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El pequeño comercio reabre con timidez y dudas sobre su viabilidad: "Da más miedo el paro que el virus"

ROCÍO GIL GRANDE
8 min.

Primer día de la 'fase 0' de la desescalada y salir a la calle deja en la boca una sensación de extrañeza. Las aceras están repletas de viandantes, que salen a comprar o a disfrutar de su paseo diario según la franja horaria. Pero en el camino son pocos los escaparates visibles y, en cambio, muchos cierres echados. Las peluquerías son las grandes protagonistas de la jornada ya que muchas se han animado a abrir, pero encontrar una tienda de ropa o zapatos donde comprar es como buscar una aguja en un pajar.

Es el inicio del camino hacia una “nueva normalidad” aún lejana y los pequeños comercios, bares y restaurantes, centros de estética y clínicas como las dentales o de fisioterapia pueden desde ya reabrir o ampliar sus servicios con una serie de requisitos para garantizar la seguridad.

Pese a ello, la actividad comercial se ha situado en un 15% y la Confederación Española del Comercio (CEC) ha considerado que la apertura se ha hecho de forma apresurada. Así, muchos locales han reabierto con dudas sobre las medidas que debían adoptar, algunos con algo de miedo o incertidumbre de cara al futuro y otros aún están sopesando si esperan un poco más para volver a la actividad.

Estamos viendo si es viable abrir o no

“Estamos estudiando la situación, viendo si es viable o no”, confiesa a RTVE.es Rafael, que lleva un restaurante de arepas y comida venezolana -Mi Gochita- en el madrileño distrito de San Blas. En circunstancias normales, recibe entre 60 y 80 clientes diarios, pero no ofrecen servicio de entrega a domicilio. Tras mes y medio de parón y un ERTE de por medio, este lunes se han reunido los trabajadores para decidir sobre la reapertura del local para ofrecer comida para llevar -lo único que permite por ahora el estado de alarma, junto con la entrega a domicilio-.

“Tenemos muchas dudas, la gente no sabe si va a poder salir a recoger la comida sin ser parada por la policía”, afirma a primera hora de la mañana, cuando todavía no han recibido ningún pedido. Aunque espera que la situación mejore en verano, da el año 2020 “por perdido” y lamenta que faltan algunos meses para volver a la normalidad.

La CEC advierte de que muchos comercios no abrirán hasta que no se aclare qué ocurrirá con los ERTE que están en vigor ya que, en circunstancias como la de esta fase 0, el nivel de venta y la actividad va a ser muy inferior a la habitual, por lo que difícilmente podrán asumir el mismo número de trabajadores.

Las peluquerías reclaman una bajada del IVA

La mitad de las peluquerías sí ha optado por abrir este lunes, aunque otras han decidido esperar al día 11, cuando comience la ‘Fase 1’ en la mayor parte del país. Los profesionales de este sector se quejan, sin embargo, de falta de claridad en las medidas de seguridad fijadas por el Gobierno y piden una bajada del IVA del 21% al 10%.

He abierto con miedo porque el contacto es muy cercano y las pautas no están claras

“He abierto con miedo porque el contacto es muy cercano y no nos han dado unas pautas a seguir muy claras”, confiesa Inmaculada, de Roma Peluqueros -en el distrito madrileño de Ciudad Lineal-. Lleva guantes y mascarilla y, mientras habla, está preparando unas mamparas para separar los sillones donde se sentarán las clientas.

La dueña de una peluquería limpia uno de los sillones antes de abrir el local RTVE.es

A diferencia de otras peluquerías donde la agenda este lunes se ha llenado para casi toda la semana, su caso es el de un comercio de barrio donde “el 85%” de clientes son “señoras mayores”, muchas de las cuales tienen miedo de exponerse al virus por ser personas de riesgo o a quienes “sus hijos les recomiendan no ir a la peluquería”. En estas circunstancias, destaca la incertidumbre por lo que pase después del “apretón de los primeros días” donde se acumulen las citas, cuando se dé un “parón” porque las clientas espacien más sus tratamientos.

Quejas por la “incertidumbre” de la orden ministerial

La mayoría de comercios no han tenido margen para reorganizar la apertura

A esta denuncia se suma también la gerente de la Asociación Ensanche Área Comercial de Pamplona, María Jesús Alonso, quien ha criticado que “ha habido mucha incertidumbre sobre las medidas que adoptar” para garantizar la seguridad publicadas en el Boletín Oficial del Estado el domingo "a última hora": “Nadie te dice a ciencia cierta lo que debes hacer para que sea efectivo”. Además, considera que el hecho de que la orden ministerial saliera el domingo “tan tarde” ha hecho que “la mayoría de comercios no hayan tenido margen de reorganizar la apertura”.

