Desde que estallaron los casos y contagios de coronavirus en Wuhan (China) el pasado mes de diciembre, esta enfermedad se ha convertido en el foco de atención mundial. Ha paralizado a toda una potencia como China, se ha extendido a países de casi todos los continentes, está afectando a eventos mundiales, desde el Mobile World Congress en Barcelona, el carnaval de Venecia o los próximos Juegos Olímpicos de Tokio, y está perjudicando a la economía, las finanzas, el deporte y la movilidad de millones de personas.
[¿Qué se sabe del coronavirus?]
Ante una información tan abundante y continua sobre contagios, países afectados, cuarentenas, limitaciones a la movilidad, ciudades fantasma y aeropuertos poblados de controles de temperatura, y ahora que afloran los casos en España, es conveniente parar, fijar la atención en los datos existentes sobre la realidad del coronavirus y destacar las siguientes ideas:
1. Muy contagioso, pero no tan letal
A fecha de 1 de marzo, hay más de 3.100 muertos y más de 92.000 contagios en todo el mundo, la mayoría en China. La enfermedad se ha extendido en casi dos meses a decenas de países [ver mapa del coronavirus, lo que demuestra su extraordinaria capacidad de transmisión, pero lo cierto es que no tiene una gran tasa de letalidad, es decir, el coronavirus mata a muy poca gente de la que se contagia.
Parece que el SARS-CoV2 puede transmitirse con bastante facilidad. De momento, la OMS estima que la tasa de contagio (R0) del virus es de 1,4 a 2,5. Esto quiere decir que cada persona infectada puede a su vez infectar a entre 1,4 y 2,5 personas. Para controlar una epidemia, la R0 necesita disminuir por debajo de 1.
En cuanto a la mortalidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que la tasa de letalidad del coronavirus es de entre el 2 y el 4% en Wuhan, y de alrededor del 0,7% fuera de Wuhan.
Sin embargo, los investigadores consideran que aún es demasiado pronto para calcular con precisión su letalidad, en parte debido a que los casos leves no son diagnosticados y no se registran, además de que en ocasiones la enfermedad cursa de manera asintómatica. Esto haría que la cifra se redujera significativamente.
Los datos de Corea del Sur apuntan en esta dirección. Seguramente se trate del indicador más fiable a nivel mundial, ya que el país ha realizado decenas de miles de pruebas entre la población en busca de posibles casos. Este martes 3 de marzo reportaba una tasa de letalidad del 0,54%: se han producido 28 muertes con 5.184 casos detectados.
2. La mayoría de los fallecidos, muy ancianos o con complicaciones
La mayoría de las personas muertas en China por la neumonía provocada por el coronavirus eran gente muy mayor o que presentaba algunas patologías previas. Al igual que la gripe y que otros patógenos, puede contagiar a personas de todas las edades, pero afecta más a personas con una mayor debilidad en su salud y es más grave cuando coincide con otras enfermedades (como el asma, la diabetes o las cardiopatías).
Según datos epidemiológicos y clínicos, este virus ocasiona un cuadro leve en el 80% de las personas, parecido a un catarro común. A los menores de edad parece no afectarles o hacerlo de manera extraordinariamente leve. El grupo de riesgo se sitúa sobre todo en mayores de 70 años, y casi siempre con alguna dolencia asociada.
3. El coronavirus frente a la gripe
El mejor referente que tenemos para medir la mortalidad del coronavirus es la gripe común. Aunque el virus surgido de China está mostrando una rápida capacidad de transmisión, lo cierto es que frente a los aproximadamente 82.440 afectados en todo el mundo y los más de 2.800 fallecidos, la última campaña de gripe en España causó 525.300 casos y 6.300 muertes (un 1,2%, más que el 0,7% de letalidad del coronavirus fuera de España.
Es decir, en un año, la gripe ha causado más casos y muertes en España que el Covid-19 en todo el mundo, según recuerda la investigadora del CSIC Ester Lázaro, experta en biología molecular.
"El coronavirus es completamente distinto a la gripe desde un punto de vista biológico (...) pero en cuanto a la enfermedad es muy similar a la de otros virus respiratorios", ha explicado la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología-CSIC Sonia Zúñiga en Los Desayunos de TVE. "Para la gripe existen vacunas y para este virus, como es nuevo, de momento no, las vacunas aún no existen y los tratamientos antivirales están en fase experimental aún".
Y aunque las medidas de prevención son similares, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, ha recordado que el nuevo coronavirus no debe ser comparado con una gripe común.
4. Pandemia no significa más peligro, sino más extensión geográfica
El dato anterior también es relevante, para afirmar que el alcance del coronavirus también está en relación con la fortaleza de los sistemas sanitarios de cada país.
En los últimos días estamos viendo importantes focos de contagio fuera de China, en Japón, Corea del Sur, en Irán y en Italia. El coronavirus ya ha llegado a otros tres países de Oriente Medio: Kuwait, Omán, Israel, Líbano o Baréin. La estrategia de contención intentada en China con las cuarentenas no ha funcionado como se preveía, y por eso la OMS ha afirmado que, aunque no puede llevar a hablar de pandemia, sí "es momento para prepararse para ella".
Y ahí está la cuestión, es pura semántica: una epidemia es una enfermedad que se propaga por un país durante un tiempo, mientras que una pandemia se extiende a múltiples países.
La Organización Mundial de la Salud ha advertidoque el riesgo de expansión del nuevo coronavirus Covid-19 a nivel global es "muy elevado". Sin embargo, el director ejecutivo de la OMS, Michael J. Ryan, ha admitido esto no es "para alarmar a la gente", sino para "lograr que los países entiendan que está en su control contener el virus".
5. Las mascarillas no son la panacea: el virus no viaja por el aire
Las mascarillas son cada vez más habituales no solo en las calles de los países afectados, sino también en los aeropuertos, los centros comerciales y otros lugares públicos, incluso en medio del campo y en sitios donde, al no haber gente, el virus no circula, por lo que son completamente inútiles.
El mercadeo de las mascarillas está incrementando el precio de estos productos de una manera disparatada y haciendo que se agoten en las farmacias, lo que además está poniendo en riesgo de desabastecimiento a los hospitales, donde sí es obligatorio entrar con mascarillas. Puestos a tomar medidas higiénicas, lavarse las manos a menudo con jabón o geles desinfectantes y taparse al toser o estornudar es más eficaz.
Ante esta situación, la OMS ha salido al paso para desmentir algunos temores, rumores y bulos. Uno de ellos es que el coronavirus no se propaga a grandes distancias a través del aire.
Se propaga a través de las gotículas que se generan cuando una persona infectada tose o estornuda, o a través de gotículas de saliva o de secreciones de la nariz, pero "estas gotículas son demasiado pesadas para propagarse a grandes distancias", ha dicho el organismo de Naciones Unidas en un documento, para desmentir también que el virus pueda llegar hasta ocho metros de distancia de una persona que tose o estornuda, ya que se ha puesto que las gotículas respiratorias llegan hasta un metro de distancia.
Del mismo modo, advierte la OMS, las mascarillas no se pueden reutilizar, ya que cuando se ha estado en contacto próximo con una persona infectada por el nuevo coronavirus o por otra infección respiratoria, la parte frontal de la mascarilla utilizada está contaminada.