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Elecciones catalanas 2021

Las claves del 14F: en manos de la Justicia, en plena ola de la COVID y todo a expensas de los pactos

  • El TSJC decidirá si mantiene la fecha del 14F en media campaña, condicionada por el coronavirus

  • De los nueve candidatos, ninguno es el favorito claro y todo dependerá de las coaliciones postelectorales

  • Especial: elecciones catalanas 2021

ROCÍO GIL GRANDE
11 min.

Nunca unas elecciones autonómicas se habían presentado tan complejas e inciertas como las catalanas previstas para el 14 de febrero. Ni siquiera se sabe con seguridad si se celebrarán en esa fecha porque todo depende de la Justicia, que decidirá si permite o no su aplazamiento el próximo lunes. Entre tanto, este viernes arranca la campaña más atípica en la región, marcada por la pandemia del coronavirus cuando Cataluña afronta los estragos de la tercera ola.

En clave política, no se vislumbra mucha más certidumbre. Con nueve candidatos principales, sin un favorito claro y un independentismo más dividido que nunca, no se prevé que una victoria electoral se traduzca en garantía de formar gobierno. Todo dependerá de los pactos en un contexto de vetos cruzados que habrá que ver si se superan o no. Estas son las claves de los comicios:

Unas elecciones a expensas de la Justicia

Los candidatos han comenzado a pedir el voto este jueves sin saber si la campaña quedará interrumpida y las elecciones suspendidas. La Generalitat decretó el pasado 15 de enero un aplazamiento de las elecciones al 30 de mayo para esperar a que mejore la situación de la pandemia en Cataluña. Prácticamente todos los partidos -salvo el PSC- estaban de acuerdo. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) mantiene ese aplazamiento en suspensoy en vigor la fecha del 14F tras el recurso de varias organizaciones, y se ha dado de plazo hasta el lunes 8 de febrero para emitir su decisión final.

El tribunal considera que el aplazamiento podría vulnerar el derecho al voto y ha decidido mantenerlo en suspenso para “preservar la normalidad democrática” y en defensa del “interés público”. Recuerda que el Govern, mientras esté en funciones, es “inamovible” porque “nadie lo puede cesar” y el control político resulta “limitado”. Además incide en que el estado de alarma no limita el derecho a voto y que tampoco lo impiden las restricciones de movilidad. Sin embargo, podría fallar finalmente el próximo 8 de febrero a favor de aplazar los comicios.

Una campaña y una votación marcadas por el coronavirus

Es la segunda vez que en España se celebran elecciones en mitad de la pandemia, tras las vascas y gallegas el pasado verano, que sí se aplazaron. Los preocupantes datos del coronavirus en Cataluña anulan los mítines multitudinarios y multiplican los telemáticos. En todos los municipios de la región está decretado el cierre perimetral y, finalmente y tras la polémica, el Govern ha reculado en su decisión de permitir que las personas pudieran romperlo para acudir a un mitin en otra localidad.

El protocolo de seguridad establecido por el Govern plantea que los actos electorales sean prioritariamente al aire libre, se evite el contacto físico y se respete la distancia. También establece el acondicionamiento de los centros electorales para que haya más espacio y ventilación y recomienda una votación por franjas horarias para que no coincidan colectivos a los que el coronavirus puede afectar de distinta forma: de 9 a 12 de la mañana los más vulnerables, el resto entre 12 y 19 horas y a última hora, entre las 19 y las 20, las personas que estén contagiadas o guarden cuarentena por ser contacto estrecho de un positivo. Además, ante los posibles riesgos de votar el 14F, se prevé un incremento significativo del voto por correo.

El motivo de la Generalitat para intentar aplazar las elecciones al 30 de mayo se debe a un informe del Govern que prevé el pico de la tercera ola en las vísperas del 14 de febrero. Sin embargo, y aunque sigue grave la situación pandémica, el virus va ya retrocediendo progresivamente y de forma lenta en Cataluña. La incidencia acumulada ha bajado ligeramente a 648 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, pero el primer síntoma de la mejoría de la pandemia se está empezando a ver en los hospitales -que habían comenzado a cancelar operaciones quirúrgicas no urgentes a mediados de enero-. Actualmente, hay 2.904 hospitalizados, 117 menos que el miércoles, y en las UCI se mantienen 706 pacientes, uno más que el día anterior.

