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Oscar 2020

Érase una vez nueve buenas películas

GERARDO SÁNCHEZ (DÍAS DE CINE)
11 min.

Hace unos cuantos años que no recuerdo una edición de los Oscar en la que no me chirríase algún título, alguna película que me hiciese exclamar ¿pero... esto que es? ¿Cómo puede esta película estar compitiendo a mejor película? Esto me pasó e hiperventilé lo mío con Black Panther, que sí, que estaba muy bien y entretenida, pero ¿candidata a mejor película? Por favor… Pero bueno, a fin de cuentas, los Oscar siempre dan que hablar y para criticar, dando una de cal y una de arena con sus grandes agravios y olvidos.

Exorcizados mis demonios… vamos a lo que toca, lo mejor de este año, en el que hay películas que me apasionan y otras que me gustan mucho. No tengo ninguna entre las candidatas que me resulte una intrusa y mucho menos irrelevante.

Podríamos pensar si hubiera habido alguna otra que hubiera podido estar allí. Cierto, pero las que están son estupendas. Vamos a ello pues, sin atreverme a hacer una apuesta sobre ninguna, pues a todas les encuentro motivos suficientes para que les voten quienes han de hacerlo, que no soy yo.

Lucha de clases

Candidata como mejor película y mejor película internacional, Parásitos, la película de Bong Joon-ho lo ha ganado todo desde su presentación en el pasado Festival De Cannes, incluido el premio Días de Cine a mejor película internacional 2019.

Retomando el discurso de Snowpiecer en lo que tenía de metáfora social, Parásitos va mucho más allá, en su mezcla de géneros y en su alambicada trama, que por otro lado está muy clara, para hacer que el espectador se pregunte quienes son los parásitos en su película, la familia de clase alta altísima, o la de clase baja bajísima.

'Parásitos'

Parásitos podría ganar sus dos premios, pero tiene serias candidatas que le disputan el Oscar. Si yo me dejo llevar por las sensaciones, diré que la película de las candidatas que más me ha impactado en 2019 ha sido Joker, ese retruécano de Todd Philips al universo de los superhéroes, para despojarlo desde el minuto uno de cualquier relación con ese universo para contar una historia que tiene mucho más que ver con Taxi Driver o El rey de la comedia, pero también con Network, que con cualquier película de Batman, incluida la excelente El caballero oscuro.

En cierto modo, y siendo totalmente distinto el planteamiento, Joker es, al igual que Parásitos, una metáfora social, que en este caso cuenta con una coautoría excepcional, la de Joaquin Phoenix, y no es que yo lo diga, sino que lo lleva diciendo desde su estreno el director Todd Philips.

Lo bueno de Joker es que ha conseguido llevar al cine a millones de espectadores que jamás hubieran ido a ver una película como esta, si no se llamase Joker, y es verdad hubo familias con niños que se salían del cine tras haber entrado a ver la película que en cualquier caso hubieran debido querer ir a ver.

Yo si sabía, más o menos, lo que iba a ver, y aun así, quedé conmocionado. No voy a entrar en detalles, salvo abundar en ese no sombrío setentero, y remarcar la fabulosa banda sonora, por un lado, las canciones, desde Frank Sinatra a Gary Glitter, y por otro, al "Ost" de Hildur Guonadottir, la compositora islandesa, autora también de la inquietante y fabulosa banda sonroa de la serie de TVV Chernobyl. Desde que vi Joker he estado varias veces tentado de comprarme un disfraz. Pero claro, también tendría que comprarme una peluca.

¿Qué puedo decir de Érase una vez en Hollywood que no sea un tópico? Y soy de los rendidos a la causa desde el primer minuto de la película. Y soy tarantiniano hasta la médula. La película es su particular “la noche americana”, o sea, su evocación de su cinefilia cuando se forjó, en este caso en 1969 en un Los Angeles luminoso en el que se cruzan Polanski y Sharon Tate con un actor y su doble, y algo más.

Sharon Tate es Margot Robbie, el actor de televisión de series de segunda es Rick Dalton, Leonardo Di Caprio y Cliff Booth, Brad Pitt, es su doble, además de algunas cosas más.

