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La encrucijada de los familiares al querer denunciar un caso de violencia de género

ROCÍO GIL GRANDE
8 min.

Denunciar es clave para poner en marcha la maquinaria de protección a las víctimas de violencia de género. Policía, jueces y las instituciones del Estado ponen el foco en esta cuestión y en la importancia de que el entorno de las mujeres maltratadas se involucren en el proceso. Pero la realidad es que solo entre el 5% y el 7% de las denuncias parten por parte de allegados de la mujer. Unos allegados que en ocasiones se encuentran en un brete cuando por determinadas circunstancias las asociaciones de víctimas les recomiendan que no lo hagan o esperen.

Todos los involucrados en el proceso de protección a las mujeres coinciden en la importancia del apoyo emocional y del asesoramiento profesional y jurídico para cada caso específico para que, en caso de denunciar, el proceso se haga con las mayores garantías para la seguridad. Pero las asociaciones inciden más en el peligro que puede ser para una víctima según su tipo de caso.

Cada mañana pensábamos en denunciar pero nos dijeron que no serviría si ella se ponía del lado del maltratador

“Mi madre llamaba una y otra vez a la asociación de víctimas de violencia de género a ver qué podíamos hacer por mi hermana. Cada mañana, nos levantábamos con la idea de denunciar, pero nos decían que si ella se ponía del lado del maltratador, no serviría para nada”.

Marta (nombre ficticio) y su madre nunca llegaron a interponer denuncia en el más de año y medio que su familiar sufrió malos tratos físicos -los psicológicos empezaron mucho antes-. Se habían enterado del sufrimiento de la hermana de Marta un día en el que la agresión no se pudo ocultar, y el primer impulso fue actuar por su cuenta. La primera llamada fue al 016, el teléfono de atención de víctimas de violencia de género. Precisamente ahí fue donde les recomendaron asesorarse bien antes de ir a denunciar y acudir a alguna asociación siempre y cuando no hubiera riesgo de peligro inminente.

Cuando la víctima no quiere denunciar

Cuando lo hicieron, el consejo fue el de apoyar a la víctima y no dejarla sola, pero no denunciar por su cuenta. Porque la hermana de Marta no quería denunciar y no se sentía preparada para abandonar al agresor, algo frecuente cuando ha habido maltrato psicológico previo y cuando hay una dependencia emocional e, incluso, económica.

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Las mujeres tardan de media ocho años en atreverse a denunciar, según el Observatorio de la Violencia de Género. El principal motivo por el que no lo hacen es por miedo a la reacción de su agresor. Porque, cuando existe una denuncia, venga de quien venga, la Policía debe localizar al acusado y tomarle declaración. A la hermana de Marta su marido la había amenazado coaccionándole para que no contara los malos tratos a nadie y la familia tuvo miedo de denunciar la situación.

Asociaciones: Si la mujer no confirma lo denunciado, los familiares quedan fuera de juego

La ley permite a la mujer no declarar en contra de su pareja. “Si la víctima no confirma lo denunciado, el caso decae. Entonces, el familiar que ha presentado la denuncia queda fuera de juego y ella sigue viviendo con un maltratador que podría enfadarse o a saber dónde podría llegar”, explica a RTVE.es Gregorio Gómez, secretario general de la asociación Alma contra la violencia de género. Opina lo mismo Carmen Benito, de la Asociación Mujeres Unidas contra el Maltrato (MUM): “Esas personas -sus familiares- quedan descartadas totalmente de la vida de esa mujer” si no está decidida a denunciar. Ella opina que hay que denunciar "cuando se puede", pero que en ocasiones hacerlo puede aumentar el peligro.

La Policía anima a poner en conocimiento los hechos para prevenir

“Puedo entender que a los familiares les hayan dicho que no denuncien por temor, pero lo cierto es que sin denuncia, no empieza todo el engranaje judicial, no se va a conceder una orden de protección ni que las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la mujer se activen”, expone a RTVE.es Elena Palacios, inspectora jefa de la Policía Nacional y miembro de la unidad central de atención a la familia y a la mujer.

Policía: En el momento en que figura como víctima podemos adoptar medidas

Anima a víctimas y familiares a acudir a la Policía a poner en conocimiento los hechos, algo que no implica necesariamente denunciar, porque pueden recibir protección inmediata. “En ese momento ya figura como víctima, sabemos que existe y se pueden adoptar medidas. Y si dentro de un mes vuelve a denunciar, ya podemos acreditar que teníamos conocimientos de hechos previos”, expone -uno de los temores de las víctimas es que tomen la suya por una denuncia falsa si han llevado el maltrato en silencio-. Palacios insiste: “No hay que poner paños calientes y esperar a mañana porque mañana puede ser tarde”.

