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Juicio del 'procés'

El 'procés' en el extranjero, un intento de internacionalización

FERNANDO MARTÍNEZ (RNE)
6 min.

Para que Cataluña pudiera hacer efectiva su independencia, el reconocimiento en el exterior era clave. Muchos de los esfuerzos de la Generalitat y del entonces conseller Raúl Romeva iban en esa dirección. Pero más allá de la aprobación de grupos políticos, en su mayoría nacionalistas o euroescépticos, el 'procés' no ha obtenido la respuesta internacional que esperaba, aunque ha influido directamente en la política de países como Bélgica o Alemania.

Antes del 1 de octubre de 2017, la repercusión que tuvo la crisis catalana más allá de nuestras fronteras se ceñía a la Diada y la reivindicación independentista, con menciones en los medios de comunicación, pero apenas referencias de los mandatarios internacionales.

Los principales jefes de Estado y de Gobierno extranjeros, preguntados normalmente por la prensa española al respecto, se referían a esta cuestión como un asunto interno y pedían diálogo para superar cualquier disputa. La más cercana al 1-O fue la de Donald Trump, cuando el 27 de septiembre recibió a Rajoy en la Casa Blanca.

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Fue la última mención oficial a Cataluña desde el extranjero hasta el 1 de octubre. De aquella jornada la imagen que dio la vuelta al mundo en televisiones y periódicos fue la intervención policial para impedir la votación.

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El 1-O internacionaliza la crisis

No sólo los medios internacionales reaccionaron a lo que estaba sucediendo. En especial en Europa, las redes sociales fueron el principal vehículo de comunicación de políticos y dirigentes.

La presidenta de Escocia, líder del independentista SNP, fue de las primeras. Nicola Sturgeon expresaba su "creciente preocupación" por lo que sucedía en Cataluña y pedía una "condena" independientemente de ideologías, a la vez que instaba a "España a cambiar de rumbo" antes de que hubiera heridos graves. "Dejen votar a la gente pacíficamente", añadía.

El primer ministro belga, Charles Michel, condenaba "todo tipo de violencia" e instaba al "diálogo político". El entonces ministro de Exteriores alemán Sigmar Gabriel, pedía detener la "espiral de escalación" y un "diálogo urgente" entre las partes, mientras que el británico Boris Johnson expresaba la importancia de que "la constitución española sea respetada", a la vez que subrayaba que España es un "aliado cercano y buen amigo, cuya fortaleza y unidad importa al Reino Unido".

El 2 de octubre, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, hablaba con Rajoy y le pedía "encontrar formas para evitar una posterior escalación y el uso de la fuerza".

El debate se instala en Europa en torno a Cataluña. La cuestión es tratada en el Parlamento Europeo en una sesión extraordinaria el 4 de octubre, en el que socialistas, populares y liberales están de acuerdo en que la ley debe imperar, aunque también reclaman diálogo. La izquierda europea y los verdes reclamaban mediación desde la UE.

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El Presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, rechaza asumir el papel de mediador porque considera que puede causar un "trastorno considerable" en la UE, y explicaba porqué no quiere la independencia de Cataluña.

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Tras las imágenes emitidas, el gobierno alemán dice que no quiere comentar tras el 1-O los "dispositivos policiales" de otros países, y considera que Angela Merkel no debe tener un papel de mediación. La canciller cierra filas con uno de sus aliados más cercanos en Europa.

Cataluña declara la independencia

La declaración unilateral de independencia de CataluñaEstados Unidos, Alemania, Reino Unido o Francia son tajantes en reivindicar la unidad de España.

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La ONU tampoco reconoce a Cataluña como estado. Rusia recibe acusaciones de estar detrás del soberanismo catalán. El presidente Vladimir Putin tampoco reconoce a Cataluña, aunque destaca de su declaración de independencia que es consecuencia de que la comunidad internacional reconociera independencias como la de Kosovo en 2008, y que fue un punto de inflexión en la política exterior de Moscú.

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Pero sí hay declaraciones de apoyo. Letonia ha expresado su respaldo al 'procés', el parlamento de Estonia consagró un grupo de amistad con Cataluña, y en Lituania las encuestas señalan que una mayoría de los ciudadanos respaldarían una Declaración Unilateral de Independencia. Los parlamentos de Suiza y Dinamarca aprobaron mociones apelando a una solución democrática y negociada en la crisis de Cataluña. También en las cámaras de Suecia y Finlandia se han creado grupos de apoyo al proceso soberanista catalán. Del Reino Unido, el respaldo ha llegado de los independentistas norirlandeses y escoceses. Y más patente es el respaldo de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) de Bélgica.

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Puigdemont en Bélgica y en Alemania

Cuando el ex president huye a Bélgica, su llegada supone una auténtica controversia política en un país donde el nacionalismo separatista flamenco tiene fuerza. Mientras Carles Puigdemont participa en actos del nacionalista N-VA, el ministro de exteriores belga debe comparecer en el parlamento de su país para explicar las relaciones con España.

Con él están también en Bruselas los ex consejeros Antoni Comín, Lluís Puig i Godi y Meritxell Serret. La portavoz del grupo parlamentario Junts pel Sí Marta Rovira y de la CUP Anna Gabriel huyen a Suiza. Y en Escocia está la ex consejera Clara Ponsatí.

Debido al debate y las dudas sobre la euroorden de detención, que España retira, Puigdemont viaja por Europa. Está en Finlandia cuando España decide reactivar la euroorden, y el ex president es interceptado cuando cruza la frontera entre Dinamarca y Alemania, y es encarcelado de forma provisional en Neumünster, en el estado de Schleswig-Holstein.

Carles Puigdemont, detenido en Alemania

Allí Puigdemont recibirá la visita de líderes de la izquierda de Alemania, así como del fundador de Alternativa para Alemania, Bernd Lücke, quien abandonó la formación tras ser obligado a dejar la presidencia del partido para pasar de ser euroescéptico a ser de ultraderecha.

Mientras valora si se permite la extradición a España de Puigdemont, la justicia alemana pone en libertad provisional al ex president, que traslada su residencia temporal a Berlín. Saltan las primeras ampollas de la justicia española con la alemana, que empeoran cuando la ministra federal de justicia, Katerina Barley, dice que la excarcelación de Puigdemont "es correcta". Berlín lo califica como "un malentendido" que el ministerio federal de Justicia matiza.

El gobierno alemán se mantiene completamente al margen, hasta que el Tribunal Superior de Schleswig concluye que permite la extradición de Puigdemont, pero sólo para que sea juzgado por malversación de fondos públicos, pero no por rebelión. Tras desistir España, el ex president queda en libertad y vuelve a su residencia en Waterloo.

La via eslovena

El proceso catalán ha tenido un último episiodio, y ha sido cuando el presidente Quim Torra pidió en un acto imitar a Eslovenia, en su independencia de Yugoslavia en 1991, tras una guerra que dejó 60 muertos y 300 heridos. A pesar de las simpatías con las que cuenta Cataluña en ese país, incluidos muchos de sus dirigentes políticos, el gobierno de Liubliana preferiría que lo dejaran al margen.

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