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Las claves del nuevo acuerdo del 'Brexit': controles en el mar de Irlanda para esquivar una frontera dura

  • El nuevo pacto entre la UE y Reino Unido mantiene las normas comunitarias para los bienes en Irlanda del Norte

  • Respecto a la relación futura, Londres prefiere un acuerdo de libre comercio y no una unión aduanera

DANIEL FLORES
6 min.

El nuevo acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea para llevar a cabo un Brexit ordenado modifica fundamentalmente dos aspectos respecto al pacto sellado por Bruselas en noviembre del año pasado con la entonces primera ministra Theresa May, a saber: el encaje de Irlanda del Norte para evitar una frontera dura con la República de Irlanda, donde se ha eliminado la controvertida salvaguarda, y la declaración política sobre la futura relación, donde se apunta a un acuerdo de libre comercio.

Esas modificaciones se han concretado en un protocolo que será incluido en el Acuerdo de Retirada (.pdf, en inglés), para su ratificación tanto por parte de los Veintisete como, sobre todo, por parte del Parlamento de Londres, donde no está garantizada una mayoría. Estos son los aspectos clave del acuerdo:

El encaje de Irlanda del Norte

La frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, la única terrestre entre Reino Unido y la Unión Europea, introduce un complejo problema en la resolución del Brexit, ya que el establecimiento de controles fronterizos provocaría, con toda probabilidad, un resurgimiento de la violencia sectaria entre católicos y protestantes, dos décadas después de los Acuerdos de Viernes Santo, que, precisamente, borraron de facto esa raya.

El backstop o salvaguarda establecido en el primer acuerdo consistía, a grandes rasgos, en mantener a Irlanda del Norte en el mercado único europeodurante el período transitorio y hasta que se arbitrará la nueva relación entre Londres y Bruselas, algo inaceptable para los unionistas norirlandeses y para los brexiteers más acérrimos.

Ahora, el protocolo acordado establece que Irlanda del Norte saldrá del espacio aduanero europeo y formará parte del área aduanera británica, lo que permite que se beneficie de cualquier acuerdo comercial con terceros países que Reino Unido firme cuando salga de la Unión Europea. Sin embargo, permanecerá alineada con las normas comunitarias en el comercio de bienes, así como en otros aspectos del mercado único, como los controles fitosanitarios o el IVA.

La Unión Europea y el Gobierno de Reino Unido que encabeza Boris Johnson han cerrado un acuerdo para llevar a cabo un Brexit ordenado, justo a tiempo para que los líderes europeos lo revisen este jueves en la cumbre que celebran en Bruselas, si bien su entrada en vigor todavía depende de que el Parlamento de Westminster lo apruebe en una sesión extraordinaria el próximo sábado.

El control de mercancías, en el mar de Irlanda

De esta forma, los bienes que vayan de Reino Unido a Irlanda del Norte no pagarán aranceles, salvo que "un bien sea susceptible de posteriormente ser trasladado a la Unión, ya sea como tal o formando parte del procesamiento de otro bien", reza el protocolo. Los controles para ello se realizarán en los puertos y aeropuertos de la región autónoma, no en la frontera de la República de Irlanda, lo que evita la frontera dura en la isla y equivale a trasladarla, virtualmente, al mar de Irlanda.

Esos controles estarán a cargo de las autoridades británicas, lo que implica que la Unión Europea cede el manejo de una de las puertas de entrada a su mercado único a un país tercero, si bien contarán con supervisión europea. La medida, en cualquier caso, no está exenta de riesgos, como ha reconocido el negociador europeo, Michel Barnier: "Es una medida excepcional, para una situación excepcional", ha señalado, admitiendo que "existe la posibilidad que haya bienes que lleguen a Gran Bretaña o Irlanda del Norte de países terceros y que no se queden en el territorio aduanero de Reino Unido, sino que pasen al mercado común".

Un comité conjunto evaluará esos riesgos para intentar mitigar su impacto, según ha explicado Barnier. En cuanto a los bienes procedentes de países terceros que lleguen a Irlanda del Norte, pagarán los aranceles que fije Reino Unido.

Compensar el IVA a ambos lados de la frontera irlandesa

El protocolo establece que Irlanda del Norte forma parte, a efectos impositivos, de Reino Unido, aunque se mantiene la normativa del Impuesto del Valor Añadido (IVA) respecto a los bienes en el territorio de Irlanda del Norte, para no desproteger el mercado único, donde el IVA es uno de los pocos impuestos que están reglados a nivel comunitario, con tramos fijados en Bruselas sobre los que luego los países establecen sus tipos.

Asimismo, se acuerda que Londres "aplique a los bienes sujetos al IVA en Irlanda del Norte las exenciones y tipos reducidos que sean aplicables en Irlanda", con el fin de no descompensar los precios de los productos a uno y otro lado de la frontera.

Michel Barnier ha insistido en que es un sistema "coherente" de compensación, pero es una de las razones que los unionistas irlandeses esgrimen para rechazar el acuerdo, ya que, una vez más, tendrían normas diferentes a las del resto de Reino Unido, quedando alineados con el resto de Irlanda, lo que se percibe como el primer paso hacia la unión con el resto de la isla.

Barnier anuncia un acuerdo con el Reino Unido para una "salida ordenada" de la Unión Europea

La ratificación del Parlamento de Stormont

Si, a pesar de las reticencias, el acuerdo sale adelante, Reino Unido saldría de la Unión Europea el 31 de octubre, el acuerdo entraría en vigor el 1 de noviembre y estaría vigente hasta el final del período transitorio, que está previsto que acabe el 31 de diciembre de 2020, aunque se puede prolongar uno o dos años más, según ha recordado este jueves Michel Barnier.

Sin embargo, el arreglo aduanero para Irlanda del Norte deberá ser ratificado por el Parlamento de Belfast pasados cuatro años de su entrada en vigor, esto es, el 1 de noviembre de 2023. Si decidiera, por mayoría simple, prorrogarlo, tendría que ser ratificado de nuevo cuatro años después, y así sucesivamente. Si, por el contrario, lo rechazara, habría un período transitorio de dos años hasta suprimir los disposiciones del pacto aduanero.

Este mecanismo, bautizado como "consentimiento", es quizás el que mayores reticencias despierta entre los unionistas norirlandeses, ya que el primer ministro británico, Boris Johnson, había propuesto inicialmente que la Asamblea de Stormont lo votará antes de entrar en vigor, pero Bruselas prefiere no dejar todo el acuerdo en manos de un parlamento que no ha sido capaz de acordar un gobierno entre protestantes y católicos desde enero de 2017.

La relación futura: hacia un acuerdo de libre comercio

Además del protocolo sobre Irlanda del Norte e Irlanda, el nuevo acuerdo también comprende la modificación de la declaración política que acompañará al Acuerdo de Retirada y que debe sentar las líneas básicas sobre la relación futura que Reino Unido quiere establecer con la Unión Europea, para ser negociada durante el período transitorio.

En este aspecto es donde se aprecia la voluntad de Boris Johnson de privilegiar los acuerdos con otros actores internacionales antes que con los Veintisiete: en lugar de aspirar a una unión aduanera, que recuperaría en gran parte el mercado común, Johnson ha optado por un acuerdo de libre comercio, que le deje manos libres para cerrar acuerdos con países terceros.

Así, Michel Barnier ha recalcado que el primer ministro británico ha hecho una "elección clara" y ha señalado que "cualquier otra opción, como la de un territorio aduanero común, se ha descartado".

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