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Elecciones catalanas 2021

Salvador Illa, el ministro templado de Sánchez que vuelve a Cataluña para ser el president del diálogo

ROCÍO GIL GRANDE
5 min.

BIOGRAFÍA

Lugar y fecha de nacimiento: La Roca del Vallés, Barcelona, 1966.

Formación: licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona y máster en Economía y Dirección de Empresas por la Universidad de Navarra.

Años en política: concejal en La Roca del Vallés desde 1987 y alcalde del municipio entre 1995 y 2005 -salvo unos meses, por moción de censura-. Secretario de Organización del PSC desde 2016 y ministro de Sanidad entre enero de 2020 y enero de 2021.

Salvador Illa (La Roca del Vallés, 1966) es el último candidato anunciado para las elecciones catalanas y el que más ha revolucionado la campaña. Aunque llegó al Gobierno de Sánchez siendo uno de los ministros más desconocidos, acabó llevándose todo el protagonismo al frente de Sanidad por una pandemia que ha cambiado el orden mundial de las cosas. Illa, que lleva en el foco mediático día a día desde hace casi un año sin perder su templanza y serenidad, es ahora el rival a batir por todos los partidos y se perfila como uno de los nombres con más posibilidades a gobernar la Generalitat.

Las sospechas de la oposición de que Illa, pese a ser ministro de Sanidad desde hacía un año -y en la peor pandemia desde hace 100 años- podía tener puesta la vista en Cataluña se confirmaron con su candidatura el pasado 30 de diciembre, justo un día después de que él mismo la negara. Desde entonces, el socialista ha sido cuestionado en múltiples ocasiones por toda la oposición- incluido Podemos- por haber utilizado, en palabras de los demás partidos, su Ministerio como trampolín electoral. Lo cierto es que el carácter dialogante del exministro puede haberle valido el puesto de candidato. Su papel negociador, junto al del secretario y la vicesecretaria del PSOE, José Luis Ábalos y Adriana Lastra, fueron claves en las conversaciones con ERC para facilitar la investidura de Sánchez en enero del año pasado.

El presidente del Gobierno apuesta por Illa para la reconstrucción política y de convivencia en Cataluña. Además, el candidato podría avanzar donde el secretario general del PSC, Miquel Iceta -candidato hasta la proclamación de Illa-, ha encallado en los últimos años: en su relación con Esquerra, estancada en la desconfianza del PSC hacia los de Oriol Junqueras y en el rencor de los republicanos hacia unos socialistas a los que culpan de haber defendido y facilitado la “represión” contra los líderes del ‘procés’. Aupado en gran parte de las encuestas -el CIS le da como vencedor-, Illa podría verse en el dilema de tener que pactar con ERC y posiblemente con los 'comunes' para formar un gobierno de izquierdas o mirar a Ciudadanos, que llama también al PPC para formar una alianza “constitucionalista”, aunque los 'populares' ya han dicho que no a esta suma.

Licenciado en filosofía, Illa ha dedicado gran parte de su vida a la política con una trayectoria llamativa: hasta 2005, solo había desempeñado cargos en el ámbito municipal y ahora, tras pasar un año por el Gobierno de España, intentará presidir Cataluña. Su trayectoria pública comenzó como concejal de su localidad natal en 1987 y llegó a la alcaldía en 1995, aunque fue desalojado mediante moción de censura a principios de 1999. Su ausencia duró poco, ya que regresó en las elecciones de ese mismo año y se mantuvo de alcalde hasta 2005.

En el Gobierno de España, compartió protagonismo con Pedro Sánchez en la gestión de la pandemia y ante las críticas de la oposición por el estado de alarma durante la primera ola, el proceso de desescalada -con el descontento de algunas comunidades autónomas- la cogobernanza con las autonomías, los problemas en la vacunación y por una tercera ola que sigue en un momento crítico, entre otros reproches. “Me voy con mucha pena” pero convencido de ser “útil” como servidor público en Cataluña, dijo Illa durante su despedida como ministro, donde reconoció que “uno de los momentos más complicados” que le ha tocado vivir fue el de restringir el acompañamiento de los familiares de enfermos o con coronavirus.

“Illa es el hombre que necesita Cataluña (...) un hombre sensato, trabajador, inteligente y, sobre todo, un hombre bueno”, decía hace apenas unos días Sánchez de él. También Iceta, que ahora será ministro de Política Territorial, ha hablado siempre en elogios sobre quien es desde 2016 secretario de Organización del PSC: “Es serio, riguroso, discreto, eficaz, un magnífico gestor público y con un gran sentido común (...) "es un hombre digno de toda confianza".

Salvador Illa, en tres frases:

“Estoy aquí para trabajar por el reencuentro de los catalanes (...) todo el mundo sabe que la única solución para Cataluña pasa por tener un presidente socialista en Moncloa y otro en el Palau de la Generalitat".

“No voy a pedir a nadie ninguna credencial, no preguntaré a nadie qué es o qué se siente porque (...) la mitad de Cataluña necesita a la otra mitad, aunque no piense como ella o vote como ella".

“Me opongo frontalmente a los extremos porque me desespera la polarización y rechazo los nacionalismos excluyentes porque es absurdo querer una sociedad cerrada".

Expectativas electorales

Todas las encuestas otorgan al PSC de Illa una notable subida respecto a los resultados electorales de 2017 y el CIS prevé su victoria electoral con una horquilla de 30-35 diputados y en un apretado pulso con la ERC del vicepresidente catalán, Pere Aragonés (31-33 escaños).

En un escenario postelectoral en el que los pactos se prevén necesarios, los socialistas del exministro podrían intentar reeditar la coalición del Gobierno de España en Cataluña con Catalunya en Comú, que obtendría entre 9 y 12 escaños, pero aún así no llegarían a la mayoría absoluta de 68 escaños para formar gobierno y necesitarían apoyo externo, algo que se prevé complicado. Otra opción sería mirar a ERC para tratar de pactar un gobierno de izquierdas, aunque los republicanos se muestran reacios a apoyar o a gobernar con los socialistas -en el mejor caso, según el CIS, podrían gobernar ambos con mayoría absoluta- o en un tripartito con los ‘comunes’. Por último, Illa podría mirar a Ciudadanos, pero la fuerza de éstos quedaría reducida a la mitad respecto a la pasada legislatura, quedándose entre 13 y 15 diputados, por lo que serían necesarios más apoyos -previsiblemente del PP y de Vox, que no se han mostrado dispuestos a sumar con los socialistas-.

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