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En el momento en que se pone en conocimiento el maltrato, el sistema VioGen de la Policía evalúa el grado de riesgo que tienen las mujeres. “Cuando tenemos los datos, los testigos, los informes periciales, partes de lesiones… el sistema hace una valoración del riesgo -no apreciado, bajo, medio, alto y extremo- y para cada caso se aplican unas medidas concretas que pueden ir hasta una protección 24 horas al día”, explica la policía.

La clave: no estar sola y contar con asesoramiento

Pasar del miedo al empoderamiento es una de las claves en las que coinciden todos los profesionales que trabajan con las mujeres. Palacios destaca lo diferente que es una situación cuando la mujer acude a denunciar sintiéndose “fuerte, empoderada y ve que tiene sus problemas más o menos controlados, sus circunstancias y la de sus hijos”, a otra en la que acude presionada, indecisa o si denuncia la familia. Y concede que es “respetable” que una mujer considere que todavía no ha llegado a ese momento para denunciar.

Por eso, a lo largo de todo el proceso la familia, amigos y el entorno son clave. Poner en conocimiento de la situación no solo a los más cercanos, sino dejar constancia en el trabajo, en el colegio de los niños… puede ayudar a aumentar la seguridad involucrando a los demás en la protección, destaca la policía.

"Solo se va a juzgar lo que se pone en el papel"

Finalmente, si se opta por denuncia, además de apoyo psicológico resulta fundamental el asesoramiento judicial. “Que contacte con un abogado y un psicólogo especializados en violencia de género y que le asesoren judicialmente, porque solo se va a juzgar lo que se pone en el papel”, incide Benito, de la Asociación MUM.

“En una denuncia, el relato de la violencia tiene que estar pormenorizado, hay que aislar los actos de violencia constitutivos de infracción penal, algo que en ocasiones es complicado cuando se trata de acoso u hostigamiento. Es complicado porque las agresiones se dan a lo largo del tiempo con alguien que es tu pareja y no las vas apuntando en un diario”, expone María Ángeles Jaime de Pablo, presidenta de la Asociación Mujeres Juristas Themis, que coincide en la importancia de que la mujer conozca “las claves de un proceso penal, qué es delito y qué no”. Coincide con él Gregorio Gómez, de Alma, que advierte de que "cuando una denuncia es sobreseida o no se demuestra, las mujeres pueden quedar muy indefensas".

Un sistema imperfecto pero necesario

La hermana de Marta finalmente decidió denunciar. Habían pasado meses en los que las agresiones habían ido a más y temió por la situación de sus hijas. Contó con su familia, con las asociaciones, y acudió a la policía. El juicio por violencia de género aún no ha terminado después de un año en el que, una vez por semana, tiene que entregar a los dos pequeñas a su maltratador en régimen de visitas. Algo que está pendiente de cambiar con la aplicación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

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11 de las 52 mujeres asesinadas este año había denunciado

Hay fallos evidentes en el sistema. Lo reconocen los policías, que se quejan de falta de recursos. También los jueces, que están desbordados y solo se han puesto en marcha un 25% de las medidas del Pacto de Estado. Los datos reflejan, además, que aún queda mucho por hacer: 11 de las 52 mujeres asesinadas en lo que va de año -la última este mismo lunes en Tenerife- habían denunciado a su agresor y no lograron la protección adecuada.

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Pero el sistema está en marcha.“Incluso ante una agresión aislada de la que podamos tener pruebas, de forma inmediata, en un plazo de 72 horas, se puede obtener una sentencia condenatoria que implique al instante una orden de alejamiento”, incide De Pablo. En 2018 las condenas por violencia de género marcaron un nuevo récord histórico, el 70% de las denuncias presentadas.

“Es posible cambiar, en casi todos los casos la mujer pasa de víctima a superviviente y ellas tienen la capacidad de resiliencia, pero para ello es fundamental el apoyo y el asesoramiento”, concluye la juez. Palacios también insiste en animar a las mujeres y sus familiares a “confiar en la Policía” y en el resto de profesionales del Estado y organizaciones que trabajan coordinados para protegerlas.

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