¿Conseguirá el independentismo mayoría absoluta entre tanta división?

El independentismo llega más fracturado que nunca a esta cita electoral y con una gran desconfianza mutua después de una última legislatura marcada por las tensiones en el seno del Govern, que ha tenido que afrontar, con múltiples discrepancias, crisis como la de la sentencia del ‘procés’ y los disturbios posteriores o la inhabilitación del ‘expresident’ Quim Torra. También ha habido grandes diferencias sobre la mesa de diálogo para Cataluña y respecto a la política nacional, con posturas diferentes ante la investidura de Pedro Sánchez, las múltiples prórrogas del estado de alarma o los Presupuestos Generales del Estado.

Torra marcó un antes y un después cuando anunció que habría elecciones anticipadas hace un año, destacando la “falta de lealtad” de ERC después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent, le retirase el acta de diputado tras la inhabilitación por parte de la Junta Electoral Central (JEC). Desde entonces, JxCat y ERC han mantenido una convivencia tensa marcada por un ambiente de precampaña que han trasladado también al Congreso, con constantes cuestionamientos de los primeros respecto al independentismo de los segundos, especialmente por el diálogo de los republicanos con el PSC y el apoyo que han dado al Gobierno durante el último año.

Pero tampoco había calma dentro del espacio de JxCat, espacio que aglutinaba a distintos perfiles de independentistas tras la disolución de Convergència Democrática de Catalunya (CDC), entre ellos el PdeCat de Artur Mas. Las reticencias de éstos últimos respecto al activismo independentista de Torra y al constante desafío al Estado acabaron también en ruptura. Puigdemont terminó creando su propio partido con las mismas siglas de Junts per Catalunya y él y varios de los líderes se dieron de baja del PDeCAT, que denunció al expresidente. Torra, por su parte, acabó destituyendo a los tres ‘consellers’ del PdeCat que había en su Govern en lo que el partido demócrata denunció como una “purga”.

Para estas elecciones, se presentan cuatro candidatos independentistas: Laura Borràs por Junts, Àngels Chacón por el PdeCat, Pere Aragonès por ERC y Dolors Sabater por la CUP. El CIS, que estima que el PdeCat no obtendrá representación en el Parlament, otorga a Junts y ERC una suma de entre 59 y 71 escaños -la mayoría absoluta está en 68-, lo que les daría la opción de formar gobierno con o sin apoyo externo de la CUP. Sin embargo, los pactos a día de hoy parecen poco viables. Aragonès ya ha mostrado su intención de entenderse con esos partidos y también con Catalunya en Comú, algo que rechazan de lleno la formación de Borràs y los anticapitalistas, mientras que los ‘comunes’ abogan por un tripartito de izquierdas con los republicanos y el PSC, algo que solo quieren ellos.

El ‘efecto Illa’ vs ‘efecto Puigdemont y Junqueras’

Por lo que dicen todas las encuestas, la victoria en estas elecciones se debate entre tres formaciones: Junts, ERC y el PSC de Salvador Illa.

La candidatura del exministro de Sanidad -la última que se ha presentado- es, sin duda, la más llamativa y la que ha provocado más críticas por parte de todas las formaciones, incluido Podemos, ya que ha abandonado su cartera en un punto crítico de la tercera ola de coronavirus.

Aún así, todas las encuestas aúpan al PSC, que ahora mismo es la quinta fuerza en el Parlament, a las primeras posiciones, llegando el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a darle como vencedor, con una horqulilla de entre 30 y 35 diputados, tras la visibilidad que ha ganado Illa en el Gobierno. Este ‘efecto Illa’ es el que casi todos los demás candidatos quieren combatir ante el temor de que el PSC pueda arrebatarles votos. El exministro es el único que aprobó en la valoración de los líderes del último CIS catalán, con un 5 sobre 10. Además, el PSC tiene opciones de gobernar si se cumplen las encuestas: con ERC, en un tripartito con éste y los ‘comunes’; o en un Ejecutivo “constitucionalista” con Ciudadanos, que tendría que ser apoyado, previsiblemente, por PP y Vox -dos partidos que ya han avisado de que no harán presidente a Illa.

