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Las claves del coronavirus: el enero que no fue

  • Termina una semana en la que la transmisión de la COVID-19 se ha desbocado en toda España hasta cifras alarmantes

  • Señalamos cinco claves del seguimiento de la pandemia en los últimos días a las que seguir la pista en los próximos

PAULA GUISADO / JOSÉ Á. CARPIO
7 min.

El 10 de diciembre, la tasa de contagios en España alcanzó su punto más bajo de la segunda ola: 188,7 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. La tendencia negativa llegaba entonces a su mínimo y el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, veía posible un enero con la incidencia por debajo de 100.

Esta semana, de vuelta de las Navidades, la tercera ola nos ha dado de lleno. Hemos visto cómo el récord de contagios diarios se superaba una y otra vez, con el consiguiente goteo de restricciones en las comunidades. Mientras las vacunas se administran más lento de lo que nos gustaría, la incidencia en España ha rebasado también el mayor dato registrado en la pandemia. Y en el mundo ya hemos superado los dos millones de muertes oficiales por coronavirus.

El 11 de diciembre, la incidencia volvió a crecer, y así lo ha hecho casi ininterrumpidamente hasta llegar a la tasa de 575 casos con la que llegamos algo más de un mes después al fin de semana. El enero posible se ha transformado en un enero preocupante.

Repasamos las claves de la situación de la COVID-19 al final de la semana.

1. Incidencia desbocada

A medida que pasaban los días, la curva de incidencia de las comunidades aumentaba su pendiente. Todas las comunidades tienen ahora más incidencia que a finales de diciembre.

El viernes, ocho comunidades -Extremadura (1.220 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas), Murcia (889), Castilla-La Mancha (780), Comunidad Valenciana (760), La Rioja (738), Madrid (698), Castilla y León (696) y Baleares (637)- se situaron por encima de los 575 casos de la media nacional de incidencia acumulada. Y sólo Canarias se mantiene por debajo del umbral de riesgo extremo para este indicador, de 250 casos.

La deriva es generalizada, pero hay casos extraordinarios. El de Extremadura sirve como advertencia: relajar las restricciones pasa factura. Esta región -que fue la única de la península que no cerró durante el puente de la Constitución y apostó por medidas más laxas durante las Navidades- rondaba a mediados de diciembre una incidencia acumulada de 150 casos. Ahora es la que presenta una peor situación en este sentido, hasta el punto de haber superado el elevado récord de Navarra: 1.193 casos a principios de noviembre.

El viernes, el Ministerio de Sanidad notificó 40.197 nuevos contagios, cifra récord en un solo día desde que comenzó la pandemia. Y la tendencia sigue al alza.

2. ¿Confinamiento domiciliario?

La respuesta al aumento de los contagios ha llegado en forma de restricciones renovadas que se han ido conociendo a lo largo de la semana. Crece la presión para que el Gobierno permita endurecer las restricciones, con el adelanto del toque de queda o mediante confinamientos estrictos como en marzo. Madrid, Aragón, Castilla y León y Andalucía han sido las últimas en dictar nuevas limitaciones a la movilidad, y cada vez más voces ponen en duda que las actuales permitan doblegar la curva, casi un "muro" en algunos territorios.

Vuelve el debate en torno al confinamiento domiciliario. Tras el Consejo Territorial del miércoles, comunidades como Andalucía (464 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días) y Castilla y León (696) pidieron al Gobierno que lo impusiera. También Murcia y Asturias, cuyas autoridades han reclamado que la capacidad de confinar domiciliariamente a la población esté al alcance de los gobiernos autonómicos.

Pese a todo, en la rueda de prensa del jueves, Simón descartó "de momento" la idea de un nuevo confinamiento en España. "Ahora mismo con el nivel de transmisión que tenemos y las características específicas de esta tercera ola, el confinamiento no parece necesario. En la segunda ola y en esta estamos detectando alrededor de ocho veces más casos de los que detectamos en la primera ola". "Estamos en un nivel muy alto de detección", argumentó.

