha arrancado con algo de retraso y ha obligado a acelerar el encuentro con los medios para que los presentadores y entregadores pudieran llegar a tiempo al Teatro Soho.

Los entregadores: sin abrazos, pero con ilusión

Desde el otro lado de la alfombra, RTVE.es ha podido conversar con muchos de los que han desfilado por ella, como un ilusionado Carlos Latre que aspiraba a poner el toque de humor a la gala y un positivo José Coronado que, pese al entusiasmo, admitía echar en falta este año algunos ingredientes de los que siempre condimentan los minutos previos a la entrega de premios.

Los actores, las actrices, somos muy besucones y muy abrazones y se nos está haciendo muy raro

“Nos faltan los abrazos. Los actores, las actrices, somos muy besucones y muy abrazones y se nos está haciendo muy raro”, ha dicho Coronado, a quien se le ha encomendado la misión de entregar un cabezón en una ceremonia que ha sabido, dice, “subirse a la ola de los protocolos de seguridad”.

El cineasta Juan Antonio Bayona ha adelantado que para él era “una responsabilidad todavía más grande” ser entregador “en un año tan complicado” para la ciudadanía en general y para la cultura en particular, mientras que la actriz Paz Vega vaticinaba que España asistiría este sábado desde casa a una gala “inolvidable”.

“La recordaremos como una gala responsable, comprometida y segura que demostró a la gente que se puede seguir y que el bicho no va a acabar con nosotros”, ha afirmado Vega.

La actriz y cantante Najwa Nimri a su llegada a la alfombra roja. EFE

A pesar de que la pandemia ha dejado menos margen para el disfrute de la 35 edición de estos Premios, la actriz Najwa Nimri cree que los organizadores “se lo han montado bastante bien”.

“He ido a varios festivales en plena pandemia y estos premios están siendo los mejores, te diré. Dentro del código y el protocolo que hay que seguir se lo han montado bastante bien. Es más natural. En Donosti me sorprendí muchísimo y hasta lloré en el baño. Esta vez me parece más humano”, ha dicho Nimri, que ha lucido la “mascarilla” más peculiar que se ha visto en toda la noche.

He ido a varios festivales en plena pandemia y estos premios están siendo los mejores

En apariencia, se asemejaba más a un velo semitrasparente que le cubría la boca y que dejaba entrever unos labios pintados de rojo, aunque la actriz ha precisado que contaba con un filtro para evitar el paso de gotículas.

"La cultura es segura", el mensaje más repetido

Junto a todos esos entregadores han desfilado también por la alfombra roja el cineasta Alejandro Amenábar y la ganadora del Goya de Honor, Ángela Molina, entre otros rostros conocidos en la industria del cine y la televisión.

Las tres cantantes que han puesto música a la ceremonia, Vanessa Martín, Nathy Peluso y Aitana, también han conversado con RTVE.es y han expresado sensaciones muy parecidas al describir lo que estaban viviendo.

Estoy muy contenta de que hagamos cosas, de que se demuestre que la cultura es segura

“Hay que tragar saliva para que no te tiemble la voz y no emocionarte, pero estoy muy contenta de que hagamos cosas, de que se demuestre que la cultura es segura, que es alimento de nuestro espíritu. Y parece que ya vemos un poquito de luz al fondo del túnel”, ha dicho Vanessa Martín, incidiendo en el mensaje más repetido desde una alfombra roja en la que no solo se ha reivindicado la cultura sino también el feminismo, la sanidad y la ciencia.

En recalcar la importancia de esto último se ha detenido Marisa Paredes, una de las personalidades más animadas y divertidas de toda la noche, que ha aprovechado la cita para lanzar varios mensajes.

Gracias a la ciencia estamos todos aquí. Si no, esto podría durar un siglo”, ha dicho la actriz, que ha defendido “encerrarse más”, si es necesario, para frenar del todo a la COVID.

Después, ha anunciado que va a ser abuela y ha incidido en que, para ella, “estar viva” es el mayor privilegio. Por eso ha tenido muy presentes en este día a todos los que han fallecido tras contraer el coronavirus.

Sensación agridulce en la ciudad de Málaga

Ese último enemigo público es también el que ha dejado una sensación agridulce en la ciudad de Málaga, donde habría gustado que la segunda vez consecutiva en que se acogían unos Goya fuera distinta.

Exterior del Teatro Soho, el lugar donde se ha celebrado la gala. REUTERS

Lo afirma Belén Cuesta, que un año antes recogió en esa misma ciudad que la vio nacer su primera estatuilla y que esta vez ha pisado la alfombra roja “con extrañeza”. Lo vivido en 2020, dice, es puro contraste con lo experimentado en plena pandemia.

Es una celebración muy atípica y a la vez hay algo de bonito en que podamos estar aquí

“Es una celebración muy atípica y a la vez hay algo de bonito en que podamos estar aquí. También hay algo de nostalgia, de echar de menos a tus compañeros, de que no estén tus amigos. Son muchas cosas”, admite.

Fuera del Hotel Miramar y del Teatro Soho también se palpa cierto desánimo y ni siquiera el tiempo ha acompañado este fin de semana. La ciudad, adem ásigue estando muy restringida y el cierre perimetral de la provincia ha impedido ver unas calles tan bulliciosas y llenas de vida como cabría esperar cuando un evento así se da cita en ellas.

Varias personas pasean junto a un mural con una imagen de Antonio Banderas. REUTERS

Los hosteleros también lamentan no haber podido sacar provecho de la cita, como sí hicieron el pasado año.

“Se nota mucho que hay menos gente. Además, aquí somos patrocinadores de los Goya. El año pasado nos reservaban comidas y se hacían fiestas en la planta de arriba, pero esta vez nada. Es una pena, pero ya sabemos lo que hay. Esperamos para la próxima estar mejor”, dice el camarero de un restaurante ubicado a los pies de la Alcazaba.

En esta edición hay que optar por ver “la botella medio llena y no medio vacía”, como ha sugerido Banderas. Solo así, en lugar de recordar los Premios Goya de 2021 como los más extraños y distantes, podrán pasar a la historia como los más especiales y memorables.

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