Por otra parte, las candidaturas de Junts y ERC siguen vinculadas de lleno a las figuras del Govern del ‘procés’, la del huido en Bélgica Carles Puigdemont y su vicepresidente, Oriol Junqueras, en prisión desde 2017 y condenado por sedición. El "exilio" de Puigdemont -como denuncian los secesionistas y como cree el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias- y la situación de los líderes presos independentistas formarán parte de la campaña de ambas formaciones. Junts seguirá pidiendo el voto para continuar con su desafío al Estado y contra su “represión”, mientras ERC abogará previsiblemente por dialogar con el Gobierno central para solucionar el conflicto político y negociar un referéndum y una amnistía.

¿Qué va a pasar con Ciudadanos tras vencer en 2017?

Ciudadanos ha experimentado considerables subidas y bajadas en las distintas elecciones que se han producido en los últimos cinco años. 2017 fue un verdadero éxito para el partido que lidera Inés Arrimadas, quien se proclamó vencedora en Cataluña con 36 diputados, todo un hito en la lucha por desbancar al nacionalismo que no había logrado nunca el PP y que el PSC no hacía desde 2003. Pero no consiguió formar gobierno ya que el independentismo sumó mayoría. Poco después, Arrimadas daba el salto nacional y acabó liderando el partido, tras la debacle electoral de Cs en las generales de abril de 2019.

Ahora, Carlos Carrizosa es su hombre de confianza para liderar el ‘constitucionalismo’ en Cataluña, pero ninguna encuesta acerca a Ciudadanos al resultado que obtuvo en diciembre de 2017. El CIS otorga a este partido una pérdida de más de la mitad de su representación, al caer hasta una horquilla de entre 13 y 15 diputados en el Parlament. Aún así, Ciudadanos seguiría representando un papel importante en la política catalana y podría ser decisivo para la formación de un gobierno sin independentistas.

Un PP hundido en Cataluña y Vox asomando la cabeza

El PPC de Alejandro Fernández tiene una difícil tarea, la de recuperarse del batacazo electoral de las últimas catalanas, que le llevaron a la última posición con cuatro escaños. El CIS, sin embargo, prevé para los ‘populares’ una mejoría que le otorgaría siete diputados.

Fernández se enfrenta para ello al desafío que supone la entrada en escena de Vox. Un 13,4% de quienes votaron al ‘popular’ Xavier García Albiol en 2017 se sienten tentados a apoyar la candidatura de Ignacio Garriga (Vox), según el CIS. El nuevo candidato del PP a la Generalitat, Alejandro Fernández, tendrá que pelear sus votos provincia a provincia, en especial el escaño que el CIS le atribuye en Tarragona y Lleida, para no perderlos.

Para el partido de Pablo Casado estas elecciones son la primera gran prueba para saber si el distanciamiento que marcó respecto a Vox tras la moción de censura a Pedro Sánchez para mantener al PP en el centro político obtiene el respaldo de sus votantes en las urnas.

Respecto a Vox, de cumplirse la estimación del CIS supondría una entrada a lo grande para un partido que nunca antes se había presentado en Cataluña con un resultado de entre seis y diez diputados y con la posibilidad además de obtener representación en las cuatro provincias catalanas. Este resultado podría suponer también ponerse por delante de la CUP, con presencia en el Parlament de 2010.

¿Qué coaliciones hay sobre la mesa?

Ahora mismo, las encuestas permiten enfilar un esquema con tres posibles pactos para formar gobierno.

El debate de los indultos y la mesa de Cataluña de fondo

El debate de los indultos a los líderes independentistas que están tramitando el Gobierno prevé estar presente en la campaña de todos los partidos, tanto de quienes abogan por él -los separatistas- como quienes lo rechazan de lleno -Ciudadanos, PP y Vox-, que trasladarán la presión al candidato Illa para que se pronuncie al respecto.

Entre tanto, sigue en el aire y sin avanzar la mesa de diálogo para Cataluña que ERC arrancó al PSOE para la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Una mesa que quedó paralizada por la pandemia y de la que recela Junts. En cualquier caso, la mesa de diálogo se retomará en el futuro con el Govern que salga de las urnas el 14F, que podría ser de cualquier color político.

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