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Colas kilométricas en bancos de alimentos: "Hay gente que llora por la vergüenza que le da pedir comida"

JESSICA MARTÍN
4 min.

La crisis socioeconómica asociada al coronavirus golpea cada día a más hogares que ya se encontraban en una situación frágil antes de la pandemia y que están viviendo ahora situaciones de extrema pobreza. La última barrera para evitar que muchas familias no pasen hambre la representan en estos días los bancos de alimentos, pero el aumento de la demanda de comida y artículos de primera necesidad no hace más que crecer y las entidades solidarias se encuentran desbordadas.

Desde las 08:00 horas de este martes, voluntarios de la Fundación Madrina ofrecen en una parroquia del madrileño barrio de Tetuán cientos de cestas con productos variados y, en las colas, que dan la vuelta a todo el edificio, esperan más de 300 personas con un carrito de la compra. El único objetivo, poder volver a casa con algo para comer.

¿Qué está ocurriendo con los bancos de alimentos?

Familias que se han quedado sin ingresos por la nueva crisis

En una fila prioritaria, dedicada a la recogida de artículos o comida destinados a mujeres embarazadas, niños o ancianos, se encuentra Karen, que espera a su séptimo hijo.

“Yo estoy en un ERTE. Mi esposo estuvo de baja por coronavirus y ahora ha empezado a trabajar hace una semana”, explica la joven en una entrevista con La Mañana de TVE en la que asegura haber recurrido al banco de alimentos de esa fundación por no tener otra forma de alimentar a su familia numerosa.

Cerca de ella se encuentra un joven que convive con otras cinco personas en casa y otra mujer que también tiene que recurrir a la caridad para alimentar a sus hijos, ahora que apenas puede pagar el alquiler.

Historias como las suyas son las que forman cada día esas colas kilométricas que se perciben como la última barrera antes de caer en el hambre.

"Cada día hay más gente, y eso es lo más triste"

A algunos voluntarios de la Fundación Madrina, que lleva 20 años trabajando para ayudar a madres y a sus bebés, les sorprende la enorme demanda que hay en las últimas semanas y el nuevo perfil de las familias vulnerables.

“El perfil es de gente que antes tenía sus trabajos en casas en las que cuidaban de nuestros ancianos y que ahora se han quedado sin trabajo. No tienen recursos y tienen dos o tres hijos mínimo”, explica una voluntaria de los casi 400 que atienden físicamente.

“Cada día hay más gente, eso es lo más triste. Hay gente que llora en las colas de la vergüenza que les da estar pidiendo comida”, lamenta.

Ayuda para bebés en riesgo: pañales, leche maternizada o potitos

El presidente de la Fundación Madrina, Conrado Giménez, explica a TVE que uno de los focos de actuación son los niños por el “riesgo alimentario” que corren en estos momentos y por eso, además de legumbres, frutas o verduras, recogen pañales, potitos, leche maternizada y otros productos específicos para el cuidado la higiene infantil.

Giménez insiste en la importancia de que no caigan estas y otras donaciones porque, advierte, los productos “se están acabando por la alta demanda”.

En paralelo a estas entregas y con la ayuda de Correos, la Fundación reparte también unos 2.000 menús diarios a domicilio en diferentes barrios de Madrid.

También para seguir llevando esa comida caliente a las casas son necesarias las donaciones de particulares, de empresas privadas, productores o restaurantes, señalan desde esa fundación con la que se puede contactar a través del teléfono 914490690 y el email fundacion@madrina.org.

Mientras la oleada de pobreza no cese, cientos de voluntarios de esta y otras asociaciones trabajarán de manera incansable para paliar los efectos de una crisis que podría desplazar a muchas familias hacia los márgenes de la sociedad.

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