'Érase una vez en Hollywood'

A Tarantino le gusta reescribir la historia según le hubiera gustado que pasasen las cosas, y vaya si lo hace (y no digo más), además de ofrecernos un retrato de su infancia a través del mundillo de la televisión los westerns de serie B en Italia, y la presencia magnética de Sharon Tate en aquel verano de 1969, Una banda sonora fabulosa, en la que incluye el “Bring a Little lovin" de Los Bravos que completan una película que, para mí, fue un absoluto goce.

Dos de las nominadas a mejor película este año provienen de Netflix, y las dos son igualmente estupendas. Pienso que hubiera sido si no se hubieran hecho El irlandés e Historia de un matrimonio y me entra cierta desazón, pero se hicieron, y se pudieron ver. Voy primero con Scorsese.

Me gusta mucho El irlandés, fui a verla al cine, y pasé un calor insoportable en una sala atestada en la que la gente entraba con enormes paquetones de palomitas interrumpiendo los primeros minutos y mirando el móvil. Deprimente. Pero su estreno fue un pequeño “suceso”, o grande.

'El irlandés'

A pesar del calor, y su longitud, la película me gustó mucho, y no presté mayor atención al rejuvenecimiento facial de los actores que tanto parecía haber preocupado a otros. Leí mucho a mucha gente que venían a decir algo así como que era la Obra Cumbre de Martin Scorsese y una especie de El Padrino.

Lamento estar en desacuerdo. Que la película me gustase mucho no quita que la vea a años luz de, por ejemplo, Goodfellas o Toro salvaje. Pero una película como El irlandés, de Martin Scorsese es mucha película, en cualquier caso.

Un tanto crepuscular, probablemente, en la que los mafiosos de antaño ahora miran su vida con el retrovisor. Excelente, para variar, banda sonora, y fotografía. Por cierto, me sorprendió escuchar en un momento la música de La condesa descalza. Seguro que Scorsese la usó con fundamento. Si un día me le encuentro, le preguntaré el porqué.

Historia de un matrimonio la firma Noah Baumbach, el director de, por ejemplo, Una historia de Brooklyn, con la que tiene mucho en común, por lo que tiene de relato de la ruptura de una pareja y el desamor.

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Adam Driver y Scarlett Johansson dan vida a ese matrimonio cuya historia nos cuenta la historia, mientras se viene abajo. Diálogos y situaciones descarnadas, cotidianeidad de esa que no queremos en nuestras vidas, pero real como la vida misma, abogados marrulleros de por medio, y la vida y nada más, en suma, para una película que tiene ecos de Rossellini y Bergman que nos atrapa por su autenticidad.

Las dos guerras mundiales en el centro

Las dos guerras mundiales, con sus variantes, son el Mcguffin de dos estupendas películas candidatas, de las ultimas en estrenarse entre nosotros, por cierto.

Vayamos cronológicamente. 1917 sería igualmente una fabulosa película por lo que cuenta, independientemente de que de lo que más se habla es de cómo lo cuenta, o sea, ese plano secuencia, supuesto, en el que todo sucede ante la cámara de Sam Mendes. Inspirada, y dedicada, a su abuelo, el director consigue que nos olvidemos de esa cámara virtuosa que rueda cosas imposibles para centrarnos en la peripecia de esos soldados en una misión imposible en plena primera guerra mundial.

Ante nuestros ojos se suceden escenas de supervivencia, de terror, de miedo y de angustia, el horror de los campos de batalla arrasados, pero también los bosques y los pájaros, el fuego y las bombas, lo mejor y lo peor de la condición humana en una guerra que, como todas, es irracional.

'1917'

Mendes consigue que nos olvidemos de si los soldados son británicos, que lo son, o si son alemanes, para que entendamos que da igual de que nacionalidad sean, porque, recordando a Erich Maria Remarke en Sin novedad en el frente, esos soldados (que en el libro y la película original eran alemanes no conocían de la vida a sus 18 años, “más que el dolor, la desesperación y la muerte”. Lo dicho: Peliculón.

Y peliculón es Jojo Rabbit, la película de Taika Waititi, ese director neozelandés de Lo que hacemos en las sombras o The hunt of the wilderpeople y también de esos dos últimos capítulos de la serie The mandalorian.

La película, a la que algunas personas han atacado por su supuesta banalización del nazismo y el Holocausto, no es tal ni mucho menos, al contrario, es un retrato del nazismo y el Holocausto, solo que visto a través de los ojos de un niño, y dicho de paso, no se parece nada a La vida es bella o El niño del pijama de rayas.