El director del CCAES también se reafirmó en un comentario que despertó polémica a principios de semana: que quizá nos lo hemos pasado demasiado bien estas Navidades. Y aseguró que las medidas establecidas habían sido buenas, aunque podría hacer falta más: "Las medidas de control que se han implementado han sido muy eficaces en la segunda ola y es muy probable que ahora consigamos ver de nuevo un descenso", como entonces, sin tener que recurrir al confinamiento completo.

Es más, a juicio de Simón, las restricciones en España son "similares" a las de países como Francia o Alemania, aunque no tengan el "nombre" de confinamiento. La viróloga del CSIC Margarita del Val ha sido más tajante y ha abogado por un confinamiento "responsable" de diez días, aunque sea de autoaplicación, sin esperar a que nos sea impuesto.

3. Demasiadas pruebas con resultado positivo

El 17,1 % de las pruebas diagnósticas que se realizaron en España entre el 5 y el 11 de enero arrojaron un resultado positivo. ¿Y qué significa esto? Que estamos muy lejos del 10 % que fija Sanidad para hacer saltar las alarmas de riesgo; y más lejos aún del 5 % que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para considerar controlada la transmisión del coronavirus, un valor que no cumple ninguna región.

También estamos a años luz del objetivo que se fijó el Gobierno para el año nuevo: bajar del 4 %. Se han superado, incluso, los datos de finales de octubre y principios de noviembre, cuando en el peor momento de la segunda ola la tasa rondaba el 13 %. Y con dos comunidades en torno al 30 %, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, son muchas las metas que quedan lejos.

La positividad es uno de los indicadores del control de la transmisión de una enfermedad. Depende en gran medida de cuántas pruebas diagnósticas se hacen y también de en qué lugares se llevan a cabo, pero ahora que los casos detectados son tantos, no hay duda: la tasa de positividad se dispara porque la incidencia del virus en la población también lo hace.

Merece la pena seguir este indicador no solo porque atestigua el grado de expansión de la COVID-19 sino porque también retrata la eficacia de los servicios de rastreo de los contagios. Al menos cuando el seguimiento no se ve desbordado por una transmisión de contagios fuera de control.

4. Más de 80.000 muertes de más

Esta semana también hemos conocido los últimos datos de exceso de mortalidad que registra el Instituto Nacional de Estadística (INE): más de 80.000 personas entre marzo y diciembre. Son 30.000 más que la cifra oficial de fallecidos por coronavirus.

Y aunque tendremos que esperar a otra estadística del INE -la de defunciones por causa de muerte- para saber con certeza cuántas de esas muertes ha provocado el coronavirus, los datos que ya conocemos permiten hacer una aproximación: el 93% del exceso de mortalidad entre enero y mayo de 2020 se debió al coronavirus.

En todo el mundo, la cifra oficial de muertes ya ha superado los dos millones. Al virus le llevó unos siete meses cobrarse un millón de vidas, pero el segundo millón lo ha alcanzado en poco más de tres. Y a esa cuenta, como se está viendo, habrá que sumarle muchos muertos más.

5. La vacunación avanza… aunque no tan rápido como nos gustaría

En España ya se han administrado más de 768.000 dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna. La vacunación avanza a distinto ritmo según la región, con País Vasco (46 %), Navarra (51 %) y Madrid (51 %) a la cola en dosis inyectadas. Asturias es ahora mismo la comunidad con más vacunas repartidas entre su población: 3.067 por cada 100.000 habitantes.

Faltan días para que las primeras personas vacunadas reciban la segunda dosis y terminen el ciclo. Entonces pondremos en marcha el contador hacia la inmunidad de rebaño, que por el momento sigue quedando lejana.

Por último, una cuestión más a la que hay que seguir prestando atención la semana que viene: los hospitales. Como siempre, el aumento en la incidencia se traduce en más presión para los hospitales, que nunca han llegado a estar aliviados desde que comenzó la segunda ola: en ningún momento han bajado del 15% de ocupación por pacientes COVID. En Cataluña, las elecciones se han acabado por posponer debido a una situación delicada que se puede ver en la ocupación covid de las UCI -al 42 %- que supera ampliamente la media nacional y ha crecido 13,5 puntos en el último mes. La semana termina con prácticamente todas las comunidades con una situación hospitalaria preocupante.

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