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Grecia y Portugal: cuatro aciertos contra el coronavirus forjados en la fragilidad económica

JAIME GUTIÉRREZ
8 min.

La crisis económica de 2008 recuperó en la prensa anglosajona el acrónimo PIGS, un término peyorativo acuñado a mediados de los 90 para referirse a las finanzas de los países del sur de Europa: Portugal, Italia, Grecia y España, por sus siglas en inglés. Sin embargo, la crisis sanitaria de 2020 provocada por el coronavirus ha llevado a esos mismos medios a ensalzar el "milagro" portugués o el "modelo griego" y a compararlos con países como Suecia o Nueva Zelanda.

Con poco más de 1.000 muertos el primero y menos de 150 el segundo, sus tasas de defunciones y contagio están lejos de las de países cono Francia, Alemania o las propias España e Italia, epicentros de la pandemia en Europa. ¿Qué ha hecho que estos dos países hayan conseguido hasta ahora mantener a raya el virus?

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1. Tiempo y suerte: dos factores determinantes

"Aquí el coronavirus ha llegado más tarde, así que la gente se preparó más", afirma en una entrevista en RNE la radióloga intervencionista del Hospital Curry Cabral de Lisboa, Elia Coimbra, que explica en pocas palabras algo en lo que coinciden todos los expertos consultados por RTVE.es: la ventaja no es tanto el día del calendario en el que se tomaron las medidas como el momento de la curva epidemiológica en el que se adoptaron.

Italia fue la primera en reaccionar, pero ha sido la más afectada. El 31 de enero de 2020, decretaba el estado de emergencia, contaba dos casos de coronavirus y ninguna muerte, pero la siguiente medida, el cierre de los centros educativos, no llegó hasta el 4 de marzo. En un mes el país había alcanzado los 3.089 contagios y ya sumaba 107 muertes. España, por su parte, cerró las escuelas el 13 de marzo, con más de 5.000 casos y más de 130 muertes, y decretó el estado de alarma cuando las cifras sobrepasaban los 6.000 contagios y rozaban los 200 decesos.

Grecia, en cambio, canceló la celebración de sus carnavales tan solo 24 horas después de que se notificara el primer contagio en el país, las escuelas se cerraron 12 días más tarde, sin que hubiera constancia de ningún deceso y, sin haber llegado a decretar el estado de alarma, ya ha comenzado la desescalada con 146 víctimas mortales. Algo parecido ha ocurrido en Portugal, donde se restringieron los eventos y concentraciones con apenas 12 casos y se decretó el estado de emergencia tres días antes de la primera muerte.

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Italia y España tuvieron mala suerte; Portugal encontró al paciente cero desde el principio

Pero más allá de los datos, "hay un factor que no se puede obviar: la suerte", explica el investigador del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) Héctor Sánchez Margalef. "Italia y España tuvieron muy mala suerte mientras que Portugal pudo encontrar al paciente cero casi desde el principio", desarrolla el politólogo, que considera un infortunio que el Valencia viajara a Bérgamo para jugar contra el Atalanta el 10 de marzo. "Fue así, pero podrían haber sido el Benfica o el Olympiacos", asegura.

2. "De la precariedad, heroicidad": la protección del sistema sanitario

Dejando a un lado el azar, en Grecia y en Portugal, los gobiernos no han querido "correr ningún riesgo sobrecargando el sistema de salud", explica a RTVE.es la profesora asociada de la Universidad Queen Mary de Londres y la Universidad Panteion de Atenas, Stella Ladi. Por eso, tal y como ilustra la politóloga e investigadora del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa Marina Costa Lobo en RNE, cuando el Ejecutivo portugués cerró las escuelas, "ya había gente que no dejaba que sus hijos fueran a clase y que hacía teletrabajo".

Italia y de España infundieron mucho miedo a una crisis del sistema sanitario

Los ejemplos de Italia y de España, dice Costa Lobo, infundieron "mucho miedo a una crisis" de un sistema que "sufrió mucho daño" después de 2008. Esto es palpable en Grecia, cuyo gasto sanitario correspondía en 2017 a en torno a un 8% del PIB, pero no tanto en España, Italia y Portugal, donde ya alcanzaba el 9 %.

Al hablar del "milagro" portugués se corre el riesgo de "hacer de la precariedad heroicidad", reflexiona, Sánchez Margalef, que, sin embargo, reconoce en las declaraciones de sus colegas la base sobre la que se han forjado los logros griego y portugués contra el coronavirus. "No es que en estos países sean más responsables ni que su sistema sanitario esté mejor preparado que el español o el italiano", sino que, tras haber sufrido las consecuencias de la crisis financiera, "esta vez no se podían permitir no tomar las medidas a tiempo", explica.

