Entre Edirne y Enez, el río Evros recorre 120 kilómetros de sotobosques, lagunas y marismas, que forman la frontera natural entre Grecia y Turquía, por la que deambulan miles de refugiados y migrantes, en la esperanza de acceder por alguna parte a territorio de la Unión Europea.
Grecia ha suspendido por un mes el derecho de los refugiados a solicitar asilo, incumpliendo la legislación internacional y ha anunciado maniobras militares con fuego real alrededor de la isla de Lesbos para dificultar la llegada de migrantes.
"El tratamiento que Grecia depara a los refugiados en sus fronteras y en el Egeo, así como su negativa a cumplir con la protección temporal para sirios es una declaración de guerra a los propios valores de Europa", tuiteó el director de comunicación de la Presidencia turca, Fahrettin Altun.
Guerra de cifras entre Turquía y Grecia
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, por su parte, ha dejado caer que la oleada migratoria está lejos de acabar. "Desde que abrimos nuestras fronteras hay cientos de miles que se dirigen a Europa. Dentro de poco, su número se contará por millones", ha advertido el mandatario
Turquía ha insistido este martes por la mañana en que miles de refugiados y migrantes siguen cruzando la frontera con Grecia, mientras que la Policía griega asegura que la noche ha sido relativamente tranquila y que desde el sábado sólo 25.000 personas han intentado, sin éxito, entrar en el país.
La Policía turca, que permite el paso a los refugiados, impide a la prensa acercarse a la frontera.
En las islas del Egeo, más de 1.000 personas han llegado en los últimos días, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), una cifra por encima de la media de desembarcos durante las últimas semanas.
Ataques a ONGs y urgencia diplomática
En islas como Lesbos se han producido ataques por parte de vecinos a ONGs que atienden a los migrantes, informa Efe, e incluso intentos de que no desembarquen. Un niño murió al volcar el bote en el que se acercaba a la isla de Lesbos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el del Consejo Europeo, Charles Michel, y el del Parlamento Europeo, David Sassoli se han reunido con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, y han sobrevolado en helicóptero la frontera para tener una idea clara de la situación.
“Nuestra primera prioridad es asegurarnos de que se mantenga el orden en la frontera exterior griega“
"Nuestra primera prioridad es asegurarnos de que se mantenga el orden en la frontera exterior griega, que también es una frontera europea", ha declarado Von der Leyen en una comparecencia sin preguntas.
"La situación en nuestras fronteras no es solo una cuestión de Grecia. Es responsabilidad de Europa en su conjunto. Y lo manejaremos de manera ordenada con unidad, solidaridad y determinación", sostuvo.
Por su parte, el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, viaja a Ankara este martes para tratar con altos cargos turcos la situación.
Turquía anunció el viernes que dejaba el paso franco a los migrantes después de que una treintena de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Ankara, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.
De esa forma, Ankara espera presionar a la UE para que aporte más dinero a la atención de los cientos de miles de refugiados sirios que viven en Turquía, en algunos casos desde hace años, y para que apoye su campaña militar en Siria.
Gases griegos y escoltas turcos
El más reciente movimiento migratorio empezó el viernes en el paso fronterizo de Pazarkule, en la propia Edirne, donde aún acampan miles de sirios, iraquíes, afganos y paquistaníes ante la valla fronteriza, pese a las reiteradas cargas de la policía griega, que interviene con gas lacrimógeno.
Pero otros miles se han dispersado por numerosos municipios fronterizos del sur con la esperanza, siempre frustrada, de encontrar una zona menos vigilada por donde pasar a Grecia sin ser detectados.
La propia policía turca alimenta estas ilusiones, a tenor de decenas de testimonios recogidos por Efe, y coches policiales muchas veces acompañan los autobuses de empresas privadas aparentemente alquilados al efecto.
Incluso quienes ya se han hartado de pasar días y noches a la intemperie, sin apenas comida y con bajas temperaturas de invierno, se ven conminados a hacer nuevos intentos en algún punto del río Evros en lugar de volver a las ciudades turcas donde se han construido una modesta existencia en los últimos años.
Continúa el bulo
Pero por las redes sociales en árabe continúa circulando el bulo que inició el movimiento migratorio el viernes de madrugada y que prometía una "frontera abierta", interpretando así el aviso del Gobierno turco de que ya no haría nada por retener a los refugiados.
Continúan llegando autobuses desde Estambul y en las redes sociales incluso se organizan convoyes desde ciudades tan lejanas como Kayseri, en Anatolia central.
“He oído que han abierto la frontera y quiero probar suerte“
"Llevo dos años en Estambul. Pero creo que en Europa se puede vivir mejor. He oído que han abierto la frontera y quiero probar suerte", dice a Efe un refugiado sirio que ha llegado con su esposa y una hija pequeña hoy mismo a Yenikarpuzlu.
A pocos cientos de metros, entre los diques de las marismas, regresan afganos, sirios y africanos caminando cabizbajos y arrastrando pesadas maletas o envolviéndose en mantas que les ha llevado algún vecino.
Una patrulla de la policía confirma que se ha registrado un muerto y una empleada del hospital público de Enez asegura haber visto el ingreso del cadáver en la morgue, si bien la dirección del hospital declina hacer declaraciones al respecto.