Ese es el caso, por ejemplo, de Elena, fisioterapeuta de una pequeña clínica de Carabanchel (Madrid) que ha permanecido cerrada desde la entrada en vigor del estado de alarma. El día de hoy lo ha dedicado a preparar el local, tomar las medidas de seguridad necesarias e ir agendando citas para los próximos días. “Me parece muy arriesgado abrir todavía, porque por mucho que se pongan medidas de prevención, el contacto con el paciente es directo, pero mi jefe quería abrir ya”, ha explicado.

Otros servicios relacionados con la salud, como las clínicas dentales, no estaban obligadas a cerrar, pero muchas optaron por limitarse a dar servicios de urgencia durante las semanas pasadas. Este lunes se han podido ver algunas clínicas abiertas, aunque muchas, incluyendo algunas grandes franquicias, han optado por esperar a la reapertura el día 11.

Aluvión de citas en clínicas de estética y parón en el sector textil

Las clínicas de estética, sin embargo, han recibido aluviones de peticiones de cita. El centro de depilación láser Dermasana del barrio de Ventas dedicó el pasado domingo a llamar a las personas que habían ido pidiendo cita y ha ocupado ya la agenda hasta finales de mayo.

Nada que ver con las tiendas de ropa, calzado o complementos, que han permanecido cerradas en su gran mayoría pese al permiso para reabrir este lunes. Una reapertura difícil, sin embargo, debido a la obligación de desinfectar dos veces al día el local y los probadores cada vez que sean usados por un cliente, así como de las prendas descartadas por los mismos. Sin embargo, algunos dueños de pequeñas tiendas de ropa se han atrevido a levantar el cierre.

Una de las pocas tiendas de ropa que han abierto este lunes, en Alcalá de Henares Efe/Fernando Villar

Las ferreterías también han podido abrir este lunes, aunque no lo han hecho de forma generalizada. En San Blas (Madrid), dos personas hacían cola para ser atendidas en una de ellas. Algunos sí han llamado previamente para hacer sus pedidos, pero otros de los clientes que ha tenido este comercio a lo largo del día han aparecido sin avisar y han optado por esperar fuera mientras el dueño atendía a través de la puerta del comercio, sin dejar pasar, a los clientes que iban por delante.

Una persona espera para ser atendida a las puertas de una ferretería RTVE.es

A pocas calles de distancia, dos mujeres han estado preparando la futura reapertura de su local de reformas, aunque este lunes ya han retomado las obras en casas particulares “con todas las medidas de protección necesarias”. Tienen contratados a dos obreros que han vuelto a la actividad sin dudarlo porque “da más miedo el paro o un ERTE que el virus”.

Comunidades de lectores que mantienen vivas a las librerías

José Ángel tiene una librería -Libros de Arena- cerca del madrileño metro de Alsacia que no ha dejado de funcionar del todo las pasadas semanas gracias al servicio de papelería y copistería. Reconoce que ha sufrido un “desplome” de entre un 80% y un 85% de sus ingresos, pero destaca lo “gratificante y maravilloso” que ha sido ver “cómo esa pequeña nube de clientes y amigos que se había ido construyendo en torno a la librería ha permanecido viva en todo momento”.

Así han abierto las primeras librerías en la desescalada: cita previa, atención individual y casi sin contacto

Una comunidad gracias a la que este lunes tiene que tramitar ya “unas 15 citas” de clientes que pasarán a recoger sus pedidos, hechos desde hace días. Para garantizar la seguridad en sus nueve metros cuadrados, José Ángel ha situado una mesa extra delante del mostrador con el fin de mantener una distancia con el cliente de dos metros y ha dispuesto gel hidroalcohólico en la puerta. Detalla a su vez otra serie de medidas de control de aforo y de la seguridad porque, aunque dice no tener miedo, el virus le supone “mucho respeto” y le hace tener “toda precaución” para que su pequeña librería no sea un foco de transmisión.

Y aunque se muestra ilusionado por la reapertura, no se ha despedido sin hacer “un llamamiento” a sus “queridos lectores” para que se acuerden del pequeño comercio ante estos momentos difíciles. Un clamor que se extiende de forma común entre las pequeñas empresas para la supervivencia de los barrios.

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