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3. Tests y vías separadas en las urgencias

Tanto es así, que los hospitales públicos griegos ampliaron las 565 camas UCI con las que contaban a comienzos de marzo a 910 en menos de un mes. "A pesar de los recortes de los últimos tiempos, también se han implementado reformas muy positivas en el sistema, como la reforma de algunas unidades o el desarrollo de la receta electrónica, que ha terminado de implantarse estos días y ha demostrado ser muy útil ante esta situación", asegura Stella Ladi.

Allí, además, preocupa la situación en los campos de refugiados. Más de 200 personas fueron trasladadas el lunes desde Lesbos al puerto de El Pireo, junto a Atenas, como parte del plan del Gobierno para poner a resguardo de un eventual brote de COVID-19 a un total de 2.380 solicitantes de asilo vulnerables de los más de 40.000 que se encuentran en las islas. Algunas fuentes aseguran que las autoridades helenas no están contabilizando los casos que allí se producen, pero Ladi explica que la cifra "incluye todos los casos de personas que están en el país", incluidos los extranjeros y también los refugiados.

En Portugal, el 82 % de los pacientes se han recuperado en sus domicilios y la situación de los hospitales no ha llegado a ser tan crítica como en España: en el peor momento de la pandemia, el cómputo de muertos en el país vecino era la misma cifra que el nuestro sumaba en un día.

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Portugal tiene una definición de caso sospechoso muy amplia, que hace que contabilice más de 256.572 pacientes controlados frente a los poco más de 26.715 diagnosticados. Además, estos "han tenido una vía especial dentro de los hospitales portugueses", explica a RTVE.es la biotecnóloga y divulgadora Lucía Almagro. "Eso ha hecho que en las urgencias no se mezclase un pie roto con un posible caso de coronavirus y se han reducido los contagios", algo que cree que sí ha pasado en España.

Almagro considera que haber centralizado el diagnóstico en la atención telefónica ha sido un error y que se ha reaccionado tarde y mal en las residencias. En cuanto al número de tests, afirma que, respecto a la densidad de población "Portugal ha hecho la misma cantidad que España". El norte de Portugal, más industrializado y poblado, concentra casi el 60 % de los casos y los fallecidos, mientras que en el sur apenas se suman 13 defunciones.

4. La relación con la oposición: una clave que definirá el futuro

Por último, los expertos destacan otro factor que consideran clave en la reacción ante el virus de Portugal y Grecia: la relación entre la oposición y el gobierno. La politóloga griega destaca los planes de comunicación y concienciación "muy bien diseñados" de ambos países, mientras que el catalán apunta que "la oposición en Portugal es muy distinta a la de España".

En Grecia, hay mayoría absoluta y, en Portugal, han sido leales

"En Portugal, han sido leales con su gobierno", asegura Héctor Sánchez Margalef, que no dice que hayan sido acríticos, pero recuerda el perfil moderado de Rui Rio, presidente del conservador Partido Socialdemócrata (PSD). "Hubo consenso generalizado entre el primer ministro, el presidente y la oposición", pero, "si la salud pública se hubiera deteriorado rápidamente, habría sido más difícil", añade la investigadora de la Universidad de Lisboa Marina Costa Lobo, que ve que en la aplicación de los planes de desescalada "el debate sobre el qué podemos hacer y el cómo está siendo más polarizado".

Lo mismo ha pasado en Grecia, donde Ladi cree que, aunque al inicio hubo "una clara cooperación" con el gobierno de mayoría absoluta, "la oposición está empezando a ser más crítica" cuando de lo que se trata es de abordar la nueva crisis económica que vendrá cuando se logre el control de la pandemia.

El Gobierno de Grecia prevé una contracción de la economía del 4,7 %, cifra muy alejada de la caída histórica del 9,2 % prevista por el Ejecutivo español, y mucho más moderada del desplome del 10 % de la economía de la eurozona contemplado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en sus recientes proyecciones.

"Durante el confinamiento, el Gobierno ha subsidiado varias empresas y, ahora, la pregunta es cómo se va a recuperar la economía otra vez", reflexiona Ladi. "Grecia se está empezando a reabrir y se está intentando no dar la temporada turística por perdida, pero los países no pueden afrontar esto individualmente y tiene que darse una respuesta europea: esta es ahora la gran preocupación sobre la que sí hay más debate".

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