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Trump, presidente en funciones: ¿qué sabemos de la transición de poder?

RTVE.es / Agencias
5 min.

La victoria de Joe Biden en las elecciones de Estados Unidos abre un período de transición política, quizás el más complicado en décadas, para regular el relevo entre el presidente saliente y el presidente electo, que culminará en la investidura oficial prevista para el 20 de enero, conocido también como Inauguration Day.

En este plazo, el presidente en funciones seguirá siendo Donald Trump como presidente en ejercicio de los EE.UU. Siguiendo una práctica que se ha vuelto costumbre, el 10 de noviembre, como presidente en funciones debería recibir en la Casa Blanca al presidente electo. El protocolo y la costumbre pueden sufrir alteraciones en esta ocasión.

Al menos es lo que creen numerosos observadores de la política norteamericana, marcada en los últimos cuatro años por el temperamento rupturista y antisistema de Trump. Para que todo discurra por los cauces previstos, existe aun así un equipo encargado de facilitar el relevo en el poder.

El presidente del Senado, el republicano Mitch McConnell, aseguró este viernes, antes de que se conociera el resultado electoral, que en cualquier caso la transición iba a ser "fluida, sin problemas". Más dudas manifestó la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata, Nancy Pelosi. "¿Qué daño puede hacer Trump? Cualquier cosa es posible. Ya vemos que está intentando destruir la credibilidad de las elecciones, algo que hemos criticado en otros países, y está pasando aquí", declaró.

El tándem Biden-Harris calienta motores

Por parte del demócrata Joe Biden, su equipo ha puesto en marcha un sitio web de Transición del Gobierno, en el que puede leerse: "El pueblo estadounidense determinará quién será el próximo presidente de los Estados Unidos. Los votos se siguen contando en varios estados del país".

El mensaje enumera las principales crisis a las que enfrenta el país, "desde una pandemia hasta una recesión económica, desde el cambio climático hasta la injusticia racial" y asegura que "el equipo de transición continuará preparándose a toda velocidad para que la Administración Biden-Harris pueda ponerse a trabajar desde el primer día".

Biden ha hablado de la necesidad de restaurar la confianza en el Gobierno federal y su gestión de la pandemia, un tema central de su campaña, y The Washington Post indicó que planea comenzar con parte de esa tarea durante la transición. Eso supondrá llevar a cabo consultas con gobernadores republicanos y demócratas para pedirles que adopten órdenes que hagan la mascarilla facial obligatoria y comunicarles la importancia de la distancia social, frente a la covid-19.

Cada Administración suele llevar a cabo unos 4.000 nombramientos políticos, entre los que hay 1.200 que tienen que ser aprobados por el Senado. Estos cargos van desde posiciones en el Gobierno a asesores de alto rango, directores de agencias gubernamentales pequeñas y embajadores.

El presidente electo dispone de 73 días, entre 10 y 11 semanas, para preparar su llegada a la Casa Blanca el 20 de enero de 2021, pero esto siempre que el presidente saliente esté dispuesto a salir, algo que en el caso de Donald Trump suscita serias dudas.

La batalla judicial

Hasta el 20 de enero, Donald Trump, incluso como presidente en funciones, seguirá siendo presidente a todos los efectos y con plenitud de capacidades que le otorga el cargo. Estas funciones van desde dar órdenes al ejército y las fuerzas de seguridad hasta intervenir en conflictos armados.

También está facultado para tomar decisiones sobre la gestión del coronavirus, uno de los problemas acuciantes de EE.UU, con más de 9 millones y medio de contagios y más de 230.000 muertos. Pero como presidente, y este es el escenario más temido, Trump puede poner palos en las ruedas del proceso de transición e incluso llegar a paralizarla.

Un horizonte que temen incluso algunas voces del Partido Republicano que, mientras Trump insiste, sin pruebas, en sus acusaciones de fraude, guardan silencio o abiertamente rechazan que haya irregularidades en los conteos. La historia política estadounidense ha experimentado transiciones presidenciales difíciles y nadie apuesta a que esta vaya a serlo menos.

Vacilaciones republicanas frente al desafío de Trump

Nada que ver con el espíritu de "juego limpio" con el que tuvo lugar la del propio Trump y Obama o incluso en entre este y su predecesor, el republicano G.W. Bush. Para empezar, es el propio presidente saliente el que debe proclamar como presidente al candidato que hayan elegido las urnas.

Para ello es necesario que el perdedor pronuncie el discurso concesional. Es decir, el reconocimiento de la derrota y la cesión del cargo al vencedor de las elecciones presidenciales. Sin embargo, Trump se ha resistido a reconocer la victoria de Biden. Prueba de ello es el ejército de 8.000 abogados que ha contratado para una ofensiva legal que puede ser tan larga como complicada.

Para contrarrestar su decidido "Vamos a litigar", Joe Baiden, aspirante demócrata a la presidencia, necesitaría una victoria suficientemente amplia para despejar toda duda. También que, desde las filas republicanas se diga "no" al desafío de Trump. Y aquí, como el canal de televisión conservador FOX, asoman algunas críticas a la actitud de Trump aunque todavía minoritarias.

Es el caso del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, que en su cuenta de Twitter mantiene una discreta posición sobre la legalidad del proceso o la del senador Marco Rubio que, después de decir que "NO hay fraude en tardar varios días en contar los votos" lo complementó otro donde defiende el derecho de un candidato a ir a los tribunales si "cree que un estado está violando las leyes electorales".

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