En Jojo Rabbit, el director nos deja claro desde el comienzo sus intenciones, aunque quizás haya que saber leer: Taika Waititi utiliza la versión en alemán que grabaron los Beatles de “I wanna hold your hand” para ilustrar de forma satírica la histeria colectiva desatada en torno a Adolf Hitler por parte de aquellos que años después negarían saber lo que ocurrió en Alemania.

'Jojo Rabbit'

Que la película adopte un tono de cuento a lo Wes Anderson en su puesta en escena, en principio, no desmerece nada la historia de ese niño que es hitleriano hasta la médula, aunque sea despreciado por sus seguidores infantiles. Su madre, una excelente Scarlett Johnansson, le anima, aunque no es lo que parece.

La aparición de una niña judía refugiada en su casa, escondida por su madre, pone a prueba el “hitlerianismo” de Jojo, y unos pocos planos dicen tanto de horror nazi como ese en el que Jo Jo descubre lo que ha sido de su madre.

Y no digo más, que luego dicen que es un spoiler. Y si la película comienza con ese “Komm, gib mir deine Hand”, acaba con "Heroes" de David Bowie. Las dos películas que me queda por repasar son las que en otros años hubiera considerado “menores”. Pero para nada.

Mujercitas era la nueva versión que ofrecía Greta Gerwig del clásico de Louise May Alcott, y he de reconocer que antes de verla tenía cierta pereza, más que por la historia en si, llevada ya varias veces a la pantalla por, entre otros, George Cukor o Mervin le Roy, por esa leyenda que la rodeaba de versión hecha por una mujer con un punto de vista feminista.

Aclaro antes de seguir que eso no debería ser un problema, pero para mi gusto a la gran Greta Gerwig le vino un poco grande las expectativas creadas en su momento en torno a Lady Bird, una buena película, pero no una excelente película, la hiciera una mujer o un hombre.

Pero debo reconocer que, comenzada a ver Mujercitas, me atrapa enseguida, y me encuentro viendo una gran película, muy bien rodada e interpretada, esta vez sí, una gran película, dirigida por una mujer, pero a la que no le hace falta eso para ser una gran película.

Muy bien interpretada, en la película encuentro detalles de esos que me hacen pensar: aquí hay alguien con talento detrás de las cámaras. Y es una historia de ayer, de hoy y de mañana.

He dejado para el final la película que supuestamente debiera ser menor, Ford vs Ferrari, o entre nosotros, Le Mans 66, una trepidante película con el mundo de las carreras de coches de fondo, dirigida por James Mangold y con Matt Damond y Christian Bale de protagonistas.

Con una excelente Catriona Balfe como esa mujer Hawksiana en esta película Hauwksiana como hace mucho tiempo que no veíamos, una historia de carreras, profesionalidad y amistad, excelentemente rodada y montada, y con eso que han de tener las buenas películas: alma. Yo la vi pegado a la butaca y no daba crédito de estar viendo una película tan buena de esas que te reconfortan con el hecho de ir al cine.

'Le Mans 66'

Dicho todo lo anterior, podría ganar Parásitos si la Academia se quiere dar un baño de modernidad. Jojo Rabbit si se deja lleva por el lobby judío, si es que tal cosa existe. 1917 si se deja llevar por el clasicismo moderno y las historias de siempre.

Érase una vez en Hollywood si triunfa la idea de que el cine y la pasión por el cine están por encima de cualquier otra cosa. Joker si la Academia quiere mirar al futuro sin dejar de ver al pasado, Mujercitas si quiere premiar a una mujer y a una historia de mujeres con fundamento, y Ford vs Ferrari si quiere premiar una historia de superación, de retos, de fuerza y determinación, una especie de sueño americano bigger than life.

Y si la Academia quisiera sentar las bases una hermosa amistad con las nuevas formas de ver cine, podría bien premiar a El irlandés, Scorsese es Scorsese, o a Historia de un matrimonio.

A fin de cuentas, Kramer contra Kramer, con la que tiene mucho en común, y que ya ganó en 1979 cinco Oscar. Si yo tuviera que votar, dudaría entre Joker, Érase una vez en Hollywood y Ford vs Ferrari, pero las otras películas me gustan muchísimo también.

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