En plena meseta de altura. Si el brote de coronavirus por el que estamos pasando fuese una montaña, la curva que ya hemos escalado sería la ladera y el pico, la cima. Sin embargo, y como pasa a veces en la propia naturaleza, ese pico no termina en punta y, antes de comenzar el descenso, será necesario transitar por una meseta.
Esa planicie elevada es, según la experiencia de países como Italia o China, un periodo de diez a 15 días en los que el brote seguirá creciendo, aunque lo hará a un ritmo más lento y durante los cuales sigue siendo clave que las cifras se mantengan por debajo del umbral de saturación del sistema sanitario.
España llega a la "fase de ralentización"
"Aún quedan semanas duras", afirmaba este jueves el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en su comparecencia en el Congreso para dar cuenta de la situación del brote de COVID-19 en España. Daba por finalizada la "fase de estabilización" de la epidemia y afirmaba que se llegaba a la "fase de ralentización" de los contagios, que han superado ya los 117.000.
En esa misma línea, abundaba también el director del centro de alertas y emergencias, Fernando Simón, en aislamiento domiciliario tras dar positivo en el virus, que señalaba que el pico ya ha pasado y que ahora, en plena meseta de altura, el foco de atención está en los hospitales. En particular, en las unidades de cuidados intensivos (UCI), en riesgo de colapsar en las próximas dos semanas por el proceso que sigue esta enfermedad.
Ante este escenario, el Gobierno debe decidir si prorroga el estado de alarma otros 15 días después del 11 de abril y Sanidad ha apelado a la acción individual, especialmente al uso de mascarillas, poniendo como ejemplo a Japón y la manera en la que sus ciudadanos se protegen durante las epidemias.
¿Cuánto durará la meseta del coronavirus?
Para intentar comprender cuánto durará esta nueva etapa del brote de coronavirus en España, es necesario acudir a la experiencia de China. El país donde se inició la epidemia dio por superado el pico del coronavirus el pasado 12 de marzo. Desde entonces, registra un número mínimo de contagios de carácter local y solo algunos pocos casos importados.
Si se retrocede en estos datos 15 días, que es el tiempo que estima el Gobierno que estaremos sobre la meseta del brote, pueden observarse cuatro días con un crecimiento a un ritmo mayor que los seis siguientes, lo que puede verse en la inclinación de la parte superior de la curva del gráfico bajo estas líneas, hasta llegar a una forma casi plana.
¿Cuáles son las regiones de España que están llegando al pico?
En España, ya son varias las comunidades autónomas que aseguran haber alcanzado esta meseta. Entre ellas están algunas en las que primero se inició el brote, como Castilla y León, el País Vasco, la Comunidad Valenciana y La Rioja.
La valoración de los portavoces sanitarios de estas regiones puede compararse con la evolución del coronavirus en las regiones más afectadas de Italia. Este país, donde el brote se originó una semana antes que en España, afirmó hace tres días que ya ha entrado en la fase de ralentización y su curva logarítmica de defunciones acaba de atravesar la frontera de duplicación de los casos.
En esta escala, la curva se aplana cuanto más horizontal es la línea que se dibuja. Así, si hace una semana los casos se multiplicaban por dos cada tres días, a partir de ahora esta evolución se produce cada seis. Lo mismo ha ocurrido en Lombardía, que con 8.311 muertos roza ya la línea, y pasó antes en Emilia-Romaña. Por su parte, Veneto se ha mantenido siempre por debajo de esta tendencia y avanza hacia el siguiente escalón.
En cuanto a las regiones españolas representadas, puede verse que Madrid, Cataluña y Castilla y León caminan en esta dirección, mientras que la Comunidad Valenciana y el País Vasco ya han cruzado esta frontera. La Rioja, como Veneto, siempre ha transcurrido en esta franja.
Objetivo: no saturar el sistema sanitario
Lo fundamental, ha dicho Fernando Simón, es llegar a principios de la semana que viene sin haber superado el umbral de saturación del sistema sanitario. Para ello, es fundamental que el mensaje de frenar la curva que se lanzó al inicio del confinamiento haya dado resultado, ya que, cuanto más hayamos conseguido reducir el pico más posibilidades tendrán los hospitales de atender a los enfermos que seguirán llegando en estas semanas.
Una forma de medir la presión sobre la sanidad es fijarse en los datos difundidos sobre las UCI. Con 6.416 ingresados este viernes, 324 de ellos en las últimas 24 horas, las unidades de cuidados intensivos acogen en torno a un 11% de los hospitalizados, y el porcentaje de nuevos ingresos disminuye desde el pasado 28 de marzo.
No obstante, hay grandes diferencias por comunidades, que están ampliando sus camas de UCI en otras dependencias de sus propios hospitales como quirófanos y zonas de reanimación y en algunas de las nuevas estructuras como el hospital de campaña de Ifema en Madrid, que ya cuenta con 16 unidades. Además, la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) informaba este jueves de que dispone de 2.200 camas de este tipo aún sin utilizar, aunque no en las comunidades más colapsadas: Cataluña y Madrid.