La Justicia rusa ha impuesto este lunes 30 días de prisión preventiva al opositor ruso Alexéi Navalny durante una vista judicial celebrada a las afueras de Moscú, donde fue detenido anoche después de recuperarse de su envenenamiento en Alemania.
Navalny ha informado a través de su cuenta en la red social Twitter de que estará en prisión preventiva hasta el próximo 15 de febrero y en un vídeo ha llamado a la sus seguidores a "salir a la calle". "No tengáis miedo. Salid a la calle. No por mí, sino por vosotros mismos en un futuro", ha señalado.
El opositor ruso también ha asegurado que ha visto "mucha falsa justicia" y ha lamentado que el sistema judicial del país haya incurrido en un nuevo episodio de "falta de ley".
Según el Servicio Penitenciario Federal de Rusia (FSIN), el opositor ruso fue detenido porque "tiene pendiente una sentencia condicional y desde el 29 de diciembre de 2020 está en búsqueda por numerosas infracciones del periodo de prueba".
Los abogados del opositor han afirmado que recurrirán el fallo, que han tachado de "absolutamente ilegal", mientras decenas de sus partidarios exigen su liberación en las inmediaciones de la comisaría.
"Lo detuvieron en la frontera, se lo llevaron en dirección desconocida, no le permitieron acceder a su abogado, el juicio se celebró en la misma comisaría y lo arrestaron por 30 días", ha denunciado su portavoz, Kira Yarmish.
Detenido a su llegada a Rusia desde Berlín
La Policía detuvo este domingo a Navalny en el control de pasaportes del aeropuerto Sheremétievo, en la capital rusa. El opositor solicitó ser acompañado por su abogado, pero la petición fue denegada y fue trasladado a una comisaría.
Navalny, detenido en Moscú tras regresar al país recuperado de su envenenamiento
Navalny llegó desde Alemania, donde recibió un tratamiento médico durante casi cinco meses tras ser envenenado en Siberia con una sustancia tóxica militar, del que responsabiliza al mandatario ruso, Vladímir Putin.
La UE y EE.UU. condenan su detención
La detención del opositor ruso ha despertado la indignación internacional. En Estados Unidos, el secretario de Estado, Mike Pompeo, ha condenado la decisión de Rusia y ha expresado una "gran inquietud" por la detención de Navalny, mientras Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional del presidente electo, Joe Biden, ha pedido su liberación.
El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha calificado el arresto en el aeropuerto de Moscú de "una ofensa a la comunidad internacional y a la Europa que le ha salvado la vida" y se ha mostrado preparado para invitarle a la Eurocámara.
En la misma línea, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha calificado el arresto de "inaceptable" y ha llamado a Rusia a liberarle "inmediatamente", algo a lo que se ha unido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ha recordado que las autoridades europeas continúan esperando una investigación completa e independiente del ataque químico contra Navalny.
También han reclamado la liberación del opositor ruso los ministros de Exteriores de varios países europeos, entre ellos el alemán, Heiko Maas, que ha calificado la detención de "completamente incomprensible" y ha manifestado que espera que "Rusia haga todo lo posible para investigar este ataque y hacer que los responsables rindan cuentas".
Por su parte, la ministra española, Arancha González Laya, aunque no se ha pronunciado directamente, ha compartido un tuit del responsable de Exteriores de la UE, Josep Borrell, que ha afirmado que la "politización de los asuntos judiciarios es inaceptable".
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aprovechado su intervención en la VI Conferencia de Embajadores españoles para referirse a la decisión de Rusia, a la que se ha referido como un "hecho lamentable". Asimismo ha subrayado la necesidad de una política común en la Unión Europea que refuerce su capacidad de acción en ámbitos como la relación con Rusia.