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La vacuna de Oxford contra la COVID genera una inmunidad adecuada en ancianos

RTVE.es
4 min.

La vacuna contra la COVID-19 que está desarrollando la Universidad de Oxford, en colaboración con la farmacéutica AstraZeneca, también genera una respuesta inmune adecuada en los ancianos, el grupo más vulnerable, según ha revelado el diario Financial Times.

El prestigioso periódico británico basa su información en dos fuentes muy cercanas a los ensayos clínicos, quienes han confirmado que la vacuna genera los anticuerpos y las células T adecuadas en mayores de 55 años; y también que las reacciones adversas han sido incluso más leves entre los ancianos (en todo caso, en ningún grupo de edad se han constatado hasta ahora efectos graves relacionados con la administración del fármaco).

Los ensayos clínicos de esta vacuna se encuentran en la fase 3, la última antes de certificar si es segura y si protege a la población de la enfermedad, tras lo cual necesitará el visto bueno de los reguladores antes de que las autoridades sanitarias de cada país procedan a una vacunación masiva.

Durante el pasado mes de julio, los resultados ya constataron que este fármaco generaba una respuesta inmune robusta en un grupo de población más joven, el comprendido entre 18 y 55 años. Sin embargo, el hecho de que también demuestre su eficacia entre los ancianos resulta especialmente importante de cara a reducir el impacto de la pandemia, ya que la edad es el principal factor de riesgo de la enfermedad COVID-19.

Se espera que los detalles de los últimos hallazgos sean publicados en breve en una revista médica, revisados por pares y abiertos a cualquier examen público. "Si tienen datos que muestran que la vacuna genera una buena inmunidad, comprobada en el laboratorio, en el grupo de más de 55 años, y que incluye una buena respuesta en gente que es mucho mayor, creo que es una señal prometedora", ha declarado Jonathan Ball al diario Financial Times, quien es profesor de Virología de la Universidad de Nottingham.

Contratiempos habituales

Los ensayos no han estado exentos de contratiempos, aunque los expertos coinciden en calificarlos de habituales cuando un fármaco se enfrenta a la fase 3 de ensayos clínicos, en la que la muestra se amplía a decenas de miles de voluntarios en los que se prueba. En septiembre, los ensayos se reanudaron tras ser interrumpidos por un breve periodo de tiempo ante la reacción adversa sufrida por dos voluntarios. Solo siguieron adelante cuando se comprobó que no estaba relacionada con la administración del fármaco. Además, recientemente falleció de COVID-19 un voluntario en Brasil, aunque esta persona pertenecería al grupo de control y habría recibido un placebo en vez de la vacuna, por lo que las pruebas continuaron con normalidad.

El proyecto del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca utiliza como transporte del antígeno una versión atenuada del virus del resfriado común -adenovirus- de los chimpancés, que se caracteriza por su seguridad, ya que no genera enfermedad en los seres humanos. Los investigadores llevan meses trabajando en la fase 3, la previa a la comercialización, con decenas de miles de voluntarios de diferentes edades en países especialmente azotados por la pandemia, como Brasil, Estados Unidos, Sudáfrica o Reino Unido.

Según sus estimaciones, si finalmente esta vacuna experimental demuestra su seguridad y eficacia, podría estar ya disponible para diciembre de este año o enero de 2021, puesto que su producción se inició en paralelo a las pruebas clínicas hace meses.

30 millones de dosis para 15 millones de españoles, a partir de diciembre

La Comisión Europea (CE) firmó un contrato con AstraZeneca para el suministro de hasta 300 millones de dosis, destinadas a la población de la Unión Europea. España se ha asegurado más de 30 millones de dosis hasta junio de 2021, de las que podría recibir una partida inicial de tres millones este mismo mes de diciembre. El propio ministro de Sanidad español, Salvador Illa, recalcó la semana pasada que alrededor de 3,1 millones de dosis llegarían ya en diciembre si el fármaco supera todos los filtros de seguridad.

La vacuna se administraría a doble dosis, por lo que esos 30 millones de dosis servirían para inmunizar a aproximadamente 15 millones de ciudadanos españoles; en principio pertenecientes a los grupos más vulnerables (como ancianos y enfermos crónicos) además de aquellos profesionales, como los sanitarios, que pueden estar más expuestos al virus y en contacto con población vulnerable.

El optimismo del ministro español se corresponde con las altas expectativas que ha generado esta vacuna experimental, que podría estar muy cerca ya de ofrecer unos resultados suficientemente concluyentes en cuanto a su seguridad y eficacia, a partir de los que se autorizaría su administración a los ciudadanos.

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